Málaga

El Ayuntamiento pide a dueños de pinares privados que fumiguen contra la procesionaria

  • El Ayuntamiento ha tratado las zonas municipales para prevenir la plaga

  • Esta es la época en la que eclosionan los nidos

Fumigación contra la procesionaria.

Fumigación contra la procesionaria. / M. H.

“Pedimos colaboración a los propietarios de pinares privados para que fumiguen porque si no, [la labor del Ayuntamiento] es un trabajo baldío”. Era el llamamiento del concejal de Medio Ambiente de la capital, José del Río, ante la consulta sobre la plaga de la procesionaria.

Ésta es la época en la que las orugas abandonan el bolsón y bajan a tierra, formando las típicas procesiones y quienes se adentran en las zonas de pino donde se desarrollan suelen pagar las consecuencias con urticaria e irritación de la piel, y a veces con hasta con escozor en los ojos.

El edil indicó que el Consistorio ha revisado zonas como Gibralfaro, el Morlaco y Cerrado de Calderón donde no ha detectado las características bolsas de estos lepidópteros “salvo en las zonas limítrofes” con áreas privadas de pinares.

El Ayuntamiento de Málaga fumiga parques, colegios y áreas forestales de competencia municipal en dos épocas del año. El tratamiento preventivo lo aplica entre octubre y noviembre, cuando se produce la puesta. Luego, en febrero y marzo revisa las zonas fumigadas anteriormente y si detecta la presencia de estas orugas vuelve a fumigar.

Dado que hay parcelas privadas en las que no se aplican estos tratamientos, la recomendación es acudir a la parte de las zonas municipales más alejadas de los pinares particulares.

La sequía favorece la plaga porque los árboles están más debilitados

El representante de la asociación ecologista Gena, Rafael Yus, indicó que la sequía favorece esta plaga porque los árboles están más debilitados.

La procesionaria, cuando se mueve o se molesta, libera milles de pelos urticantes a la atmósfera que afecta tanto a personas como a animales. Provocan reacciones alérgicas en forma de irritación cutánea, sarpullido en todo el cuerpo que puede durar hasta varias semanas. Incluso puede llegar a ocasionar inflamación en los ojos o las vías respiratorias.

Es precisamente esta época , ya cerca de la primavera, en la que están abandonando sus nidos en los pinos para, en procesión, enterrarse en la tierra, pupar y cerrar el ciclo de su metamorfosis. Sus efectos dañinos suelen perjudicar incluso a las masas de pinos.

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