Málaga

Los pluriempleados toman impulso en Málaga: "Tengo tres trabajos para juntar un sueldo decente"

Dos mujeres limpiando un aula en una fotografía de archivo.

Dos mujeres limpiando un aula en una fotografía de archivo. / M. H. (Málaga)

El número de pluriempleados no deja de crecer. Una práctica que, aunque no es en absoluto nueva, puesto que acumula una buena bolsa de trabajadores, se encuentra en pleno período de expansión. Sólo en Málaga, en la última década, los abonados a esta práctica han aumentado más de un 48%: de 8.840 en septiembre de 2013 a 13.135 en septiembre de 2023. Un patrón que también se repite a nivel andaluz, donde la cifra total asciende a 58.117 también en ese mes. Los datos pertenecen al Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). 

Asimismo, según se desprende de la estadística, la mayoría de pluriempleados andaluces son mujeres. En Málaga, siguiendo este septiembre como marco de referencia, también ocurre: hay 4.820 hombres por 8.315 mujeres. En cuanto a edad, ya sin filtrar por sexo, el grupo más numeroso en la provincia es el que va de los 40 a los 49 años (2.941), seguido del de 30 a 39 (2.334) y en tercer lugar del de 50 a 59 (2.122). 

Aplica a este paradigma María José Romero (48 años). Aunque no sólo ella: sus dos hijos cuentan también con varios empleos. Romero, en cualquier caso, ocupa sus semanas, findes incluidos, con nada menos que tres empleos diferentes para “juntar un sueldo más o menos decente”. Más aún en estos momentos en que el costo de la vida “no para de aumentar”. Algo que, remarca, pese a lo que la mayoría piensa, es extensible a los pueblos, cosa que conoce bien, puesto que vive en Moclinejo; lugar en que algunos productos y servicios “ya están igual que en Málaga”, y desde donde tiene que desplazarse a diario, lo que la hace “gastar bastante” en gasolina.

María José Romero en el restaurante en el que trabaja. María José Romero en el restaurante en el que trabaja.

María José Romero en el restaurante en el que trabaja. / M. G. (Málaga)

Los días de María José, en resumidas cuentas, comienzan con labores de limpieza en una casa por las mañanas. Una actividad a la que dedica “unas tres o cuatro horas” de lunes a viernes. Poco más tarde, en torno a la hora del almuerzo, acude hasta un colegio en el que tiene un contrato fijo discontinuo como monitora de comedor. Y, hasta ahí, las jornadas estrictamente laborables para gran parte de los mortales. Sin embargo, sábados, domingos y festivos, lejos de ser días de descanso, para ella, lo son de trabajo. Es entonces cuando se enfunda el mandil en un restaurante para echar unas horas más.

Su hijo, Alejandro López (24 años) hace lo propio. Durante los días laborables, en horario de 07:00 a 15:00, trabaja en un polígono, en concreto, como mozo de almacén en una empresa de distribución de materiales de riego; mientras que las tardes y noches que van del lunes al domingo, cuando es temporada, las pasa en otra empresa desempeñándose como técnico y montador de efectos en discotecas. Algunos findes y festivos, además, acude a la llamada del mismo bar en que trabajan su madre (y su hermana), en el que es camarero. Sobre todo, para eventos y celebraciones. El único empleo por el que tiene unas vacaciones como tal es el primero, el de mozo, por lo que mientras descansa su lapso de tiempo reglamentario, tiene que seguir acudiendo a los otros. 

Se muestra contento con lo que hace, aunque pone como punto negativo el cansancio por tener que madrugar tanto y hacer jornadas maratonianas, aspecto que le está haciendo plantearse dejar alguno de ellos o quizá estudiar unas oposiciones para disponer de más tiempo libre. "Muchas veces se me hace complicado gestionar los tres trabajos. Tengo que estar muy bien organizado. En ocasiones, nada más terminar en un sitio me voy a otro sin comer". 

Aunque eso no es todo: compagina todas esas labores con la pertenencia a un equipo de fútbol de la división de honor senior andaluza. Eso le mantiene ocupado otras tantas horas. Aparte computa, claro, el partido, que suele caer en domingo: de 19:00 a 21:00. Sus esfuerzos aquí son también remunerados. 

La otra hija de María José es María López (25 años) y también compagina otros tres trabajos. Su actividad principal tiene lugar en una tienda de ropa del Centro Histórico en la que tiene un contrato de 12 horas semanales, por lo que le sobra algo de tiempo para dedicarlo a otras ocupaciones profesionales. 

Entre ellas, se encuentra servir en un cáterin para eventos, que normalmente tienen lugar los findes, o trabajar unas horas en el restaurante, de manera que a veces se ve obligada a filtrar entre ambos empleos o a hacer doblete: un día uno y otro día otro. En este mismo instante, además, se da la particularidad de que se encuentra de vacaciones en el primer empleo; pero debe seguir acudiendo a los otros dos.

López se toma esta inyección financiera como “un plus”, ya que está ahorrando para poder continuar con sus estudios, un Máster en Profesorado, y después hacer unas oposiciones.

Otro caso de empleo triple es el que constituye María del Mar Ruiz (50 años), que reconoce que lo hace por varios motivos: porque “la vida está muy cara”, porque quiere conseguir “un sueldo decente” juntándolos todos y, lo más importante para ella, porque quiere cotizar una jornada completa “para tener derecho a una jubilación digna”.

María del Mar Ruiz portando el chaleco que viste en su trabajo en un colegio. María del Mar Ruiz portando el chaleco que viste en su trabajo en un colegio.

María del Mar Ruiz portando el chaleco que viste en su trabajo en un colegio. / M. G. (Málaga)

De esta forma, a primera hora de la mañana trabaja como empleada de hogar en una casa, en torno a unas cuatro horas; después, rayando el almuerzo, hace labores de vigilante de comedor en un colegio, otras cuatro, y, justo después, le quita una hora a la tarde como monitora de actividades extraescolares.

Por su parte, María Fernández (24 años), se encontraba en una situación similar hasta hace apenas unos meses, cuando contaba con dos empleos: uno de lunes a viernes por las tardes como teleoperadora y otro en un chiringuito sábados, domingos y festivos. Una forma de vida que ha mantenido todo el verano. Hasta que dejó la empresa que ocupaba la mayor parte de su tiempo.

Ahora, prefiere trabajar de lo que estudió, sobre todo en estos momentos, que acaba de terminar su formación; aunque no descarta volver a ser pluriempleada pronto, puesto que le tiene echado el ojo a alguna oferta. También se reconoce contenta con su trabajo actual, en el que lleva “cuatro años de manera no continuada” y dice querer mantenerse en él. En la actualidad, vive con sus padres, no obstante, le gustaría poder ahorrar para alquilarse una vivienda por su cuenta en el futuro.

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