El preso fugado en Málaga después de tragarse un móvil tenía antecedentes e ingresó por tráfico de drogas
El reo, que sigue huido, ya había pasado por el módulo 9 de la cárcel de Alhaurín de la Torre
Confesó que había ingerido un teléfono y no lo podía expulsar
Fuga de un preso de la cárcel de Alhaurín de la Torre: huye del hospital en el que lo atendían después de tragarse un móvil

El recluso -un francés de 45 años- al que la Guardia Civil sigue buscando tras darse a la fuga cuando lo atendían en un hospital de Málaga había ingresado tres días antes en la prisión por un delito contra la salud pública, es decir, relacionado con el tráfico de drogas. El interno había confesado al médico de la cárcel que había ingerido un teléfono de tamaño muy reducido, lo que hizo que tuviera que ser desplazado hasta el centro sanitario. Allí se le perdió la pista.
No era la primera vez que se encontraba entre rejas. Ya había estado privado de libertad en el módulo 9 de la cárcel de Alhaurín de la Torre -ocupado mayoritariamente por internos de origen árabe y magrebí- por otro ilícito cometido con anterioridad, según fuentes conocedoras del caso consultados por este periódico.
La huida del hospital se remonta a este pasado Domingo de Resurrcción. El reo, quejoso por un dolor en un pie, había pedido ser atendido por un facultativo. Fue ese día cuando alertó de su particular hazaña a los servicios médicos del centro penitenciario. Había aguantado tres días con el dispositivo electrónico en el interior de su estómago, hasta que rompió su silencio. Al transcurrir ese tiempo y comprobar que no evacuaba el móvil de forma natural, reconoció que se lo había tragado. El médico le hizo una radiografía y comprobó que no mentía. Entonces, se ordenó su traslado hasta un centro hospitalario. El desplazamiento lo hizo bajo custodia de la Guardia Civil y con los grilletes puestos.
Una vez en la consulta del hospital, se fugó, supuestamente, a la carrera, logrando así darle esquinazo a los agentes del Instituto Armado que lo vigilaban. Aunque todavía se desconocen los motivos exactos que llevaron al interno a ingerir el teléfono se presume que su intención era la de mantener el contacto con el exterior de manera ilegal.
La hipótesis que los investigadores manejan es que el recluso debió de acceder a la cárcel malagueña con el teléfono ya en su estómago. Durante el ingreso, los funcionarios tienen potestad para practicar un cacheo con desnudo integral en caso de que existan indicios de que porta algún objeto que puede resultar peligroso para la seguridad del centro penitenciario. La medida se aplica siempre previa autorización del jefe de servicios. Pero los trabajadores penitenciarios no disponen de medios para llevar a cabo en ese momento exploraciones con rayos X, según ha podido saber Málaga Hoy.
La fuga abortada en septiembre
En septiembre del año pasado los trabajadores penitenciarios de la cárcel de Alhaurín se enfrentaron también a un intento de fuga. Entonces, dos internos trataron de huir desafiando la seguridad del centro. Un amplio dispositivo de funcionarios permitió interceptarlos. Las pesquisas apuntaban a que ambos saltaron, presuntamente, el muro de un patio con la pretensión de huir hacia la zona exterior de la cárcel. "Ha sido una situación bastante compleja", advertían fuentes cercanas a lo ocurrido.
Los funcionarios que se encontraban en el turno de guardia reaccionaron de inmediato al tener conocimiento de que dos presos "muy jóvenes" estaban intentando fugarse. Lo hacían descolgándose por el muro del patio de la prisión, de más de tres metros de altura y con alambres con cuchillas que, al tocarlos, hace que se active una alarma. Tras ello, el sistema pone en alerta a la Guardia Civil, la encargada de vigilar el perímetro.
Con premura, al percatarse, el personal penitenciario se propuso cubrir todas los puntos exteriores para evitar la huida. Las fuentes descartaban que los reos tuvieran planificada la fuga, sino que pudieron actuar de forma improvisada, pese al riesgo que ello entraña. Cuando fueron descubiertos por los funcionarios, "solo balbuceaban". Tras abortar el intento de evasión, los presos fueron trasladados al módulo 7 de aislamiento, dado que las fugas son consideradas una de las acciones "más graves" que pueden registrarse en las cárceles.
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