El préstamo de bicicletas de la EMT pincha tras un año operativo
Los usuarios denuncian los problemas del sistema que llegan incluso a provocar conflictos con los operarios de mantenimiento


Carriles bici invadidos, tarjetas bloqueadas, sillines desencajados o bicicletas pinchadas. Este es el panorama que encuentran los usuarios del servicio de préstamo de bicicletas asociado a la EMT en muchas ocasiones y que provoca el descontento de la mayoría de malagueños que utilizan el sistema e incluso el conflicto entre ciclistas, peatones y vehículos.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya realizó una encuesta a principios de julio en la que Málaga se configuraba como una de las ciudades peor valoradas -de las 16 estudiadas- con un 56% de satisfacción global en cuanto a infraestructuras y facilidades para moverse a dos ruedas. Así, cada vez son más los usuarios desencantados con este servicio al que otorgan un aprobado raspado. ¿La conclusión a la que llega la mayoría de ellos? Al sistema de préstamo le queda un largo recorrido para mejorar considerablemente.
"Después de un viaje horrible por el carril de la Alameda lleno de baches y charcos, llego a la Plaza de la Marina y no puedo dejar la bici porque todos los puestos vacíos están no disponibles. Llamo al servicio de atención al cliente y no me lo cogen", explica Ángela Rodríguez, usuaria del servicio que coge la bicicleta para ir al trabajo. Esta situación se produce diariamente a pesar del trabajo de los operarios de Cemusa -empresa que se ocupa del mantenimiento de las bicicletas-, encargados de repartir los vehículos entre las 20 estaciones de la ciudad.
El principal inconveniente que denuncian los usuarios es el bloqueo de bicicletas -que dejan de estar disponibles para su uso- cuando en una estación hay un número reducido o excesivo de las mismas, junto al bloqueo de tarjetas de usuario. "Necesito más de 10 minutos para coger una bicicleta. Siempre hay pero ninguna está en uso, llamas y tienes que esperar. Es una pérdida de tiempo del que no dispongo", se queja Nieves Becerra, usuaria desde hace tres meses, que recalca que, además, el horario de atención al cliente es más reducido que el del propio servicio.
Ante estas quejas, la cara visible del servicio de préstamo son los operarios que se encargan del mantenimiento de las bicicletas, quienes más de una vez tienen que lidiar con ciudadanos enojados. "Nosotros somos quienes damos la cara, pero los usuarios han de comprender que solamente somos operarios que estamos para ayudar y arreglar todo lo que se pueda. Se entiende el enfado pero no somos los responsables", argumenta uno de los trabajadores.
Una de las cuestiones clave bajo el punto de vista de los operarios de Cemusa es el vandalismo de los usuarios con los vehículos, paradójicamente otra de las quejas de los propios ciudadanos. Según los trabajadores, diariamente se reciben llamadas alertando de destrozos en estaciones así como bicicletas extraviadas o destrozadas. "Si se hace un uso normal de la bicicleta, ésta no se rompe, ni la estación ni el puesto de anclaje. Pero bajo mi punto de vista en esta ciudad falta mucho por avanzar en civismo y educación", esgrime un operario.
En este sentido, varios trabajadores de Cemusa explican que el mal trato de los usuarios es lo que provoca destrozos en las bicicletas: "Encontramos motores partidos, anclajes forzados, bicicletas pinchadas, postes y amarres partidos, sillines desencajados, cestas y pedales rotos o frenos que no funcionan". Sin embargo, los malagueños acusan al personal de mantenimiento de que no se mejore el estado de los vehículos. "Si hay quien arregle las bicicletas debería revisarlas mejor para mayor seguridad porque, entre otras cosas, los frenos a veces no funcionan. Muchos peatones cruzan el carril bici sin mirar como si esto fuera la alfombra roja, hay que frenar rápido y a veces no da tiempo", reclama otro de los usuarios del servicio de préstamo, Juan José Naranjo.
Ante esta polémica, también se pronuncia la Asociación Ruedas Redondas que, por su parte, considera necesaria una remodelación de la ubicación de las estaciones. "Con el mismo número de bicicletas se podría ampliar el número de estaciones porque hay zonas de la ciudad en las que apenas hay", apunta el presidente del colectivo, Alfonso González. De hecho, uno de los aspectos peor valorados del servicio de préstamo, según la encuesta de la OCU, es el número de estaciones con 54 puntos.
Esta asociación, además, redactó un informe en 2013 donde analizaba el carril bici de la ciudad -que se encuentra también entre los cinco peor valorados según la OCU-. La conclusión a la que llegaba el documento de Ruedas Redondas coincide también con el sentir general de los usuarios: la mejora de la infraestructura es claramente necesaria. Los principales problemas que destacaba, entre otros, eran las deficiencias en la conexión -ya que no llega a todos los barrios de Málaga-, los giros inesperados por escasa visibilidad, los baches y obstáculos como bordillos sin rebajar, contenedores o la invasión de la vía por los propios coches o peatones.
Así, a pesar de las exitosas cifras del servicio, el sentir de muchos usuarios refleja un descontento cada vez más creciente. No obstante, las voces a favor del funcionamiento del servicio también se alzan para destacar los beneficios del sistema de préstamo de bicicletas. "Peor sería no tener nada", concluye uno de los usuarios en la parada junto a la Estación de Autobuses.
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