Un profesor de la Universidad de Málaga denuncia un ataque homófobo: le enviaron un juguete sexual "ofensivo"
El docente considera que el paquete, que recibió el último día en su trabajo anterior, ha sido una "forma de intimidación"
La empresa activó el protocolo para investigar un posible caso de acoso laboral
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Un profesor de la Universidad de Málaga (UMA), Plácido Sierra, ha denunciado ante la Policía Nacional haber recibido un paquete anónimo -un consolador sin precintar- el último día en su anterior puesto de trabajo en la empresa pública Turismo Costa del Sol, que ha activado el protocolo por un supuesto caso de acoso laboral. El juguete sexual, "con contenido sexual ofensivo y con claras connotaciones homófobas", fue recibido poco después de que comunicara oficialmente su marcha para incorporarse a tiempo completo a la institución académica. El docente, que considera que los hechos podrían constituir un delito de odio. "Este tipo de gestos, que algunos todavía llaman “bromas”, no son inocentes. Son una forma de intimidación, de decirte sin palabras que no encajas, que eres peor, y que ser tú mismo basta para convertirte en el blanco de algo", difundía en una publicación a través de redes sociales.
Los hechos se remontan al pasado 30 de septiembre. Unos días antes había comunicado a Turismo Costa del Sol que dejaba su puesto después de 20 años porque acababa de ganar una plaza en la Universidad. Aquel día, el trabajador no se encontraba en la oficina. “Me llamaron compañeros para decirme que había llegado un paquete sin remitente. Pensé que era una multa. Les di permiso para abrirlo porque no esperaba nada. Me llamaron al momento: dentro había un consolador sin precinto, no era nuevo”, explica Sierra en declaraciones a Málaga Hoy. El envío carecía de matasellos, la dirección estaba escrita a mano e incompleta, aunque detallaba la planta exacta donde se encontraba su despacho. “Era todo muy rocambolesco. Sabían perfectamente dónde estaba mi sitio", sostiene.
En un primer momento, el profesor, cuenta, trató de restarle importancia, pero sus compañeros le advirtieron de la gravedad de lo ocurrido. “Mandar un objeto sexual al único chico abiertamente homosexual el último día de su trabajo tiene unas connotaciones muy claras. Se veía que era algo intencionado para hacer daño", apostilla. La empresa aplicó entonces "con buena disposición" el protocolo interno contra el acoso, y acudió a la Policía. “Me dijeron que había intención clara de hacer daño y de que no se supiera quién era. Si fuera una broma inocente, se habría hecho de otra manera”, sostiene.
Las investigaciones apuntan a que el paquete fue depositado en un buzón cercano a la sede de Turismo Costa del Sol, en la plaza de la Marina. “Ni siquiera mi marido sabe exactamente dónde estoy sentado. Por eso pienso que fue alguien de dentro", recalca. “Cuando eres parte del colectivo esto te deja de sorprender, porque la homofobia también evoluciona. Ya no te llaman ‘maricón’ por la calle, pero te dejan un mensajito. Es una situación muy desagradable”.
La emprea elaboró un "informe del conflicto de acoso". Así, un equipo investigador inició las pesquisas, con entrevistas a empleados y basándose en la "revisión de documentación y pruebas disponibles", al objeto de obtener "una visión completa y contrastada de los hechos". Por el momento, no ha sido posible identificar al responsable.
Casado y padre adoptivo, el profesor asegura que siempre ha vivido “con la máxima libertad posible”, aunque admite que en determinados momentos ha sentido "miedo o incomodidad" para expresarse abiertamente.
En octubre, el docente se incorporó a su nuevo puesto en la Universidad de Málaga, donde asegura sentirsw cómodo y percibir un ambiente más abierto. “Hay un salto generacional grande con los alumnos: ves mucha más diversidad, no solo de orientación sexual sino también de identidades de género. Eso nos viene bien, porque demuestra que estamos avanzando poco a poco".
El trabajador ha hecho público su caso para contribuir a la visibilización de estas situaciones. “Quería contar esto para visibilizar que esto sigue pasando. Si sirve para que alguien entienda que no pasa nada por ser uno mismo y que no se puede tratar como una broma, habrá valido la pena.” Y añade una reflexión final: “Me ha pillado con 43 años, maduro, y no me afecta tanto. Pero a un chico que acaba de entrar en el mercado laboral le puede hacer mucho daño".
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