Las prostitutas piden un lugar seguro tras el cierre del solar del polígono

Se concentrarán el próximo domingo en la carretera Azucarera-Intelhorce Quieren un espacio digno en el que poder trabajar

Daniela y alguna de sus compañeras observan los bloques de hormigón que cierran la entrada a la parcela.
Cristina Fernández Málaga

10 de septiembre 2013 - 01:00

Unos bloques de hormigón impiden la entrada a la parcela en la que decenas de mujeres ejercían la prostitución en el Polígono Guadalhorce. A pesar de que el solar no reunía las condiciones que las meretrices exigían (no tenía ni árboles que les dieran sombra, ni bancos, ni iluminación nocturna) desde hace un par de meses no tienen ningún espacio oficial donde realizar sus servicios. Han vuelto a trabajar en plena calle, en las puertas de las naves industriales y eso conlleva más multas. "Pedimos que nos abran otra vez la parcela o que nos den otro sitio discreto y seguro", afirma Daniela Franco, secretaria de la Asociación de Mujeres, Transexuales, Travestis como Trabajadoras Sexuales de España. Este domingo se manifiestan en la carretera Azucarera-Intelhorce a partir de las 18:00.

La parcela, propiedad del Gobierno andaluz y puesta a disposición de estas profesionales con el apoyo del Ayuntamiento de la ciudad, ha sido cerrada al paso por el vertido de basuras y escombros. "Hemos recibido una carta de la Junta informando de la prohibición del acceso de personas y vehículos a la zona porque se han arrojado escombros junto al cauce seco, degradando el medio ambiente y perjudicando al entorno", explica Daniela Franco y subraya que el escrito también les sugiere "que nos pusiéramos de acuerdo con el Ayuntamiento para que nos diera otro lugar".

Según las prostitutas, los vertidos se han producido por la noche, ya que pasadas la 1:00 las luces se apagan y el recinto queda totalmente a oscuras. "Hay mujeres que han visto cómo llegaban vehículos a echar basura pero no han podido grabar con sus móviles, ni apuntar matrículas ni nada porque no había luz para reconocer nada", asegura la secretaria de la organización.

Ante la clausura del solar, la asociación ha estado barajando varias posibilidades de nuevos espacios. Por ejemplo, sugieren que se les permita ejercer la prostitución en la zona de cañas que une el polígono con la barriada de Los Chopos. O también que puedan utilizar el recinto ferial durante el tiempo que permanece cerrado. Pero una de las soluciones que consideran más adecuada y segura es una nave o estructura cerrada en la que cada cliente pague al entrar con su coche, a modo de aparcamiento, para recibir ahí el servicio. "Así no molestaríamos, habría más higiene, más vigilancia, todo el mundo iría a lo mismo y se podría trabajar cuando llueve, porque el solar se ponía impracticable, todo eran hoyos y charcos, los coches se quedaban atascados", apunta la secretaria de la asociación que persigue regularizar la situación de estas trabajadoras del sexo. De esta forma, según sostiene Franco, podrían cotizar en la Seguridad Social, se controlarían más los casos de menores de edad y se frenaría la acción de las mafias.

A pesar de que africanas y rumanas, sobre todo, no querían hacer uso del solar porque pedían "más árboles, sombras y zonas de ocultación", Franco asegura que estaba "muy concurrido" porque aunque consiguieran los clientes unas manzanas más lejos, se iban la parcela al estar más apartada de la vía pública.

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