El Puerto de Málaga paraliza la torre hasta que se pronuncien los juzgados y después estudiará si hay que repetir el concurso
Su Consejo de Administración aprueba no hacer ningún trámite más, después de que lo devolviesen de Madrid pidiendo nuevos informes
Deniega la solicitud de los académicos de ver el expediente y así evita pronunciarse sobre los cambios sustanciales del proyecto
La torre del puerto de Málaga: cronología de un proyecto que se tambalea
Frenazo a la torre del puerto. La Autoridad Portuaria no efectuará ningún trámite ni expediente para el hotel rascacielos del Dique de Levante "a la vista de las dudas existentessobre el procedimiento seguido" y hasta que no se diluciden los pronunciamientos judiciales pendientes. Todo esto, después de que Puertos del Estado devolviera en menos de un mes el expediente que remitieron a Madrid, recomendando que se volviera a repetir el concurso por los cambios que se han producido en esta década.
Así, el Consejo de Administración del Puerto, celebrado esta mañana, para el trámite y no hará ningún informe extra, como requiere Puertos del Estado para poder tramitar el expediente. Desde el organismo malagueño afirman que paralizan cualquier actuación administrativa hasta que recaigan los correspondientes pronunciamientos judiciales sobre los recursos contencioso-administrativos actualmente en tramitación ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, relativos a la Modificación del Plan Especial del Puerto de Málaga. Esto se hace por, afirman, "criterios de prudencia y economía procesal".
Sólo si dichos pronunciamentos son positivos, pedirán a la Abogacía del Estado que haga un informe sobre si es necesario repetir el concurso por los cambios sustanciales. El documento deberá determinar, desde un punto de vista jurídico, la compatibilidad entre el proyecto básico que ganó la competencia de proyectos en 2016, que firmó José Seguí, y el presentado posteriormente por Andalusian Hospitality II, la promotora que se hizo con el concurso y de la que forman parte Hesperia, la hotelera catalana, y Al Alfia, un fondo de inversión ligado a la familia real catarí. Este último, es casi 30 metros más alto que el anterior y se eleva hasta 144 metros, y lo firma el arquitecto estrella David Chipperfield.
Del posible pronunciamento de la Abogacía del Estado se determinarán las decisiones que pudieran corresponder sobre si, como sugiere Puertos del Estado, es necesario repetir el concurso. En este sentido, la Academia de Bellas Artes de San Telmo fue la primera en poner sobre la mesa la necesidad de hacer un nuevo trámite por los cambios sustanciales entre ambas torres, la de Seguí y la de Chipperfield.
En un escrito, pidieron personarse y tener acceso al expediente, aunque el Puerto no ha admitido esto. La decisión, dicen, "se fundamenta en los informes técnicos y jurídicos emitidos, que concluyen que dicha entidad carece de legitimación activa en este procedimiento administrativo". Con esta resolución no entra a valorar el resto de pretensiones, es decir, evita pronunciarse sobre los incumplimientos que los académicos señalan y que requieren, dicen repetir el trámite de competencia.
Javier Salas, subdelegado del Gobierno en Málaga y consejero del Puerto, ha pedido que el proceso empiece desde cero "porque las circunstancias que hay ahora no son las mismas que en 2016 y por otro lado no está suficientemente acreditado el interés general", ha asegurado, además de mostrar dudas acerca de los cambios del proyecto entre e que se aprobó y el que se presentó en Madrid.
Lo que pide Puertos del Estado
Cabe recordar que Puertos del Estado, remitió hace unas semanas de vuelta el proyecto a Málaga. En el informe, que venía fraguándose en conversaciones del presidente del organismo de Madrid y sus técnicos con Carlos Rubio, piden nuevos informes técnicos y que se justifique mejor el interés general del proyecto para la ciudad de Málaga y también recomienda que se repita el trámite de competencia. Primero, por lo que ha cambiado el proceso en la década que ha transcurrido desde que echase a andar. Segundo, por garantizar la seguridad jurídica.
Además de los posibles cambios sustanciales, que radicarían en el cambio de arquitecto, el aumento de altura y la forma del basamento, hay otro punto clave. El interés general. Es la clave necesaria para hacer viable la iniciativa. De no estar bien justificado el interés general, Consejo de Ministros no levantaría el veto que de facto existe por ley a construir hoteles en suelo portuario. Puertos del Estado pide ahora una mejor justificación, cuando desde que está Chipperfield al frente del proyecto sus presentaciones se han basado, justamente, en la llave que creen que aporta el interés general.
Este no es otro que el paseo de 1,3 kilómetros, con zonas verdes, carril bici o paseos, que plantean entre el rascacielos y la Farola. Pero esto no aparece en la documentación que enviaron hace menos de un mes a Puertos del Estado desde Málaga. Al menos no en la justificación del interés general. Carlos Rubio reconoce que esta, dentro de la documentación, es la que se utilizó para la modificación del Plan Especial por parte del Ayuntamiento de Málaga. Dicho de otro modo, en la expediente se usó la justificación del proyecto de Seguí para la torre de Chipperfield.
Cabe recordar que, cuando ficharon al británico, al proyecto le quedaban, semanas de plazo para entregarse ante la Autoridad Portuaria. esta expidió una prórroga de cuatro meses para que a la promotora le diera tiempo a presentar todos los documentos. Distintos expertos dudaron de que el tiempo fuese suficiente para armar un expediente. En cualquier caso, se entregó en marzo de este año. Seis meses ha estado el Puerto de Málaga chequeando que todo estuviese correcto legalmente antes de mandarlo a Madrid. Menos de un mes lo han tenido allí antes de devolverlo a Málaga para que arreglen las distintas deficiencias que han encontrado y agreguen documentación que debía formar parte del expediente.
Una historia con muchos giros
Pocos proyectos han polarizado más en Málaga que la torre del puerto. Más de una década hace que empezó a andar lo que entonces se entendía como el salvavidas económico de la Autoridad Portuaria: un hotel rascacielos de cinco estrellas gran lujo en el Dique de Levante. Entonces el presidente del ente era Enrique Linde (PSOE). Después han pasado dos presidentes más. Mismo número de diseños –el último de ellos, eso sí, desconocido aún hasta por el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre–. Más de una década que ha dado lugar a un largo trámite con multitud de contradicciones. Y un amplio debate en todos los ámbitos: paisajístico, económico, urbanístico o arquitectónico y de movilidad. Las más de 1.400 alegaciones recibidas son prueba de ello.
Todo esto comienza bastante antes, cuando el Puerto de Málaga dice adiós al petróleo, que se va a Cartagena en 1999. Y con él una gran parte de la tarta que representaban los ingresos de la entidad. La ley obliga a que las autoridades portuarias sean económicamente sostenibles por sí mismas. Es decir, a que no den pérdidas. Y se buscan soluciones imaginativas para ello. El Dique de Levante, como último espacio ganado al mar, parece el suelo clave para aumentar los ingresos.
Por ello, en 2001 invitan a Frank Gehry, arquitecto, premio Pritzker –una suerte de Nobel de la arquitectura–, y que venía de darle un cambio de 180 grados a Bilbao diseñando su Museo Guggenheim. Le piden consejo sobre qué se podría hacer allí. Sin pasar factura, claro. Gehry ni siquiera aprovecha las noches que tenía en el Parador reservadas, vuelve a la terminal de vuelos privados: jet de vuelta a casa.
En esas, el fondo Al Alfia, relacionado con la familia real catarí, estaba en Marbella tratando de hacer un gran hotel rascacielos, pero el planeamiento urbanístico no se lo permite. Lo iban a hacer de la mano de José Seguí, arquitecto afincado en Málaga que conoce la ciudad como la palma de su mano: ya había ganado multitud de concursos públicos para distintos edificios e, incluso, fue uno de los redactores del Plan General de 1983, que resultó Premio Nacional de Urbanismo. Y pone sus ojos en el Dique de Levante, si la torre no podía ser en Marbella, podría serlo en Málaga. El jeque catarí visita el espacio, le gusta y da el visto bueno: "hágase".
Comienza la tramitación. Hay que hacer un concurso, ya con Paulino Plata (PSOE), al frente de la Autoridad Portuaria. Con el proyecto básico de Seguí ya adelantado (una torre con forma circular, 136 metros de altura y 39 plantas), en noviembre de 2015 se decantan, en vez de por un concurso clásico, por un trámite de competencia. Es decir, el Puerto afirma que tiene un privado le ha presentado un proyecto para ocupar el Dique, y abre la posibilidad a otros competidores interesados en levantar el hotel rascacielos. El mismo debe llevar aparejado un proyecto básico y otros elementos como la sostenibilidad económica de la propuesta.
Concurrencia con el sobrino del profesor del arquitecto
Al trámite de competencia sólo se presentó un rival. Una propuesta diseñada por Antonio Moneo, sobrino de Rafael Moneo, arquitecto –también con Pritzker– que había sido profesor de Seguí. La misma, que contaba con financiación de un fondo de Singapur, fue descartada por no cumplir con la viabilidad económica entre otras. Así, se le da el proyecto a Seguí y al Alfia, que se había presentado bajo la empresa Andalusian Hospitality II, de la que también participa el grupo hotelero Hesperia. Aunque ellos no gestionarán el hotel. El CEO de Hesperia, Jordi Ferrer, ahora también lo es de Andalusian Hospitality. Aunque el impulso económico siempre lo ha puesto Al Alfia.
El documento, que se aprueba en BOE en febrero de 2016, tiene dos condicionantes para otorgar la concesión: el primero, que el Ayuntamiento redacte un Plan Especial del Puerto que permita la construcción de hasta 150 metros de altura donde, hasta ese momento, sólo se permitía una planta baja más dos. Y, por otra parte, que el Consejo de Ministros, levante el veto del uso hotelero en suelo portuario.
Con esto, arranca el trámite para hacer el Plan Especial. A la vez, empiezan a sucederse los pronunciamientos en contra. La Academia de Bellas Artes de San Telmo avisa de que no es el lugar idóneo. Señala otros como donde ahora se quiere hacer el Auditorio o el futuro Muelle 4. Icomos, el ente que asesora a Unesco en asuntos de patrimonio, también lanza varios avisos e informes contrarios a su construcción avisando de la incidencia en el paisaje.
Entonces, el presidente de Puertos del Estado de ese momento, Álvaro Rodríguez Dapena, ya había afirmado a este periódico que el Puerto de Málaga era rentable económicamente y no necesitaba del proyecto. Esto supone un cambio en el tablero: el principal combustible que había impulsado la torre había desaparecido de la partida. Rubio reconoce ahora que, pese a todo, las cuentas ahora son postivas, pero no está garantizado que esto siga siendo así.
Antes, se produjo otra de las contradicciones –o, al menos, de los cambios de rumbo– políticas con el proyecto. Dani Pérez, que había estado aplaudiendo el proyecto en la etapa de Linde y Plata, anunció el viraje del PSOE: en el verano de 2022 afirmó que su grupo municipal empezaba una cruzada contra le proyecto tras "años de escucha activa de la sociedad". Meses más tarde quien viraba era Noelia Losada, de Ciudadanos, y que tenía la llave de la mayoría absoluta en el Ayuntamiento y que tenía el último voto necesario para sacar adelante el planeamiento urbanístico.
Aunque esa torre no era la misma que comenzó en un primer momento. En el mes de diciembre de 2020, y aprovechando que Urbanismo había exigido retranquear la torre 45 metros del límite del dique, la promotora –representada entonces por Ramón Calderón, abogado y ex presidente del Real Madrid– presentó el segundo proyecto para la torre. Seguí redujo el edificio, y con él el impacto visual, de los 136 metros a los 116. También implicó que el resultante fuese un cuerpo menos esbelto y más achatado, pero que pretendía acallar voces críticas. No lo consiguió.
A la segunda va la vencida, Plan Especial modificado
Con esa torre, y en verano de 2022, el Ayuntamiento de Málaga quiso llevar a la Comisión de Urbanismo la aprobación del Plan Especial. Tuvo que retirar el punto en el último momento: la evaluación ambiental de 2017 estaba caducada y había que volverla a hacer. Una vez obtenido otra vez este documento por la vía rápida, ya en noviembre de 2023 y con el PP teniendo una mayoría absoluta que no permitía contestación alguna en el Ayuntamiento, se aprobó la modificación.
A partir de ese momento se había salvado un escollo urbanístico de siete años. La promotora tenía vía libre para comenzar con el proyecto para llevarlo a la Autoridad Portuaria, de ahí a Puertos del Estado y, si estos dos informaban positivamente, se podría elevar al Consejo de Ministros para que diese –o no– la última luz verde. Pero tanto la Academia de Bellas Artes de San Telmo como la plataforma ciudadana Defendamos nuestro horizonte, llevaron el planeamiento a un contencioso. Que se deberá resolver, así lo ha afirmado el ministro de Transportes, Óscar Puente, antes de que nada vaya a la mesa donde se reúnen los titulares de las carteras ministeriales.
Esto hace que en el Puerto, de momento, tampoco tengan demasiada prisa en aprobar los informes, en los que ya han dicho que se pondrán manos a la obra. Queda por ver si, finalmente, aceptarán la petición de Puertos del Estado y mandarán a casilla de salida el trámite de competencia. En ese caso, Andalusian Hospitality y Chipperfield –que no vino a la última presentación– deberían volver a iniciar el proceso y aceptar que, de haber, competencia estos se puedan llevar la palma. De momento, la torre se frena.
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