Reconstruir la autoestima tras el cáncer: una enfermera de Málaga fabrica prótesis artesanales de pezón
Ascensión Nuevo diseña soluciones a medida para pacientes tras una intervención mamaria buscando "devolverles la identidad"
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Hay heridas que no se ven, aunque el cuerpo esté cosido con la mejor de las técnicas. La medicina puede salvar, reconstruir e incluso devolver el volumen a un pecho perdido, pero no siempre devuelve la imagen que una recuerda. Para muchas mujeres, después de una mastectomía, el reflejo que queda no se siente suya. A pesar del alta médica y de haber superado la quimioterapia y la cirugía, a veces aún falta algo. Y no es solo piel, hablamos de identidad.
Tras el proceso, muchas de ellas evitan mirarse. Aunque la mama haya sido reconstruida con una prótesis interna, la ausencia del pezón y la areola se siente como una mutilación invisible. “No se ven completas”, explica Ascensión Nuevo, “les falta ahí una parte muy importante para ellas”.
Ascensión lleva años trabajando como enfermera en quirófanos de cirugía mamaria. Ha asistido a muchas mujeres en ese momento decisivo, en el que el cáncer obliga a extirpar una parte del cuerpo. Pero su inquietud no terminó en el hospital. Se especializó en dermoestética y micropigmentación oncológica, técnicas que permiten tatuar areolas en 3D sobre el pecho reconstruido. El efecto visual puede transformarlas, muchas mujeres vuelven a reconocerse. “Les cambia completamente el chip”, dice, pero en muchos casos no es suficiente.
La imagen se restaura, pero falta el tacto, falta sentir. Por eso, Ascensión empezó a crear prótesis externas de pezón, elaboradas de forma artesanal, personalizadas para cada mujer. Lo que antes era solo un tatuaje sobre la piel ahora se convierte también en una textura, un volumen, una presencia. “Esto es una artesanía, hecho a mano y completamente personalizado. Si a la mujer le han quitado solo una mama, se utiliza la otra como referencia. Hago una foto de la areola sana, simulo el mismo color y replico el volumen”, explica. En los casos en los que no hay referencia, utilizan moldes de otras mujeres y la paciente elige el que más se parece al que recuerda haber tenido.
Las prótesis no necesitan pegamento en condiciones normales, el material con el que están hechas se adhiere a la piel por calor corporal, con un efecto de vacío que las mantiene en su sitio. Para ocasiones como hacer deporte, viajes o mantener relaciones sexuales, pueden usarse adhesivos compatibles con la piel que ofrecen mayor sujeción. “Es importante que las mujeres se vean bien también en esos momentos íntimos, es una parte fundamental de la personalidad”, señala Ascensión.
El trabajo lo realiza en su propia casa, en un pequeño despacho, aunque para la colocación de las prótesis cuenta con la colaboración de clínicas ginecológicas que le ceden un gabinete. Todo el proceso está pensado para ofrecer comodidad, intimidad y cuidado. No es un tratamiento médico, es una pieza de apoyo emocional.
“Una vez que te reconstruyes la mama, la parte práctica ya la tienes. Pero a lo mejor lo que te falta es la parte psicológica de sentirte entera”, explica la enfermera. Las prótesis se convierten en una herramienta que acompaña a la mujer en ese tramo final del proceso de recuperación, cuando lo físico ya ha sido reparado, pero la imagen corporal aún no encaja.
“Tengo pacientes que no se pueden mirar al espejo porque la reconstrucción no ha quedado bien. Muchas veces vienen tratamientos como la radioterapia encoge los tejidos y deja la piel distinta. Entonces, a lo mejor esa mama no se ha quedado normal, está dura o deformada. Si encima no tienen la areola, pues imagínate”, asegura. Una prótesis, en esos casos, puede marcar la diferencia entre el rechazo y la aceptación.
El público que busca estas prótesis es diverso, pero todas comparten el mismo deseo: sentirse completas. “Esto no distingue de edades. Le hemos hecho prótesis a mujeres de hasta 75 años, que siguen siendo presumidas, que quieren mirarse y verse bien”, afirma. Y aunque en Málaga esta técnica aún es poco conocida, hay cada vez más profesionales formándose para ofrecerla. Ascensión ya ha contactado con la Asociación de Cáncer de Mama para ofrecer una charla informativa en septiembre. “La mayoría no sabe que esto existe”.
Las prótesis, bien cuidadas, pueden durar años, solo requieren lavarse con agua y jabón después de cada uso. No necesitan mantenimiento ni cuidados complejos, pero lo que ofrecen a cambio va mucho más allá de su sencillez.
“Esto ayuda sobre todo a las mujeres con cáncer a sobrellevar mejor la enfermedad”, explica. Durante el proceso, incluso mientras reciben tratamientos agresivos, poder mantener una imagen corporal reconocible puede tener un efecto tranquilizador. Como ocurre con las pelucas o la micropigmentación de cejas, estas piezas ayudan a sostener la autoestima. “Te va a ayudar a llevar la ansiedad de una manera más positiva. Es algo que te puede acompañar en ese proceso duro”, afirma la enfermera.
Ascensión no habla desde el marketing ni desde lo técnico. Habla desde la empatía de quien ha estado al otro lado del quirófano, viendo lo que la medicina no siempre repara. “Esto no es una vanidad. Es cerrar un proceso. Es recuperar algo que la enfermedad intentó quitarte”.
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