Málaga

El río Guadalmedina de Málaga, convertido en vertedero

Puente de La Rosaleda, lugar donde se han centrado las tareas de limpieza del Guadalmedina.

Puente de La Rosaleda, lugar donde se han centrado las tareas de limpieza del Guadalmedina. / Carlos Guerrero

El cauce del río Guadalmedina sigue sin limpiarse. La imagen del vertido de aguas negras inundado por toallitas de WC hizo saltar las alarmas entre los ciudadanos malagueños después de un vídeo publicado en una red social. Francisco Cervantes, portavoz del movimiento AndaLimpia, denunció que es un problema recurrente del que el Ayuntamiento de Málaga “no tiene ni el más mínimo interés en solucionar”.

Desde el Puente de la Rosaleda hasta el Puente de Armiñán, el cauce del río Guadalmedina se encuentra en su peor estado. “Cuando son días de partido, los aficionados van desechando desde el estadio los residuos al río, porque no hay ninguna papelera”, cuenta Cervantes. A un lado del recinto se encuentra la obra de las torres de Martiricos, que también expulsa desechos al cauce. Al otro lado hay un mercadillo, donde la basura acaba en el mismo lugar, en el río, convirtiendo toda la zona en un “gran vertedero”.

Ante el descuidado estado de conservación del Guadalmedina nació en 2018 AndaLimpia, una asociación sin ánimo de lucro formada por un grupo de voluntarios comprometidos con el medio ambiente y su protección. “Nosotros solemos organizar quedadas los sábados o los domingos, nos tiramos dos horas y muchas veces nos da tiempo a recoger entre 300 a 500 kilos de basura”, resalta Ángeles García, voluntaria de la iniciativa. Cuando acaba la jornada, Limasa se encarga de recoger las bolsas de basura.

Voluntarios introducen en bolsas toda la basura recogida del cauce del río. Voluntarios introducen en bolsas toda la basura recogida del cauce del río.

Voluntarios introducen en bolsas toda la basura recogida del cauce del río. / Carlos Guerrero

A través de las redes sociales, publican las acciones realizadas e incitan a los usuarios al voluntariado para ayudar. “La difusión es tan importante como la limpieza, cuantos más seamos mejor”. García insiste en que, aunque la labor de los voluntarios sea fundamental, “tampoco podemos abusar, lo que no queremos es que el Ayuntamiento se acostumbre a que nosotros hagamos el trabajo que les corresponde a ellos”. “Lo que nos gustaría a nosotros es no tener que salir a limpiar, y que hubiera un equipo que se ocupara de ello”, añade Francisco.

“El cauce del río es responsabilidad municipal”, afirma el portavoz de AndaLimpia. Según una sentencia reconocida por la concejala Teresa Porras, “los ríos que pasan por cauce urbano corresponden al Ayuntamiento”, ha explicado Pilar Arrabal, voluntaria de la asociación. “En el Guadalmedina no hay gente viviendo y por eso no se hacen cargo, pero hay basura, y eso ya es motivo para actuar”, afirma Ángeles García.

El problema de las toallitas

Existe una gran falta de conciencia sobre el problema: “La suciedad del río es algo ya normalizado, la gente lo lleva viendo así toda la vida”, afirma García. Esto hace que tampoco exista conocimiento sobre el problema medioambiental que supone tirar las toallitas al WC. “Las toallitas aun comercializadas como ‘biodegradables’, no se descomponen y se convierten en una masa imposible de retirar”, ha explicado Francisco Cervantes.

Vertidos de toallitas ensucian el cauce del río Guadalmedina. Vertidos de toallitas ensucian el cauce del río Guadalmedina.

Vertidos de toallitas ensucian el cauce del río Guadalmedina. / Carlos Guerrero

El Ayuntamiento de vez en cuando actúa ante esta problemática arrasando la tierra con una máquina para deshacerse de los restos de toallitas, pero que al mismo tiempo, acaba con toda la biodiversidad de la zona: “La única solución es que estos residuos no llegaran hasta aquí, al río, porque luego además acaban en la playa”, ha añadido el portavoz.

En la periferia de la ciudad hay aún menos control, los voluntarios exigen “los mismos medios” para todas las zonas afectadas. Hay más entornos contaminados, como el Guadalhorce, o los arroyos de las barriadas “más marginales”, como La Palma o la Nueva Corta. “El 30% de la población malagueña vive bajo el umbral de la pobreza y en el barrio de Palma Palmilla viven alrededor de 50.000 personas, merecen también que se presten unas ayudas y servicios públicos”, ha declarado Francisco.

"La suciedad del río es algo ya normalizado, la gente lo lleva viendo así toda la vida"

AndaLimpia se amplía a nivel nacional: “estamos formando una red de asociaciones para concienciar la protección del medio ambiente e intentar obtener recursos para hacerlo. Pronto tendremos una reunión para pedir que vuelva el sistema de devolución y retorno de los envases y se cumpla la ley de residuos, además de intentar retirar el plástico lo máximo posible y optar por otros materiales biodegradables”, han desvelado los voluntarios de la asociación.

“El problema por una parte es de la ciudadanía, que no debería arrojar residuos al río, pero ¿y las instituciones?”, exclama Ángeles García. “Debería haber un programa de limpieza con gente contratada que se ocupara de limpiar estos espacios naturales que quedan olvidados, porque al igual que se limpian las calles y las plazas de la ciudad, esto también es parte de Málaga”, ha concluído la voluntaria de AndaLimpia.

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