Robo violento a un anciano en Palma-Palmilla: lo dejan malherido tras asaltarlo cuando subía a un coche

Un agente de la Policía Nacional en la Palma-Palmilla en una imagen de archivo.
Un agente de la Policía Nacional en la Palma-Palmilla en una imagen de archivo. / JAVIER ALBIÑANA

La Policía Nacional investiga un robo violento a un anciano en Palma-Palmilla. El autor se dio a la fuga tras haberlo dejado malherido. La víctima, de unos 80 años, habría sufrido lesiones y tuvo que ser asistida por una ambulancia. En el barrio "es un vecino muy querido", según ha podido confirmar este periódico de fuentes cercanas.

El suceso se remonta a este pasado lunes. Fuentes policiales indicaron a este periódico que el octogenario iba a subir a un vehículo cuando fue abordado de forma sorpresiva. Por el momento se desconoce cuál es la gravedad de su estado ni el botín con el que logró huir.

Un dispositivo policial desplegado en la zona trató de localizar al responsable del robo. Al cierre de esta edición, el supuesto ladrón no había sido detenido. El asalto levantó una ola de indignación vecinal. "El ambiente estaba muy caldeado. Los había dispuestos a tomarse la justicia por su mano", advertían fuentes próximas a los hechos.

Dos hermanos, 'policías' improvisados en El Palo: retienen a las supuestas ladronas que le robaron la pensión a un anciano

Hace unas semanas, dos hermanos lograron retener a las presuntas ladronas que le habían robado la pensión de 2.000 euros a un anciano en la barriada de El Palo. Ocho minutos fue el tiempo que emplearon dos hermanos en atraparlas. Tras una persecución, las acorralaron en una calle para retenerlas hasta la llegada de la Policía. La escena transcurrió a plena luz del día. Hubo, según el testimonio de estos vecinos, dos detenciones, pero ni rastro del sobre con el dinero sustraído.

"¡Han robado a Pepe!"

Aunque no se consideran héroes, el papel de improvisados policías que ambos adoptaron les llevó -sin pensarlo- a rodear a los supuestos cacos para que no escaparan. Los hermanos -Ana María y Juan Carlos- trabajan como operarios de la empresa de limpieza de Málaga (Limasam). Esa mañana, como cualquier otra, ella le sacaba brillo a la calle Mar cuando los gritos de él la pusieron en alerta: "¡Han robado a Pepe!".

Un hombre que paseaba a su perro aseguraba haber sido testigo. "Caballero, me parece que se le ha caído algo", espetó a la víctima para advertirle de que dos mujeres le habían arrebatado lo que parecía ser un sobre con dinero. Al echar mano al bolsillo del pantalón, el octogenario se percató de que ya no estaba. Y vecinos al rescate. Ana María, al descubrir que Pepe había sido el anciano damnificado se apresuró en prestarle auxilio. "Estaba barriendo y me eché a correr con la escoba en la mano", cuenta la mujer en declaraciones a este periódico. Juan Carlos, que había sufrido un accidente laboral y en ese momento no estaba trabajando, comenzó una batida con su motocicleta para interceptar a las ladronas. "Entré en el mercado y, mientras, mi hermano siguió buscándolas, hasta que dio con una de ellas. Entonces salieron todos los comerciantes de la zona", describía.

La primera reacción de la presunta ladrona fue negar su relación con los hechos. Y oponer resistencia. El responsable de una ferretería cazó a una segunda persona, también relacionada, supuestamente, con el robo y que se había dado a la fuga a pie. "La cogió del brazo y la arrinconamos hasta que llegó la Policía", narra Ana María.

El objetivo pasaba a ser que Pepe recuperara el dinero de su pensión. La operaria de Limasam decidió mirar "papelera por papelera" y hasta "debajo de los coches" de la zona en busca de los 2.000 euros, que parecían haberse esfumado. En uno de los recipientes de basura encontró la cartilla del banco en el que la víctima confía sus ingresos, pero ya no estaba el dinero. La investigación determinará si hubo una tercera persona implicada, a la que las primeras pudieron entregarle el botín.

Ana María aseguraba que, si bien conoce a la víctima -padre de buenos amigos suyos- habría actuado de idéntica forma si se tratara de cualquier otro vecino. Porque su indignación, dice, es saber que los ancianos son el blanco más fácil de "bandas organizadas" para los robos en cajeros automáticos y también al descuido. En El Palo, según su testimonio, no están siendo frecuentes los asaltos a personas mayores, pero teme que las dos arrestadas "salgan a la calle y sigan robando". "Era la primera vez que la veíamos, no son españolas ni del barrio", detalla.

Cuenta que Pepe, repartidor de helados en sus años mozos, siempre se había valido por sí mismo. Pero recientemente "había dado un bajón". "Siempre le digo que ya no puede ir solo...Su mujer y sus hijos lo quieren acompañar, pero es cabezota", se lamentaba.

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