El singular farmacéutico del Camino del Colmenar
sanidad
Pablo Tiessler es licenciado en Farmacia, en Medicina y piloto de avionetas
Fue ayudante de quirófano y es además, aunque nunca ejerció, médico examinador aéreo
Pablo Tiessler es un farmacéutico singular. A esta formación suma la de médico. Su botica es la que está en el Camino del Colmenar, número 35; en Málaga capital. Y como en el barrio ya lo conocen, más de una vez ha tenido que salir corriendo de su farmacia para dar primeros auxilios a alguien en apuros, sea un motorista accidentado o un hombre que estaba en un bar cercano y se indispuso. "Yo no prescribo medicamentos, sólo los dispenso. Tampoco paso consulta, pero como médico no puedo denegar auxilio", aclara. Cuando se le pregunta por qué no se quedó satisfecho con su título de licenciado en Farmacia, contesta sin titubeos: "Porque también me gusta la Medicina".
Así que tras acabar la primera carrera con 23 años y montarse una pequeña botica de 80 metros cuadrados por Camino del Colmenar, se casó y decidió iniciar su formación como médico. Cualquiera pensaría que lo tenía fácil porque con su preparación de farmacéutico le convalidaron media carrera. Pues no fue así. Sólo le dieron por aprobada una asignatura. "Cuando estaba a mitad de Farmacia descubrí mi vocación por la Medicina. Y como yo si no termino lo que empiezo me frustro, al final acabé las dos carreras. Lo bueno es que no perdí el ritmo de estudiar tras acabar Farmacia, pero en Medicina era el abuelete de la clase", cuenta. Y a continuación aclara: "No soy un empollón, ni mucho menos, pero me meto cuando algo me atrae". Y entre risas, añade: "Ahora estoy más calmado porque soy más mayor".
Es médico especialista en Medicina del Trabajo, tiene 59 años y desde hace ocho desarrolla su labor en una farmacia que cuadruplica la anterior, también ubicada en Camino del Colmenar, cerca de donde estaba la anterior ya que vendió el local -que era muy pequeño- y trasladó la botica. Las nuevas instalaciones tienen un diseño moderno -como si las estuviera estrenando-, pese a que lleva allí casi una década. "Además, la distribución es muy cómoda para trabajar. Y aquí, cuando me llega un pedido puedo dejarlo escondido en un rincón hasta que me dé tiempo de ordenarlo. En la otra farmacia era un caos porque no tenía sitio", recuerda.
Su apellido desvela orígenes extranjeros. Su bisabuelo fue cónsul de Alemania en Málaga. Luego le siguieron en el cargo su abuelo y su padre. Al final, la familia echó raíces en esta ciudad y hoy el bisnieto de aquella saga es el farmacéutico de Camino del Colmenar. Pero Pablo Tiessler es una caja de sorpresas. Además de farmacéutico y médico es piloto de aviación civil. Matiza que de avionetas de hasta seis plazas.
Y cuando se le pregunta por qué no se quedó satisfecho con sus títulos de boticario y facultativo, sostiene: "Porque me dio la crisis de los 40. Hay personas a las que les da por otra cosa y a mí me dio por sacarme la licencia de vuelo", comenta. El gusanillo de volar ya se le había metido hacía tiempo, cuando cursaba la subespecialidad de Medicina Aeroespacial para ser médico examinador aéreo. Cuenta que un día pidieron un voluntario para hacer una pérdida de orientación en un simulador. Mintió y dijo que había pilotado. Así que hizo aquella simulación. Y quedó fascinado. Años más tarde, canalizó su crisis de los 40 apuntándose en el Aeroclub de la Axarquía para formarse como piloto de aviación civil.
Al final, obtuvo su capacitación como médico examinador aéreo -aunque nunca ejerció- y también el de piloto -aunque de avionetas de hasta seis plazas-. Pero en su inquieta vida profesional, Pablo Tiessler también ha trabajado como ayudante de quirófano en Traumatología. "Es lo que más me gusta", admite. Ahora trabaja sólo en su farmacia; un amplio y moderno local en el que además tiene productos de parafarmacia y perfumería. Al final, de todas las profesiones de las que se ha enamorado, sólo ejerce la de farmacéutico. "Por un lado, me atrapa. Y por otro, mi farmacia es una empresa a la que he dedicado toda mi vida laboral", argumenta. Lleva 36 años siendo el farmacéutico de Camino del Colmenar.
Por su edad le quedarían ocho años para jubilarse. Pero él dice que si su salud se lo permite no piensa retirarse a los 67. Y concluye: "Pienso seguir al pie del cañón".
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