"La sociedad cree que la Medicina puede hasta suprimir la muerte"
Fue agredido y logró la condena de su agresor · Ve en los ataques a facultativos una falta de educación porque antes el médico era el chamán de la familia y ahora es alguien al que hay que exigirle porque se le paga
Nació en plena Málaga, pero ama el campo donde puede tener sus animales. Dice que hablar con sus caballos le seda como lo si hiciera con un psiquiatra. Tiene una conversación tranquila, siempre cargada de ironía. Diego González Garrido ejerce la Medicina desde hace 30 años, es coordinador del área de Maternidad del Clínico y profesor asociado de Obstetricia de la Universidad de Málaga.
-Hablemos de la maternidad tardía ya que es ginecólogo.
-La maternidad tardía hoy es la norma. Antes era frecuente el embarazo entre los 19 y los 25 años. Hoy en día la mujer se queda embarazada a partir de los treinta y tantos. ¿Por qué? Porque ha accedido al mercado laboral, la inmensa mayoría son profesionales, quieren darle a su hijo lo mejor, tener su casa, un coche para ella y otro para el marido, todo listo y después es cuando quieren quedarse embarazadas. Y entonces el cuerpo dice no.
-¿La mujer debe plantearse que su maternidad es prioritaria?
-Planteárselo sí, pero ella es dueña de su opinión. Debe planteárselo en serio con el consejo de un profesional. Dar a luz con 35 años fisiológicamente no es de desear porque estamos entrando ya en los embarazos de riesgo. Pero ella es ama y señora, mucho más que el marido o su pareja. Ahora se dice pareja, ¿no? Yo recuerdo cuando se vendían palomas en la Plaza de La Merced y se decía que uno venía por la pareja. Por eso cuando digo pareja se me vienen a la cabeza dos pichones...
-¿Existe el instinto maternal?
-Existe, doy fe. De buenas a primeras una mujer, sin razón pero con poderosas razones dice que quiere ser madre. El instinto maternal fluye. Hay mujeres más maternales o menos. Al hombre le pueden gustar los niños, pero el instinto maternal es algo más que gustarle los niños. La mujer sabe que la maternidad es responsabilidad.
-¿Cómo ve el aborto?
-El aborto no lo veo, es un tema escabroso. Me declaro en contra del aborto, pero tuve que practicar un aborto a una señora con una insuficiencia renal. No orinaba y aconsejamos aborto. Entonces me dije 'voy a fastidiar a los eclesiásticos'. Llamé al capellán y le dije que iba a hacer un aborto y que quería sus bendiciones. [Cuenta que el asesor espiritual de aquel cura, el ex obispo de Málaga, monseñor Ramón Buxarrais, le dijo por teléfono tras conocer que si no abortaba la mujer se moría que hiciera lo que tuviera que hacer]. Después me metí en quirófano e hice aquello...
-¿Qué le parece el plan de parto? ¿Esto de humanizar el parto?
-Me parece muy bien, pero algunas veces se exagera. En el hospital llevamos haciendo el parto humanizado 17 años. Aquí ya entraba el marido en el paritorio, se procuraba que la mujer estuviera acompañada por la familia, el niño se le ofrecía a la madre... Ahora cuando hay mujeres que quieren dar a luz con excentricidades, no estamos capacitados para ofertárselas. Además, no es ningún avance. La Obstetricia ha avanzado y no podemos regresar, sí podemos humanizar, eso sí, a tope. Lo más importante a ofertar es seguridad en el parto y si dentro de esa seguridad podemos hacer que se cumplan los deseos de esa mujer, se hace. Además, las matronas están muy concienciadas de ello. Y debe ser así porque una mujer que está dando a luz no es una enferma. Aunque en un momento determinado puede convertirse en la enferma más grave que pueda uno encontrar.
-Se hace donación de óvulos, fecundación in vitro, congelación de ovarios... ¿El hombre parirá?
-Ya ha parido un hombre...
-Pero era un transexual...
-Sí, era con trampa. El hombre nunca podrá parir. Nunca. Porque no solamente se tienen que dar las circunstancias anatómicas y fisiológicas de la mujer. El hombre no está hecho para eso. Pero ni física ni mentalmente. El hombre jamás podrá ser madre. Para ser madre hace falta ser algo más grande que un hombre, que es una mujer.
-Parece que tiene síndrome de Estocolmo...
-No, es el síndrome de los años que llevo en la profesión. En junio voy a hacer 30 años tratando con mujeres y si después de 30 años un hombre médico no sabe lo que tiene entre manos ha desperdiciado 30 años. Yo, después de tanto tiempo, he llegado a conocer a la mujer. A esa que todos los literatos, políticos y graciosos de turno dice que no hay quien la entienda. La mujer es perfectamente entendible, pero hablan en un lenguaje y hay que escucharlas no con los oídos solamente, sino con el corazón, con el cerebro. Hay muchas formas diferentes de escuchar. La mujer está sometida a una cantidad de hormonas mucho más que el hombre. Los animales lo perciben. Cuando están las feromonas, el gato sabe que a la gata no se le puede tocar hoy... A la mujer hay que escucharla con otra forma diferente de oídos. Y en el aspecto amoroso, tela.
-¿Y qué le parece esto de que haya mujeres que tengan que ser superwoman?
-Una mujer siempre es superwoman. En el aspecto intelectual, en el aspecto físico. Hasta para aguantar el dolor...
-Ha sido víctima de una agresión. ¿Cómo ve estos hechos?
-Creo que se trata de una falta de educación. Antes el médico era el chamán de la familia. Ahora la sociedad cree que a la profesión se le puede pedir de todo, incluso que suprima la muerte. Hoy no se acepta la muerte. Los avances en la ciencia son terribles; cada vez los horizontes son más amplios, pero la Medicina tiene sus limitaciones. Además, antes había una educación... Hoy en día no. Y los padres somos responsables. Esta situación trae como consecuencia no considerar al médico como alguien que puede ayudarte, sino alguien al que hay que exigirle porque para eso se le paga. También está fomentado por las sociedades de enfermos damnificados [por errores de facultativos]. El profesional puede fallar. Pero de eso a que haya sociedades que estén vilipendiando a los médicos también hace daño a la figura del médico. Y todos vamos a acabar en las manos de un médico. Hay que pedirle a Dios que tengamos la suerte de morir en manos de un médico sensato. Y un médico sensato es aquel que puede aplicar algunas leyes no aprobadas hoy, a punto de aprobarse otras, que nos hagan la muerte placentera.
-¿Está a favor de la eutanasia?
-Un médico sensato está por la eutanasia. Eutanasia es quitar la vida cuando no se puede hacer nada. Hoy los límites de la Medicina son tan sumamente amplios que son casos muy excepcionales. Pero los que estamos en hospitales hemos visto casos muy desesperantes, casos en los que no se puede hacer nada por un paciente salvo quitarle aquello que le está matando más que su propia enfermedad, que es el dolor físico o psíquico. Si lo dejas en coma latente, ese paciente morirá en paz. Lo que no se puede consentir es aquello que yo veía hace años, de enfermos terminales que sólo apoyaban el talón y el cráneo, curvados por el dolor. Pero no estoy de acuerdo en que se transforme en un reality-show. Si yo estuviera en una situación terminal, pediría a mis compañeros que actuaran con sensatez. De hecho, tengo un contrato verbal con algunos compañeros de que el día que me vean en una situación irreversible y sufriendo, me dejen dormido. Y ellos, me lo han pedido a mí.
-¿Es necesario un hospital en la zona este?
-Lo veo correcto. La parte este está desprotegida porque no hay ningún hospital [desde el Carlos Haya] hasta el comarcal de Vélez. Luego no me parece insensato un hospital en la zona este porque está descubierta.
-¿Usted verá el megahospital?
-¿Tú crees en el megahospital?
-Los políticos lo han prometido.
-Yo cuando vea las cosas... Cuando me construyan un hospital, ejerceré como médico. No me hagas decir como político lo que pienso como médico.
-¿La crisis le ha afectado?
-Estoy tieso... Sí, nos afecta a todos. A unos de manera directa y a otros de forma indirecta. Ves que la gente que te rodea está perdiendo puestos de trabajo. Yo estoy tratando con enfermas y veo cómo sus maridos que han tenido trabajo están cayendo uno tras otro.
-Malaya, Hidalgo, Troya, Troika ¿Qué falla para que haya tantos casos de delincuencia?
-Falla la permisividad y la alegría con la que los políticos han actuado durante años. Un político es un ser humano... Antes la mano iba a su bolsillo y en un momento determinado, la mano va a otro bolsillo. Es humano y los hombres caen. Hay una permisividad, hay una aquiescencia política. Unos son ladrones desde el principio y otros se hacen, pero ambos son ladrones.
-Le gusta mucho el campo. ¿Qué encuentra en el campo?
-La paz que en la ciudad no existe, la relajación, la curación a mis propias enfermedades, normalmente psíquicas generadas por la actividad cotidiana. A veces encuentro a Dios y otras al diablo, depende de la señora que entre. En el campo se puede meditar y tener animales sin los cuales yo no sería nada.
-¿Le gustan los caballos?
-Los caballos, los perros... Todo ser que no sea humano. Mi copa de cognac al lado de mis caballos los sábados por la tarde no me la quita nadie. Hablo con mis caballos, es como hablar con el psiquiatra, te seda. Yo hago equinoterapia.
-Es médico, pero fuma...
-No lo quiero dejar.
-¿Qué le dicen los neumólogos?
-Me dan tabaco. ¿Digo nombres o es políticamente incorrecto?
-Mejor no. ¿Y los oncólogos?
-Con ellos me quito de en medio para que no echen la bronca.
-¿Y cómo ve la ley antitabaco?
-Se han pasado en coartar la libertad de los que vamos a morir por el tabaco. Hay que proteger a los que no fuman, pero hay que dejar un sitio para que los putrefactos que fuman puedan fumar. Fumar es malo, pero que no coarten la libertad.
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