El principal capo de la mafia rusa en Estonia, detenido en Mijas
Sucesos
El arrestado trataba de establecer su cuartel general en la Costa para eludir una guerra entre clanes desatada hace un año
Efectivos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y agentes policiales estonios han detenido en Mijas a Vyacheslav Gulevich, considerado el jefe de la principal organización criminal rusa asentada en Estonia. La actuación, coordinada por la Audiencia Nacional y la Fiscalía General de Estonia, ha permitido detener también a otros tres hombres que, de acuerdo con la investigación, ocupaban puestos de mando en la red.
La Policía estonia llevaba más de dos años detrás de la pista de Vyacheslav Gulevich y su organización criminal, denominada Kemerovo, dedicada presumiblemente al tráfico de drogas. Las pesquisas alcanzaron una nueva dimensión en septiembre de 2016 cuando el entonces máximo líder del hampa rusa en Estonia, Nikolai Tarankov, fue víctima de un ajuste de cuentas. Hasta su muerte había monopolizado el poder y era el encargado de la recepción del dinero de las distintas organizaciones criminales asentadas en este país báltico, que forma parte de la Unión Europea desde 2004 y que posee un 30% de población de origen ruso, consecuencia de su pasado como república de la Unión Soviética.
El poder de Nikolai Tarankov comprendía la recepción del dinero de diferentes organizaciones criminales asentadas en Estonia para su aportación a la denominada obshack o caja común, así como el tráfico de armas y drogas, extorsiones, prostitución y trata de seres humanos. Además, ejercía de juez entre el resto de los líderes cuando surgía una disputa. Su poder era reconocido desde los años 90. Presidía las shodkas, , a las que asistían los 15 capos o ladrones de ley más influyentes. La Policía informó ayer en un comunicado de prensa que estas reuniones tenían tal envergadura que eran conocidas en el ámbito delictivo como La mesa redonda.
En una de estas reuniones, de acuerdo con el relato policial, Nikolai Tarankov le retiró el apoyo a un miembro de la red que hasta ese momento había controlado el mercado de las anfetaminas en Estonia y había perdido mercancía por valor de un millón de euros. Ese fallo provocó que, presuntamente, ordenara su ejecución, decisión que desató una guerra entre las diferentes bandas que ambicionaban su posición, produciéndose ajustes de cuentas y tiroteos entre los clanes en esa lucha por el control de las zonas y de los diferentes tipos delictivos.
Vyacheslav Gulevich, jefe del clan Kemerovo, dedicado al tráfico de drogas entre otros delitos, se había instalado en Mijas presumiblemente con el propósito de establecer una base de operaciones para sus actividades criminales y vías para el blanqueo de capitales. También buscaba seguridad. Un sicario de un clan rival de Kemerovo fue detenido en junio en Reus (Tarragona), poco después de entrar en España. Previamente había protagonizado un altercado en Estonia al disparar a un miembro de Kemerovo tras irrumpir en la reunión que miembros de la banda celebraban en un hotel de la capital, Tallín. Los investigadores no descartan que su presencia en Reus obedeciera precisamente a la guerra entre clanes que se estaba librando.
Gracias a la cooperación policial emprendida entre las Fuerzas de Seguridad del Estado de España y la policía estonia, poco después de que Vyacheslav Gulevich se afincara en España se inició una investigación conjunta para determinar sus actividades ilícitas en nuestro país, desde donde ocupaba de sus negocios oscuros dando instrucciones a su hombre de confianza para controlar el mercado de la droga en Estonia. Temeroso de que le alcanzara la guerra entre clanes y previsiblemente suspicaz tras la detención del sicario rival en Reus, Gulevich se había rodeado de importantes medidas de seguridad. De hecho, en el registro se ha hallado un hacha y un cuchillo de grandes dimensiones escondido bajo la almohada de su cama.
Una vez que los agentes reunieron tanto en España como en Estonia suficientes detalles sobre los movimientos de la red llevaron a cabo la denominada operación Fulcrum-carinatus de forma simultánea. Mientras Gulevich caía en su casa de Mijas, otros tres dirigentes de la organización fueron arrestados en TallínTallín. Entre ellos figura su hombre de máxima confianza, un experto en artes marciales que reclutaba personal para Kemerovo en el gimnasio que regentaba. La Policía afirmó ayer que diez de estos soldados han sido detenidos a lo largo del último año en la república báltica.
La colaboración policial no solo ha implicado cooperación judicial e inteligencia, también trabajo conjunto. Durante la actuación, dos agentes estonios se desplazaron a España, mientras un guardia civil y un policía nacional se incorporaron al dispositivo en Estonia.
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