Tercer hospital de Málaga

Muchas promesas, ningún hospital

  • Doce años después del primer anuncio de un tercer hospital en Málaga, la ciudad sigue esperando

  • Existe un plan funcional diseñado por más de 300 profesionales, pero aún no se ha redactado el proyecto

  • Tampoco está clara su ubicación

Terrenos en la zona este que son el plan B de la Junta para levantar el hospital.

Terrenos en la zona este que son el plan B de la Junta para levantar el hospital. / M. H.

Mucha tinta y ningún ladrillo. Así pueden resumirse los últimos 12 años en los que el nuevo hospital para Málaga se ha convertido en motivo de enfrentamiento político y promesa electoral sin que, después de tanto tiempo, haya avances. Mientras, profesionales, pacientes y sindicatos claman porque se acometa sin demoras una infraestructura que estiman prioritaria para sustituir a un “Carlos Haya” obsoleto y disperso.

Después de tantas promesas incumplidas por la Junta durante la gestión socialista –hospital de 110 camas, megahospital y hospital de 800 camas–, los malagueños temen que el posible cambio de ubicación que ahora baraja la Administración autonómica en manos de PP y Cs –de los aparcamientos del Civil al norte de la ronda este– no sea más que una excusa para seguir demorando el proyecto.

La historia de esta retahíla de promesas incumplidas arranca hace más de 12 años. Profesionales y un informe de CCOO alertaban por entonces de que Málaga era la provincia que peor ratio de camas de hospital por habitante tenía de toda Andalucía.

Las propias estadísticas del Servicio Andaluz de Salud (SAS) confirmaban de forma indirecta los efectos de ese déficit ya que la provincia casi siempre salía con las mayores listas de espera de la comunidad autónoma. Comenzó a calar la convicción de que hacían falta más camas de hospital, un concepto que aunque muchos expertos tildan de anticuado para medir la eficacia asistencial porque muchas patologías se tratan ya de manera ambulatoria, es válido para comparar los recursos disponibles. Y Málaga sigue siendo la peor de Andalucía.

La Junta dice que su plan A es hacerlo junto al Civil y que los otros suelos son el plan B

El 5 de diciembre de 2007, la entonces consejera de Salud, María Jesús Montero, prometía un tercer hospital en los aparcamientos del Civil de 110 habitaciones. Costaría unos 50 millones de euros y estaría construido en unos cuatro años a partir de que la Junta pudiera disponer de los terrenos, pertenecientes a la Diputación.

El compromiso de la Consejería de Salud por entonces incluía además el centro hospitalario de alta resolución (chare) del Valle del Guadalhorce, el de Estepona y el de Mijas. Entre estos tres centros repartidos por la provincia y el que se construiría en el Civil, según las estimaciones de la Junta, Málaga tendría cuatro años más tarde –en 2011– unas 600 camas más de hospital. Pero al final nunca se construyó el edificio de 110 habitaciones en el Civil, el del Guadalhorce funciona aunque todavía no tiene hospitalización, el de Estepona sigue cerrado y el de Mijas no tiene ni proyecto… Así que de las 600 camas comprometidas en 2007 para 2011 todavía no se ha abierto ninguna.

En septiembre de 2008 –ocho meses después prometer el hospital de 110 camas en el Civil y tres días antes de una movilización para exigir el tercer centro hospitalario para Málaga–, Montero volvió a esta ciudad. Sin tener suelo ni financiación, puso sobre la mesa la promesa de un megahospital con 1.500 camas que costaría unos 600 millones de euros para sustituir al Regional.

Aquel caramelo de un gran complejo hospitalario desactivó la manifestación prevista. Empezó a correr la tinta y se llenaron muchas páginas de periódico. La zona elegida para el megahospital fue Los Asperones. El hospital de 110 camas en el Civil, empequeñecido frente al proyecto de 1.500, cayó en el olvido. La crisis y/o la falta de voluntad política le dieron la puntilla a ambos proyectos. No se hizo ni el pequeño hospital de 110 camas ni el grande de 1.500.

A trancas y barrancas, la Consejería de Salud sí logró terminar el Hospital del Guadalhorce, aunque estuvo tres años cerrado y sin uso. Todavía sigue sin funcionar al completo porque carece de hospitalización. Por su parte, el Ayuntamiento de Estepona –copiando la iniciativa de Benalmádena– le construyó a la Junta un Chare en el municipio. Sigue sin abrirse. Salud dice que, pese a que se acabó hace menos de un año, hay que hacerle reformas para corregir fallos en la estructura. La promesa de la Administración sanitaria es ponerlo en marcha el año que viene.

Medio centenar de asociaciones piden explicaciones a Salud sobre el proyecto

Pero el gran hospital de la provincia –el que aspira a sustituir al Regional– sigue enredado. En marzo de 2017, ya el consejero de Salud era otro, Aquilino Alonso. Él encargó a un grupo de expertos el diseño del futuro hospitalario de Málaga. Más de 300 profesionales se pusieron a trabajar. Más tinta para la prensa que seguía sin ver ningún ladrillo.

En febrero de 2018, casi 10 años después de la promesa del megahospital, la entonces consejera de Salud, Marina Álvarez, anunció un hospital de unas 800 camas, que costaría 230 millones y estaría en seis años; para 2024. El grupo de expertos avanzaba en el plan funcional del futuro Regional y apostaba por hacerlo detrás del Materno, en la zona de La Noria.

Pero tras una reunión en mayo de 2018 entre la consejera y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, Salud retomó la idea de construir el hospital en los aparcamientos del Civil... Vuelta a la casilla de salida, sólo que esta vez no se prometían 110, sino 800 camas. Entonces, De la Torre dijo:“El suelo detrás del Materno es mayor, pero hay edificaciones en uso. Quizás fuera mejor pensar en el Civil”. Más tinta y ningún ladrillo.

En junio de 2018, los malagueños se echaron a la calle para reivindicar el hospital. Un mes más tarde, el alcalde y el entonces presidente de la Diputación, Elías Bendodo, se sacaron una foto con el plano del entorno del Civil en el que iría el tercer hospital. Sin contraprestación económica alguna, ambos desbloqueaban el camino al proyecto con un acuerdo para la cesión del solar para que Salud levantara allí el Regional del futuro. Los expertos entregaron su informe.

Tras el verano, la Junta sorprendió con un aumento de camas y un posible cambio de sitio

Tras las elecciones autonómicas, unos días antes de la toma de posesión del nuevo Gobierno autonómico, la consejera de Salud ya en funciones, Marina Álvarez (PSOE), presentó el plan funcional. Un trabajo de decenas de profesionales que quedaba en el aire por el cambio político (PP-Cs). Los socialistas –ya en retirada, pero aún en el poder– tenían prisa por firmar el acuerdo con la Diputación para la cesión efectiva del solar. La foto sería un símbolo. Pero no hubo foto. La institución provincial se escudó en que no podía rubricar un convenio con los cargos del SAS en funciones.

Cambió el Gobierno andaluz y en marzo pasado por fin hubo foto: todos eran dirigentes del PP. El alcalde de siempre; el nuevo consejero, Jesús Aguirre; el ya consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, y el presidente de la Diputación, Francisco Salado, unían sus manos para los fotógrafos. Por fin se firmaba el convenio para formalizar la cesión de los 48.600 metros cuadrados junto al Civil. Aguirre prometía iniciar el proyecto en 2020.

En visitas posteriores, para despejar las suspicacias de los malagueños escaldados con tantas promesas sobre el hospital, el consejero reiteraba el compromiso con el proyecto. “Ya tenemos los terrenos”, decía en alusión a los suelos del Civil, sin un atisbo de duda sobre la ubicación. Además, indicaba que la Consejería de Salud llevaba “una velocidad de crucero” sobre la iniciativa.

Aguirre dudaba de que pudiera acabarse en 2024, como prometió la anterior consejera socialista, pero aseguraba que el hospital estaría acabado para finales de la próxima legislatura. Es decir, como mucho en los últimos meses de 2026. Más tinta, más páginas de periódico, más minutos de radio, ningún ladrillo.

Superado el parón derivado del cambio en las instituciones autonómicas y pasado el impasse veraniego, los malagueños esperaban avances. Entonces surgió la sorpresa: la Junta empezó a hablar de hacer un hospital más grande, no de 800 sino de 1.000 camas. Una infraestructura que, advertía, no cabe en los aparcamientos del Civil.

Se hizo público que buscaba alternativas de suelo al norte de la ronda este. La delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, salía este jueves al paso para aclarar que el plan A de Salud es hacer el hospital en los suelos del Civil y que los otros terrenos que están en estudio son el plan B, por si la parcela frente al Materno no fuera viable.

El Observatorio 2024 –formado por más de medio de asociaciones de pacientes, colegios profesionales y otros colectivos para velar porque se cumpla el plazo de ese año para la puesta en marcha del hospital– exigió esta semana explicaciones a Salud sobre los derroteros del proyecto.

Un puñado de profesionales también dio la cara hace unos días para pedir que no se demore más su construcción. Doce años después de la primera promesa, los malagueños siguen esperando el hospital. Y los periodistas, después de haber gastado tanta tinta, aguardan poder contar por fin que arranca la obra y, más aún, que el hospital empieza a funcionar.

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