Más de un tercio de la electricidad defraudada en Málaga se debe a las plantaciones de marihuana
Endesa asegura que en algunos casos los técnicos deben ir "encapuchados para evitar su identificación y acompañados de las fuerzas de seguridad"
El robo de electricidad detectado en Málaga en nueve meses equivale al consumo anual de 30.000 habitantes
Los casos de fraude eléctrico para abastecer plantaciones de marihuana indoor (es decir, dentro de edificios) siguen aumentando en Málaga. Solamente el año pasado esta actividad gastó el 36% de toda la energía sustraída a Endesa, cuyos ténicos "encapuchados para evitar su identificación y acompañados de las fuerzas de seguridad" han desmantelado instalaciones en naves, viviendas o pisos en las que han llegado a sufrir agresiones, según ha dado a conocer la empresa. Más allá de estos casos, la suministradora tramitó en 2024 más de 3.000 expedientes de fraude en la provincia, un 9% más que el año anterior, tras realizar 26.000 inspecciones; muchas de ellas, resultado de denuncias anónimas realizadas por ciudadanos. Un incremento que "pone de manifiesto la magnitud de un problema con graves consecuencias para la seguridad física de las personas, la calidad del suministro eléctrico y el importe de la factura que pagan todos los ciudadanos". La energía recuperada superó los 42,2 millones de kWh, un 4% más.
Para detectar estos enganches ilegales, la filial de distribución de la empresa está empleando una tecnología innovadora con inteligencia artificial y ha sumado a su equipo expertos en big data y data science que le han permitido duplicar la tasa de éxito de las inspecciones. Aunque en el caso de las plantaciones de marihuana, asegura la empresa, los picos de consumo eléctrico son más evidentes, hasta tal punto que se disparan hasta niveles industriales. "Se han dado casos de edificios de viviendas que consumían como un hospital, una sobrecarga que hace saltar las protecciones de la red provocando cortes de suministro a todos los vecinos. El nivel de sobrecarga ha llegado a provocar incendios en las instalaciones". Un ejemplo son los 24 incendios registrados este año en centros de transformación de e-distribución en Andalucía por la saturación de la red derivada del fraude.
Igualmente, las plantaciones bajo techo, controladas en su mayor parte por organizaciones criminales, generan, "además de los peligros físicos por la manipulación de la instalación eléctrica, el deterioro de la seguridad ciudadana en las zonas donde se concentran, afectando a los vecinos y también a la calidad del suministro" al consumir grandes cantidades de energía para asegurarse las condiciones de luz, temperatura y ventilación adecuadas para acelerar los cultivos. Se estima que cada uno de estos invernaderos de marihuana demanda un volumen de electricidad que equivale al consumo de unas 80 viviendas de unos 100 m2 y que tras desengancharlas las incidencias pueden llegar a caer un 90%. El año pasado, las plantaciones desconectadas de la red en el área de e-distribución acapararon casi el 30% del volumen de fraude detectado por la compañía.
No obstante, los fuertes descensos en el consumo eléctrico que se registran tras las intervenciones policiales "son a menudo temporales y las conexiones ilegales vuelven a realizarse en cuestión de horas o días". "La existencia de un marco penal más laxo que en otros países de nuestro entorno no contribuye a frenar la proliferación de enganches ilegales", explica Endesa. "En otros países como Francia, Alemania o Italia se diferencia entre casos graves y leves y el fraude eléctrico conlleva incluso penas de cárcel, mientras que, en España, el robo de energía conlleva pena de multa, no prevé agravantes ni computa para la reincidencia".
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