El tintero se quedó casi vacío"Nuestra sombra es tan alargada que una corrida buena te cubre otras peores"

eduardo miura. ganadero

Ferrera se encierra con sus toros en la vuelta a Málaga de la mítica ganadería "La Fiesta necesita revulsivos"

El diestro Manuel Jesús 'El Cid' se va de la cara del toro en un momento de su actuación ayer en La Malagueta.
Marta Jiménez

19 de agosto 2014 - 01:00

SUCEDE a veces que escribir una carta personal ayuda a expresar, negro sobre blanco, todo lo que no se puede decir oralmente. Un sentimiento, un perdón, un sueño. Conceptos tan etéreos que es muy difícil darles forma. Para un torero no hay papel y lápiz, hay muleta y estoque. Todo lo que un matador puede rumiar rebobinar en su en alma y en su mente; sus intenciones, sus deseos sus ambición o sus ganas de triunfar y conquistar al respetable, sólo tienen una manera de redactarlo: delante de la cara del toro. Puede suceder que te falte papel, si el toro no ayuda, o que la final de la frase más bonita un manchurrón de tinta emborrone lo escrito, es decir que la espada no entre. Los tres amanuenses que hicieron ayer el paseíllo escribieron tres historias muy distintas, cada una con su argumento y cada una con un final, pero todas fueron relatos de autor aunque es cierto que en ocasiones faltó suspense. Algo que pudiera parecer raro ya que en la narración parte de los protagonistas eran toros de Victorino Martín.

Los de la A coronada, de buenas hechuras, llegaron a Málaga rodeados de expectación y aunque en algún momento algunos fueran sosos o adolecieran de falta de transmisión crearon unos momentos de peligro en los que la hombría se ponía en juego de verdad. Que se lo digan a El Cid en su primero. Decíamos ayer que en un examen de este calibre poco solucionaban los apuntes encima de la mesa. Aquí, no sólo había que saberse el temario de pe a pa si no que las preguntas trampa estaban a la orden del día. El de Salteras conoce muy bien esta ganadería y sabía que no valía el verdadero o falso, ahí había que desarrollar, y justificar la respuesta. A su primero, de peligrosísimo cabeceo por alto, lo fue llevando poco a poco para intentar lucirse con él. cambió de pitón y se mantuvo templado y firme el sevillano y aguantó el tipo ante un enemigo que le pidió los papeles en numerosas ocasiones.

En su segundo a cosa cambió. Fue un gran toro. De hecho, se aplaudió en su arrastre. No es que no tuviera teclas que pulsar, que también pero él supo hacerlo. Lo fue haciendo suyo y por naturales toreo despacio y con muchísimo gusto y fue hilando tandas generando el disfrute de los tendidos. Para colmo sonó el pasodoble Agüero, de belleza sinfónica sin igual. Pero ahí llegó el manchurrón de tinta. Atravesó la estocada y además, los tres descabellos hicieron que el burel se fuera con sus orejas intactas para el arrastre, pero ahí quedó el poderío de El Cid.

Javier Castaño ya sabía lo que era enfrentarse a los de Victorino Martín en Málaga. Ni más ni menos que el año pasado. Tiro de su mucho oficio con las ganaderías duras y se notaba su aplomo cuando el toro le presentaba sus credenciales. El toro se dejó querer y Castaño de se fue acoplando a la embestida que ofrecía el toro pero al toro le faltó emoción. Con el quinto llegó el trofeo tras una faena muy templadas a pesar de que el toro se orientó y se coló varias veces. El toro embestía y él supo aprovecharlo. Una oreja al esportón.

Dicen que Dios escribe recto en renglones torcidos. Por eso, aunque a Manuel Escribano le tocara en suerte el peor lote, él venía darlo todo y así fue. No tuvo colaboración ninguna de sus oponentes pero su actitud y pundonor en sus dos intervenciones dejaron muy claras cuáles eran sus intenciones para con la afición malagueña. Fue fiel a su compromiso con el tercio de banderillas y se lució con ellas. Fueron tan arriesgadas y tan de verdad que apunto estuvo de tener que visitar la enfermería. En su primero, se mantuvo muy seguro de sí mismo y de forma muy inteligente fue llevando a terrenos más favorables. No titubeaba ante los peligros que presentó. Pero no había de donde sacar y se silenció su labor de torería. Con el sexto toreó con mucho gusto a la verónica aunque el toro le enganchó el capote. Como ante la muleta el toro tampoco sirvió, no pudo más que matar. Se agradeció su voluntad férrea.

Para hoy, el hombre ante la leyenda. Antonio Ferrera se encerrará en solitario con seis toros de Miura. Huelga escribir cualquier palabra más.

SÓLO ver su hierro en un cartel ya impone. Los temidos y admirados toros de Miura pisarán esta tarde La Malagueta después de no lidiar en Málaga desde 1987. Regresa la leyenda del campo bravo.

-Casi treinta años sin lidiar en Málaga. ¿Cómo afrontan el regreso?

-Málaga no es una plaza que en la historia que hayamos ido de forma continuada. La última vez fue en 1987. Tenemos pocas corridas de toros y hay muchas plazas que son habituales nuestras y tampoco las empresas nos llamaban. No teníamos toros y tampoco los pedían. Ahora me llamaron con tiempo, a la empresa le ha parecido bien la corrida y es un cartel atrayente por el gesto que ha tenido Ferrera. En Málaga ha caído bien.

-¿Qué le parece el gesto de Antonio Ferrera?

-Es un gesto importante. El de Miura es un toro que crea una serie de dificultades y hay un torero dispuesto a vencer esas dificultades. Los toros tienen que colaborar también y si sale bien, al final es bueno para todo el mundo. La Fiesta necesita revulsivos. Que la gente salga satisfecha del espectáculo es lo que pretendemos todos los que participamos.

-Hablamos de revulsivos y sin duda la presencia de Miura siempre lo es, en cambio, son muy limitadas sus corridas.

-Nuestra política es lidiar de ocho a diez espectáculos. Hemos vuelto a Madrid después de nueve años. Primero es tener toros y después ponerse de acuerdo, no al revés. Nos gustaría lidiar en muchos más sitios pero si no se tienen toros no es posible.

-¿Cómo es la corrida que vendrá a Málaga?

- Variada de pelo; hay cárdenos, dos colorados, castaños entrepelados. Es muy bonita de hechura. Como se decía antes, es muy sevillana pero para la corrida de Málaga sirve. Es agradable para el torero.

-Cuando vinieron por última vez Málaga aún no era de primera categoría. ¿Han cambiado mucho las cosas?

-Cuando subieron a Málaga primera yo no lo vi muy claro. Tendrían que haber subido, por ejemplo, a Salamanca. Tradicionalmente las plazas de primera eran Sevilla, Bilbao, Madrid, Valencia, Zaragoza... Se decidió elevar la categoría de otras también. Hay una parte del público que cree que eso es mejor para la Fiesta aunque yo no creo que sea así.

-¿Cómo se moderniza una ganadería de tanta historia?

-Mantenemos el carácter del toro haciéndolo más adaptado a las exigencias a la lidia actual. No es el mismo comportamiento de hace 100 años. Eso sí, manteniendo su personalidad que es lo que espera encontrarse el aficionado.

-Triunfos como el de Rafaelillo en Mont de Marsan compensa cualquier preocupación.

-Cuando tienes un gran éxito te cubre siete fracasos. Uno tiene una sombra tan alargada que cuando una corrida te sale buena te cubre otras peores.

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