"No podemos parar a nadie ocho horas", las trabas para comprobar delitos en Málaga 'libera' a conductores extranjeros
Guardias civiles denuncian que la lentitud en las comprobaciones y la disparidad entre países permiten "dejar marchar" a los sospechosos y abogan por una “mayor coordinación europea"
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Los controles policiales rutinarios en la Costa del Sol, uno de los puntos con mayor diversidad de nacionalidades al volante, se enfrentan cada día al mismo dilema: respetar los derechos individuales, o perder la oportunidad de detener un coche sospechoso que, en la práctica, puede desaparecer minutos después de ser liberado. Y, el conductor, con ello, seguir delinquiendo. Marbella y Algeciras, principalmente, han pasado a ser en los últimos años un mosaico de matrículas procedentes de toda Europa. Fuentes conocedoras de estas actuaciones en carreteras atestiguan que cada vez se detectan más placas francesas, británicas o de otros países de la UE, cuyos titulares reales resultan casi imposibles de identificar en tiempo real. Las trabas para comprobar si están siendo perseguidos favorece, denuncian, la impunidad de muchos: "Hay países que nos contestan a las ocho horas y no podemos parar a nadie tanto tiempo". Los investigadores consultados describen un escenario en el que la falta de herramientas comunes deja amplios márgenes de impunidad para determinadas prácticas. Reclaman bases de datos compartidas y protocolos unificados que permitan verificar en segundos quién es el propietario real de un vehículo extranjero, especialmente en zonas donde el crimen organizado aprovecha los problemas de coordinación.
El diagnóstico es compartido por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que aboga por una “mayor coordinación a nivel europeo”, porque todavía, denuncia, no existe “la agilidad deseable”. “Cuando trabajamos contra la delincuencia organizada y el narcotráfico no podemos estar esperando varias horas a confirmar la veracidad de los documentos”, critica el colectivo. El protocolo fija que, si la persona al volante, de nacionalidad extranjera, no presenta un permiso de conducción, es detenido y pasa al juzgado. Pero, si hay dudas sobre la autetincidad de este carné los agentes "toman nota", se les "deja marchar" y entregan esos datos al Giat (Servicio de Información de la Agrupación). "Si después resulta ser falso, se emite orden de detención por si es detectado en futuros controles", precisan.
El problema que apuntan los investigadores no es solo técnico: mezcla limitaciones legales, incapacidad práctica para comprobar datos internacionales en el acto y modalidades de ocultación que se benefician de esas lagunas. Desde vehículos robados que van a parar a África, tránsito de droga hacia Europa con placas falsas, en festivos, de noche, con la circulación congestionada y, todo ello, camuflado con el tráfico o las horas a las que países extranjeros más se demoran en dar una respuesta.
Fuentes de la Subdelegación del Gobierno afirman que, para estas comprobaciones, existe una base de datos que comparten países europeos sobre vehículos y permisos de conducir denominada EUCARIS, de la que hacen uso la Guardia Civil y policías locales. Sin embargo, agentes con décadas de experiencia en carreteras hablan de las limitaciones del sistema. "No funciona como debería porque no todos los países dan acceso a sus datos; algunos no están dados de alta", matizan. La colaboración internacional, denuncian, es muy desigual. “Francia es uno de los países que más colabora, pero no es el caso, por ejemplo, de Bélgica. Los hay que tardan días en cualquier consulta”, explican expertos policiales.
En la práctica, apostillan, la detección de irregularidades es frecuente. “Matrículas falsas se detectan todos los días, sobre todo en Marbella y en toda la Costa. Al día controlamos muchos y se detienen sólo a algunos”, detallan. En teoría, los agentes pueden actuar si un vehículo figura como robado: “Si está dado de alta como sustraído en cualquier país, lo vemos en el momento en la base de datos. Pero si cambian las matrículas…”, reconocen. En la práctica, la lentitud en las comprobaciones y la disparidad entre países permiten a conductores extranjeros que sigan circulando sin trabas. “Sí, somos receptores de turismo, que venga el que quiera... pero ya será tarde cuando las mafias se hayan establecido”, advierten los investigadores consultados, que reinvidican "más herramientas legales". “No se trata de controlar y restringir los derechos ciudadanos", aseveran.
"El coche nunca es de los malos”
Las redes que utilizan vehículos a nombre de terceros complican aún más la imputación de responsabilidades administrativas y penales: el coche “nunca es de los malos”, parafrasean las fuentes, y esto dificulta sanciones económicas o medidas cautelares. Es habitual que el conductor no coincida con la persona a cuyo nombre figura el vehículo, sino que en muchos casos recurren a “un tercero” —“un amigo” o “un conocido”— y, ante esa situación, los agentes no siempre pueden verificar al instante quién es el propietario. Recalcan que llamar a las autoridades del país emisor de la matrícula para confirmar los datos no es viable de forma sistemática, sobre todo por la noche o en días festivos, cuando la respuesta puede retrasarse o nunca producirse.
Un ejemplo paradigmático es el de los automóviles con matrícula francesa conducidos por magrebíes franceses o marroquíes, "que suelen estar a nombre de otro que no es el conductor”. “Con lo cual siempre es de un amigo de un amigo, de un amigo, y se desentienden de cualquier irregularidad administrativa. No les hace falta falsificar nada, nunca se sabe quién es el propietario real”, aseveran.
El escenario varía si un conductor transporta estupefacientes. La Guardia Civil asume el riesgo de fugas a gran velocidad y abandono del vehículo. Perseguir y detener al fugado es "tan difícil como peligroso", y la prueba material corre el riesgo de perderse si el coche queda varado sin la identificación del titular. Investigaciones policiales han llevado a destapar la falsificación de los documentos que amparan a vehículos coches extranjeros, aunque en carretera no siempre se aprecia. La situación se agrava cuando los implicados están vinculados a delitos de tráfico de estupefacientes. “Si llevan droga, salen a 200 y abandonan el vehículo, es difícil cogerlos”, relatan. En esos casos, la titularidad poco clara del coche impide atribuir responsabilidades directas: “Aquí se ven placas de numerosos países de la UE y de fuera, y no se puede comprobar gran cosa, sobre todo algunos ingleses, que no dan datos y no llevan documentos. Son unos descendientes aventajados de Sir Francis Drake...”, ironizan los efectivos consultados.
Si no puede confirmarse la titularidad o la cesión de uso en el momento, el vehículo suele ser dejado marchar tras la comprobación documental básica. La imposibilidad de llamar o recibir respuesta de las autoridades del país responsable durante noches y festivos agrava la situación. Investigadores reconocen que, hasta que existan mecanismos rápidos y fiables de verificación transfronteriza o cambios en los criterios de inmovilización que respeten las garantías jurídicas, los controles en carretera seguirán encontrando límites incómodos entre lo policialmente posible y lo legalmente permitido.
El problema no solo es técnico, sino también jurídico. “Poco se puede hacer si no tenemos una base de datos común. Se comprueba matrícula y documentación, si todo parece correcto, el conductor se marcha. La UE sigue siendo una desunión europea después de tantos años”, lamentan los agentes.
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