El restaurante de lujo que habrá en la Casa de Botes, situado junto a la Farola en el puerto, estará abierto al público en noviembre. Esa es la fecha que barajan los promotores del proyecto toda vez que la rehabilitación del edificio, cuya obra comenzó a principios de año, está siendo costosa tanto en tiempo como en dinero.

El arquitecto de la obra, Fernando Hernández-Gil -del estudio Lucas y Hernández-Gil- explica que la idea es acabar la obra en octubre y terminar los últimos remates en noviembre, de forma que se pueda  inaugurar ese mismo mes de cara a que el establecimiento esté ya rodado para la campaña navideña, una de las más fuertes del año para la hostelería local. 

"La obra está ahora mismo en una fase en la que llevamos varias cosas a la vez", explica Hernández-Gil, aunque el mayor esfuerzo se está haciendo en dos apartados. El primero es el refuerzo de la estructura porque el edificio, que data de 1953, está bastante dañado y hay que rehabilitarlo, ya que no podía ser demolido y construido de nuevo, lo cual habría sido más rápido y barato. En paralelo están picando toda la fachada porque había muchas grietas y van a hacerla completamente nueva. "Los trabajos en estructura y en fachada están siendo bastante exigentes", indica el arquitecto. 

Por otra parte, según detalla Hernández-Gil, están impermeabilizando las terrazas e iniciando el acondicionamiento interior para, por ejemplo, la instalación de las cocinas. Están diseñando la configuración interior del establecimiento y, en función de eso, se sabrá la capacidad exacta de comensales, aunque se estima que habrá unas 300 plazas. El edificio tiene una superficie total de unos 1.000 metros cuadrados. 

La inversión supera los cinco millones de euros y, en estos momentos, hay unas 25 personas trabajando en la obra. El edificio tendrá tres plantas. En el nivel a ras de suelo habrá un restaurante con parrillas en el que se servirá una cocina mediterránea, especialmente carnes y pescados. Es el corazón del local, donde estaban las antiguas embarcaciones. En una primera planta habrá otro restaurante que tendrá una cocina internacional para poder atender a todo tipo de público y en una segunda planta habrá una gran terraza con zona para copas y ocio. En definitiva, tendrá tres ambientes diferenciados. 

El proyecto se presentó en diciembre de 2020 y la idea inicial era terminar las obras a finales de 2021 aunque no comenzaron hasta 2022 tras tener que sortear varios trámites urbanísticos con el Ayuntamiento de Málaga. Las obras sí están ya en marcha y, si no hay nuevos retrasos -algo que nunca se puede descartar en una rehabilitación de estas características- el restaurante podrá ser una realidad en noviembre de este ejercicio, aumentando así la oferta gastronómica de alto nivel existente en Málaga capital. 

El Grupo Trocadero cuenta actualmente con siete restaurantes -cuatro en Marbella, uno en Benalmádena, uno en Sotogrande y otro en Estepona- y Casa de Botes será el octavo y su primera incursión en Málaga capital. La Autoridad Portuaria de Málaga le adjudicó en 2020 la concesión del espacio para un negocio de hostelería para los próximos 25 años. 

Según la memoria económica presentada por la empresa al presentarse a la adjudicación, la inversión económica para rehabilitar el edificio y poner en marcha el restaurante es de 5,8 millones de euros. Trocadero estima obtener un ingreso de 165 millones de euros en los 25 años de explotación, con un beneficio, descontando los gastos, de 16,5 millones de euros. Siempre según los números hechos por la empresa -que pueden ser prudentes, neutros u optimistas y que habrá que ver si se confirman o no a lo largo de 25 años- esperan una ocupación del 100% en julio y agosto, del 52% en junio y septiembre y del 28% de octubre a mayo con un tique medio por cliente de 55 euros. El número de empleados dependerá de la época, pero se piensa que llegará al centenar en temporada alta.