Los vecinos de Conde Ureña ganan la partida
Urbanismo les exigía el pago de la rehabilitación de un muro derrumbado en el año 2003 En 2001 reclamaron el seguimiento de la zona tras el derribo de un edificio
Diez años después del derrumbamiento de un muro de contención que provocó el insomnio y el desalojo de los vecinos de la calle Conde Ureña 68, y a quienes el Ayuntamiento exigía el pago de su rehabilitación, la resolución ha fallado a su favor.
El derribo a finales de 2001 de un edificio que sujetaba el peso del muro preocupó a los vecinos. Ya desde entonces reclamaron el seguimiento así como el mantenimiento de la zona por el peligro que este podía suponer. Pero la inestabilidad del mismo y las fuertes lluvias, por la que también se vieron afectadas la calle Empinada, General Narváez y Gil Polo, causaron las grietas y su posterior derrumbamiento en diciembre de 2003, lo que provocó el inmediato desalojo de los vecinos durante al menos dos semanas para comprobar el estado del edificio. "Yo siempre digo que fuimos como el turrón, volvimos a casa el día de Navidad", comenta María José Jiménez, quien fue presidenta de la comunidad durante el accidente.
Tras la reconstrucción de la rampa de acceso al garaje y el muro de contención por parte de Cemasa, los vecinos comenzaron a recibir facturas de grandes cantidades y fraccionadas en función de los metros cuadrados que ocupara en el edificio. Mientras tanto, la comunidad reclamaba que el abono de la rehabilitación, así como el seguimiento y mantenimiento de la zona, correspondía a la gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, por lo que presentaron un recurso contra el pago. Cuando hasta hace unos meses daban el caso por perdido y se preparaban para la amortización del dinero, a pesar de las dificultades económicas de algunos vecinos, el último recurso, presentado hace escasas tres semanas, fue resuelto de inmediato a favor de la comunidad, procediéndose así a la anulación de las liquidaciones correspondientes mencionadas en la penúltima resolución, que ascendía a 440.000 euros más el IVA.
De esta manera, los vecinos de la calle Conde Ureña 68 dan por zanjado una lucha de diez años. María José respira aliviada y aún recuerda a su Opel Corsa a varios metros del suelo. "Alquilamos una grúa para sacar a los coches del garaje, era un espectáculo ver a los coches volando. Además en este bloque vive un taxista que ni siquiera pudo ir a trabajar", bromea. A pesar de todo, María José está muy agradecida con el trato recibido durante los acontecimientos, así como la respuesta por parte del área de Urbanismo y la insistencia del letrado, Antonio Checa, en la instrucción del caso.
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