La venta de test de Covid se cuadruplica en Málaga: de 7.000 en julio a 29.000 en agosto
La Consejería de Salud confirma la presencia de la nueva variante Eris, pero aclara que su incidencia es baja y no hay casos graves
La farmacias de Málaga venden ya un test que detecta a la vez gripe y Covid
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Verano, vacaciones, Feria, mayor contacto social y, en algunas personas, síntomas de una patología respiratoria. Ante la duda, son muchas las que en las últimas semanas acuden a una botica a comprar un test de Covid. Según la cooperativa de distribución farmacéutica Bidafarma, las ventas de estas pruebas se han cuadruplicado en lo que va de agosto con respecto a julio.
De acuerdo a los datos aportados por esta empresa, en el mes pasado se vendieron en las farmacias malagueñas un total de 6.962 test y en lo que va de este ya se han dispensado 28.694. La previsión incluso es llegar a los 35.000 al finalizar agosto. Las cifras, aunque llamativas, “están muy por debajo de las que se registraban el año pasado”, destacó un portavoz de Bidafarma.
Profesionales de una farmacia del centro de Málaga precisaban que el incremento de la demanda comenzó antes de la Feria “y se disparó después”. Pero aclaraban que los usuarios no llegan con la angustia de otros años. “Porque ahora hay test suficientes para quien quiera comprarlos, no escasean como antes”, aseguraban. Además, porque aunque la percepción es que hay más casos de cuadros de sintomatología respiratoria, de momento, no son graves.
La Consejería de Salud confirma que en los últimos 14 días se han contabilizado 290 nuevos casos de Covid en la provincia de los 1.032 diagnosticados en Andalucía. Con este número, asciende a 325.979 registrados oficialmente en Málaga desde el inicio de la pandemia. En la comunidad autónoma la tasa es de 49,9 mientras que en la provincia asciende a 70,6. La Administración sanitaria recuerda que en junio de 2022 la incidencia era de 500 puntos.
Aunque numerosas personas de Málaga afirman que en su entorno hay más casos de Covid que semanas atrás, la Consejería de Salud apunta que “la tendencia es descendente respecto a los últimos días”. Hay que tener en cuenta dos aspectos. El primero, que esta prueba ya sólo se hace a personas vulnerables o mayores de 60 años. El segundo, que desde hace varios meses no es una enfermedad de declaración obligatoria. De modo que muchos casos ya no se diagnostican ni se declaran. Por lo tanto, las estadísticas no recogen todos los que hay.
Farmacéuticos hacen la inferencia de que existen más cuadros de patologías respiratorias a partir del aumento que constatan de demanda de estas pruebas. “Cuando la gente no tiene síntomas, no se venden. Hay más venta de test de Covid porque hay más sintomatología”, señalaban. Facultativos de hospitales matizaban que “si hay más casos, son leves” porque no se nota un incremento de afluencia en ese nivel asistencial.
Por su parte, la Consejería de Salud confirmaba la entrada en la comunidad autónoma de una nueva cepa de Covid. “Eris ha sido detectada en Andalucía”, informaba. Sin embargo, dejaba claro que “la incidencia, por el momento, es muy baja, por lo que no está implicando un aumento de la asistencia sanitaria ni en Primaria ni Atención Hospitalaria”. E insistía en que “tampoco está significando un incremento en la gravedad de los casos”.
De modo que la Administración sanitaria mantiene las mismas recomendaciones de cara a la prevención. Éstas pasan por protección mediante el uso de mascarilla para los más vulnerables “ante un virus que sigue entre nosotros”. Salud insistía sobre todo en el cuidado de personas mayores, pacientes crónicos o con sistemas inmunodeprimidos.
Además, la Consejería indicaba que como de momento esta nueva cepa “tiene una incidencia es baja y no supone una mayor gravedad en los casos”, tampoco se va a cambiar la estrategia de vacunación de cara al otoño. La nueva subvariante se llama EG.5, pero de forma coloquial se la conoce como Eris.
Médicos centinelas para su control
Hay patologías que la Administración sanitaria estipula como de declaración obligatoria a fin de tener conocimiento de su existencia y poder tomar medidas cuando se detectan o se incrementan. El coronavirus tuvo esa condición mientras duró la pandemia. Pero ya no lo es.
Fue la pasada primavera, después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara el final de la crisis sanitaria global, cuando el Ministerio de Sanidad dejó de considerar al Covid como de notificación obligatoria. Esto no es una dejación de la labor epidemiológica, sino un reflejo de que –al menos de momento– el Sars-Cov2 no representa un problema de salud pública como años atrás. Además, aunque ya no sea de declaración obligatoria, ello no significa relajación de su vigilancia.
La Administración sanitaria autonómica tiene una red de médicos centinelas que sí declaran los casos y que actúan como testigos del comportamiento de los virus. Se hace con el Covid, lo mismo que con la gripe. Así se puede detectar un comportamiento anormal o ascendente de una patología contagiosa para tomar las medidas oportunas. Por cada distrito suele haber una decena de facultativos centinelas que se encargan de esa vigilancia. Un sistema que los profesionales consideran “bastante eficaz” para el control de las enfermedades infectocontagiosas.
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