La investigación por el crimen a tiros del hombre de 40 años y nacionalidad bosnia perpetrado este martes a plena luz del día en Marbella comienza a dar sus frutos. Las pesquisas apuntan a que el autor, que viajaba a bordo de una motocicleta, realizó una ráfaga de disparos que alcanzaron a la víctima, varios de ellos en la cabeza. Así se desprende de la compleja autopsia que se le ha practicado esta mañana al cadáver en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga.

El cuerpo presenta múltiples heridas también en el tórax y en los brazos, según fuentes próximas al caso consultadas por este periódico. El primer examen forense ha permitido confirmar que el homicida hizo uso de un arma automática tipo subfusil. Dada su laboriosidad por el elevado número de heridas de balas a analizar, está previsto que un equipo continúa examinando este jueves el cadáver a fin de extraer conclusiones más concretas que contribuyan al esclarecimiento del caso.

Siguiendo las indicaciones procedentes de las autoridades sanitarias nacionales desde que dio comienzo la crisis del coronavirus, los investigadores están a la espera de realizarle también una prueba para descartar si padecía esta enfermedad. La recogida de muestras de este tipo exige cierta prudencia ya que por el edificio judicial donde se alberga el Instituto de Medicina Legal pasan diariamente 1.000 personas y sus instalaciones no están destinadas a ese fin.

Ajuste de cuentas

La Policía Nacional, que desde el primer momento se ocupó de la investigación, trabaja con la hipótesis de que el tiroteo, registrado en una zona comercial a la 1 de la tarde, estuvo motivado por un posible ajuste de cuentas. La investigación apunta a que, sobre esa hora, el individuo, que se encontraba en la vía pública, a las puertas de un conocido hotel, fue tiroteado por una persona que acabó huyendo. La víctima, que llevaba mascarilla y una bolsa que evidenciaba que podía haber hecho una compra, se vio sorprendida por la espalda y recibió los primeros disparos. Después, una vez en el suelo, le alcanzaron varios más. En total recibió al menos ocho tiros.

El cuerpo yacía sin vida en un paso de peatones en calle Arturo Rubistein, en la zona sur del municipio marbellí. Varios agentes de la Policía Local de Marbella fueron los primeros en desplazarse hasta allí y comprobaron que el hombre ya había fallecido. Junto al cuerpo encontraron una docena de casquillos de bala compatibles con un subfusil que el autor pudo emplear para consumar el crimen.

Tras el levantamiento judicial, el cadáver fue trasladado al Hospital Costa del Sol de Marbella a fin de que  los sanitarios pudieran llevar a cabo un estudio radiográfico que permitiera arrojar luz sobre las lesiones que la víctima sufrió. 

Era el primer episodio violento que se cobraba la vida de una persona en la provincia de Málaga durante el estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus. A finales de mayo, otro hombre resultó herido también por disparos y acudió con heridas por arma de fuego al Hospital Costa del Sol de Marbella. En ese caso, había recibido varios disparos, todos ellos en las piernas. Los médicos contemplaban la posibilidad de practicarle una intervención quirúrgica, según indicaron entonces fuentes sanitarias.