De víctimas a culpables
Falsos atracos en viviendas, robos de móviles, accidentes de tráfico intencionados y supuestos malos tratos, entre las denuncias fraudulentas que han crecido en los últimos años
Las pesquisas abiertas a raíz de un supuesto robo violento pusieron al descubierto detalles que no coincidían con los hechos denunciados. La investigación daba un giro de 180 grados para centrarse en el falso denunciante, un vendedor de lotería que alertó de que habían forzado el acceso de entrada de su domicilio y sustraído boletos valorados en 350 euros y 560 euros en efectivo. Pero, tras las investigaciones, los agentes comprobaron que la puerta no había sido violentada. El hombre utilizó para su propio beneficio los boletos denunciados y, por los agraciados, había cobrado 119 euros. No son pocas las veces en las que se llega a facilitar incluso las características del supuesto asaltante.
Las denuncias fraudulentas y las simulaciones de delitos figuran ya entre los principales quebraderos de cabeza de la Policía. Y es que, según alertan desde la Comisaría Provincial, este tipo de investigaciones consumen en vano recursos materiales y humanos de la Administración que han tenido que ser detraídos de otras indagaciones de hechos reales.
La intención de recurrir a los agentes estriba, principalmente, en beneficiarse de las compensaciones de las pólizas de seguros. De ahí que los falsos robos de móviles copen estas denuncias, que se suman a los accidentes de tráfico, con previo pacto entre las distintas partes, que, por supuesto, no tienen lesiones.
Para otros, sin embargo, el sentido de movilizar una o varias patrullas tras fingir un secuestro no es otro que evitar una regañina por llegar tarde a casa. Ya ocurrió en 2013 y se volvió a repetir en 2014, cuando una joven aseguró haber sido abordada por un chico en bicicleta para sustraerle el terminal, que ella misma había perdido.
Durante el año pasado también se han registrado falsas agresiones de policías para eludir responsabilidades. Destaca además el arresto del director de una clínica por apropiarse de 38.000 euros y simular después un robo. El responsable del centro aseguró, sin embargo, que unos desconocidos habían sustraído la caja de caudales. La Policía, en este sentido, recuerda que simular ser víctima de una infracción penal o denunciar una inexistente está penado con una multa que puede oscilar entre los seis y los doce meses.
Pero el caso más sonado de 2014, y también de los últimos ejercicios, tuvo como escenario el recinto ferial de Cortijo de Torres. A primera hora de la mañana de aquel 17 de agosto, una joven de 20 años fue encontrada llorando por la Policía Local y denunció haber sido agredida sexualmente por cinco jóvenes (entre ellos dos menores) cuando salió de trabajar. Tras comparecer ante la juez, los tres mayores de edad, detenidos por los agentes horas más tarde de trascender los hechos, quedaron en libertad aunque imputados por violación y robo con violencia. Se les dictó, además, una orden de alejamiento de la víctima. Al día siguiente, tras las declaraciones de varios testigos, se decretó el archivo provisional del caso.
Una semana después, cuando la supuesta agresión había acaparado ya numerosos titulares, la joven admitió que lo recogido en su declaración no era verdad y alegó que se la inventó por miedo a la difusión del vídeo con el acto sexual que había sido grabado con un teléfono. De ahí que un juzgado la condenara a 10 meses de prisión y a una multa por cinco delitos de denuncia falsa en concurso ideal. Una sentencia que fue dictada con la conformidad expresada por todas las partes. La pena de cárcel, eso sí, le fue suspendida durante dos años, bajo la condición de que no cometa ningún otro delito en ese tiempo.
La última denuncia falsa de la que la Policía Nacional ha informado se remonta al pasado día 8 de enero, cuando una mujer de 46 años y su hijo de 20 fueron arrestados por alertar de un supuesto atraco con arma blanca en la frutería en la que ambos trabajaban. Aunque aseguraron que les habían robado 400 euros, en realidad, habían sido víctimas de una falta de estafa por parte de tres personas que les ofrecieron tres cartones de tabaco de contrabando por 70 euros. La empleada pagó el precio acordado y, al abrir el cartón, descubrió que dentro no había más que corcho y clavos para simular el peso.
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