Antoñín es el hombre de moda en el Málaga. Es una vía de escape a todo lo malo que rodea al equipo, tanto extradeportivo como deportivo. El canterano ha caído de pie de la mano de un Víctor que ha apostado por él y éste le ha devuelto la apuesta. Hay jugador.

“Jugamos muy bien. Tuvimos la posesión y el equipo estuvo de diez. Esto es una mala racha pero estoy seguro que si seguimos así esto va a cambiar”, expresaba el goleador del equipo tras la derrota ante el Cádiz en zona mixta. Era el mismo que departía esta semana con Málaga Hoy desbordante de ilusión y con exultante picardía, fuera y dentro del terreno de juego. Su gol, tras un buen escorzo para cabecear un centro impecable de Keko, se lo dedicó “a mi familia, tengo a toda la gente ahí esperándome en La Palmilla, la gente que me quiere”.

“Estaba pensando... no sé, no se qué estaba pensando, estaba en una nube. Ha sido un gol que no ha servido de nada pero me voy contento con él aunque con el mal sabor de boca por la derrota”, resaltaba Antoñín que tiene fe en sus compañeros: “Fallamos muchas ocasiones pero estuvimos intentándolo, pero no llegó. Eso sí, llegará. Más no podemos hacer. Le ponemos ganas, lo intentamos. Pero creo que va a llegar la victoria, la victoria va a llegar”.

“El míster de primera hora me demostró mucha confianza. Yo cuando salto al campo lo hago como si fuera mi debut para devolver así esa confianza al míster”, decía sobre Víctor al que recuerda que “puedo jugar en izquierda, en la derecha, de delantero... donde él quiera, que me ponga por donde tenga que correr”.