El Málaga se planta en la casa del Atlético Sanluqueño, El Palmar (16:00), escondiendo sus intenciones, su once y su dibujo. Es una de las señas del cuadro de Sergio Pellicer, que ha vuelto a coger el compás y cada vez se desenvuelve mejor en distintos escenarios. Lo sabe Abel Segovia, que considera que esto convierte a los blanquiazules en un cuadro camaleónico y que le obliga a preparar un plan A y un plan B.

El entrenador del Sanluqueño es un viejo conocido. Estuvo en el equipo de trabajo del malogrado Francesc Arnau, pero su gran mérito llegó al ser el cocinero del Antequera que subió de manera brillante de Segunda a Primera RFEF la pasada temporada, un hito absoluto. Ahora forma a fuego lento una nueva idea en el club gaditano, que pertenece a Juan Cala y Coke Andújar, que todavía sigue aguantando en activo.

Decía Pellicer que es el conjunto más en forma del grupo y los números lo están demostrando. No ha perdido en los siete últimos partidos. Podría parecer que su pelea es conseguir una permanencia tranquila, pero en las segundas vueltas del fútbol de bronce, nunca se puede descartar nada.

Llega bien el Málaga a la cita, con tres solventes triunfos seguidos, dos de ellos ante el Recreativo de Huelva y el Ibiza, lo cual aumenta su mérito. Pero el técnico de Nules quiere huir de triunfalismos porque la experiencia le dice que es la antesala del chasco. El halago debilita y los blanquiazules son mejores cuando juegan con el cuchillo entre los dientes.

Moussa pelea un balón.

Si pasa a tres centrales, será Moussa Diarra quien regrese a la alineación. El joven central estuvo soberbio en El Collao y es una opción que le gusta a Pellicer para afrontar las salidas. La baja de Manu Molina multiplica sus opciones. La alternativa es seguir con defensa de cuatro y cubrir la baja del onubense con un hombre más de su perfil como Sangalli. También puede retrasar a Dani Lorenzo, pero eso implicaría que tendría que tirar de otro jugador ofensivo como Larrubia, Avilés o Juan Hernández.

No estará solo el Málaga en El Palmar. Se espera que alrededor de un millar de malaguistas se planten en Sanlúcar de Barrameda para visitar un campo vetusto pero con un césped que aparentemente es óptimo.

Linarejos fue una pequeña Rosaleda