Horario y previa del Castellón-Málaga CF

Y sobre todo, fútbol (18:15)

  • El Málaga intenta abstraerse a la convulsa situación institucional para sacar algo positivo de Castellón, donde se medirá a un rival con alto ánimo tras conseguir un ansiado ascenso

Los jugadores del Málaga, en el entrenamiento de ayer.

Los jugadores del Málaga, en el entrenamiento de ayer. / Málaga CF

La velocidad con la que se generan acontecimientos consume la información en estos tiempos hace que el partido de Tenerife parezca de otra temporada, casi. Entre media, el Málaga ha fichado a Matos y Jozabed (el primero estará en Castellón, el segundo no); se ha marchado Tete Morente, el que parecía hombre franquicia por su rutilante segunda vuelta, previo pago de cláusula; varios de los jugadores del ERE han salido o están a punto y se ha inscrito a Lombán; el jeque salpica todo con comunicados cada ve más delirantes... El Málaga ha sido un club volcánico con frecuencia, pero cuesta recordar una época más convulsa que la actual.

En estas, aparece el césped, el del histórico Castalia. El Castellón es un equipo que ha vagado por Tercera años, de hecho jugó una fase de ascenso a Segunda B contra el Atlético Malagueño no hace mucho, en 2016, cuando aquella gran generación que había sido pocas semanas antes campeona de España juvenil intentaba subir a la categoría de bronce. Entonces, en un partido jugado en La Rosaleda, veía el partido desde la grade el flamante entrenador, Juande Ramos. Hace sólo cuatro años de aquellos.

La competición arrancó y, coronavirus mediante, esto no hay quien lo pare y hay puntos en juego. El 5 de octubre aparece como frontera para tener un suelo sobre que el que construir algo. Mientras tanto, Pellicer tiene que hacer verdaderos juegos malabares para gobernar un vestuario en el que pesos pesados saben que se van a ir, en el que jóvenes dan sus primeros pasos como profesionales y en el que deben establecerse nuevas jerarquías. En esas, el capitán de 19 años, Isma Casas, al que Pellicer explicaba ayer por qué le daba el brazalete, no definitivo. “La capitanía de Ismael Casas la he decidido yo porque hasta que no se cierre el mercado no sabemos la plantilla que tendremos. Ha sido una decisión personal mía, no significa que haya que cargarle de responsabilidad. Los chavales están para ayudar, tienen que jugar y olvidarse de lo demás. Le di el brazalete porque me transmite perfectamente los valores de lo que queremos que sea el equipo. A partir del 5 de octubre, una vez cerrado el mercado, serán los jugadores los que voten a los capitanes”, explicaba gráficamente Pellicer en su comparecencia previa. Es una buena fotografía de cómo es la situación actual en el vestuario malaguista.

Sucede que los puntos vuelan y, aunque la Liga Smartbank es un maratón de 42 kilómetros al que el Málaga se enfrenta por tercer año y va conociendo bien, punto que se va no regresa. Así que todo lo que sea eliminar el cero del casillero será una buena noticia en tierras castellonenses. A pocos kilómetros hay un equipo que juega en Europa y que es envidiado en muchos sitios, el Villarreal. Pero el Castellón tiene una historia vasta y raíces en La Plana.

Hay ganas de hablar de fútbol, pero hay demasiadas distracciones fuera del césped. De ver si Pellicer es flexible con el sistema, de cómo pueden ir los jóvenes encontrando más hueco en la plantilla, de constatar si Yanis o Caye Quintana son buenos peloteros de verdad para la coyuntura actual del Málaga. De enfadarse con lo que pase en el césped, o disfrutar, y no con lo que hay alrededor, tan contaminado. Ahora mismo la supervivencia es una buena noticia en el punto de vista institucional. Parece que ahora sí hay alguien al volante, aunque también se equivoca al tomar decisiones o manejar los tiempos. Pero existe un mínimo de seso y cordura, aunque sea porque sea la justicia quien gobierne. Pero el césped tiene su propio lenguaje y sus propias normas.

Se inscribió a Lombán y Matos en la jornada del viernes y en la recámara está un refuerzo que ahora mismo sería extremadamente importante, Luis Muñoz. Pero quienes deben competir y rascar algo positivo de Castellón son los que salgan con la extravagante verde y morada de Nike al césped de Castalia. Enfrente, un recién ascendido, con efervescencia moral y con fútbol para hacer ruido en la categoría. Pero Pellicer dio la receta en la previa. “A ganas no nos puede ganar nadie”, decía el técnico. Si se empata siquiera en ese campo, es muy difícil vencer.

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