Sólo hay tres jugadores malagueños en Primera División ahora mismo. Pero qué tres. Uno es Bryan Zaragoza, hombre de moda esta semana con el impactante traspaso rubricado para que juegue desde el próximo mes de junio en el Bayern de Múnich aunque permanecerá cedido hasta final de temporada en el Granada, el club que ha sido su catapulta tras formarse en el Tiro Pichón y el Conejito. Los otros dos se encontraban este sábado en el Villamarín en el Betis-Real Madrid, Isco Alarcón y Brahim Díaz. Ambos fueron titulares y protagonistas en el partido, que acabaría en tablas (1-1). Los dos jugadores se fundían al terminar el partido en un sentido abrazo. Coincidieron en el Real Madrid, juntos ganaron una Liga aunque el protagonismo que tuvieron no fue el máximo en ese tiempo. Allí consolidaron una buena amistad, se sentaban al lado en el vestuario (dorsales 21 y 22), que ya venía de antes. Dos talentos enormes de la inagotable factoría malagueña, como se puede constatar ahora en el primer equipo. 22.8 de media y 13 canteranos en la lista para ir a Mérida.

Isco vuelve a ser el de los mejores días. Muy activo tanto en la presión como intentando crear juego, con algunos controles impresionantes de su factoría. Tuvo la victoria del Betis en su cabeza en el último minuto del partido, con un buen remate de cabeza picado que se estrelló en la parte interior del palo de Lunin, aunque salió repelido y no entró.

Por su parte, Brahim volvió a ser titular y está aprovechando sus oportunidades bastante bien con las lesiones que han padecido varios atacantes y demuestra que puede ser una opción muy válida para un Ancelotti que no le daba mucha bola al inicio. Fue decisivo en el gol que abrió el marcador, de Jude Bellingham, al que filtró un preciso servicio en forma de globo desde la frontal del área que el inglés acabaría transformando en gol tras batir a Rui Silva.