Míchel González llegó al Málaga en marzo de 2017. Era el tercer entrenador que se sentaba en el banquillo de La Rosaleda en aquel curso tras Juande Ramos y el Gato Romero. El uruguayo fue destituido tras una derrota en San Mamés por la mínima y el madrileño tomaba el control del equipo con el objetivo de lograr la permanencia y levantar el ánimo de una plantilla muy tocada y desgastada pese a los buenos mimbres.

Tras un inicio difícil, con dos derrotas en casa y un empate en Butarque, Míchel lograría encarrilar a la plantilla aquel curso sumando 19 de los últimos 27 puntos en juego, dejando undécimo al equipo. Fue puro júbilo aquel cierre de temporada. Otro verano convulso y alguna bajas sensibles trastocaron los planes del madrileño.

En una entrevista para As, Míchel destaca su experiencia en el banquillo del Málaga como una de las más "frustrantes" de su carrera. Junto a la del Olympiacos, donde dio "un gran cambio al equipo y fuimos importantes en Europa" y fue destituido tras ganar dos ligas y una copa, su paso por La Rosaleda lo recordó así: "Cuando llegamos a Málaga el equipo estaba en una situación crítica en el aspecto anímico, pero como había una gran plantilla se recuperó, pero fue frustrante que en el verano nos quedáramos sin tantos de esos jugadores".

Camacho, Fornals, Sandro... fueron algunas de las bajas más importantes de aquel verano. Tres jugadores capitales en la reacción del equipo. La temporada 17/18 fue la del descenso y comenzó con un punto en las primeras nueve jornadas de competición. Encarriló 10 puntos en las seis jornadas posteriores pero acabó su etapa en Málaga en enero de 2018 tras sumar cuatro derrotas consecutivas. Dejó al equipo decimonoveno con 11 puntos.

Míchel disputó 33 partidos oficiales con el Málaga de los que ganó nueve, empató tres y salió derrotado en los 19 restantes. Actualmente se encuentra en el paro tras cerrar su etapa en México en el Pumas tras renunciar al cargo.