El Málaga CF juega esta tarde en Santander un partido vital para comenzar su ascensión. El objetivo fijado por el club en el inicio de la temporada no ha cambiado y se espera que la apuesta por Pepe Mel comience desde ya a dar sus frutos tras el estreno con empate del entrenador madrileño. Las victorias deben convertirse en normalidad y dejar a un lado la anomalía.

Ni en las peores pesadillas de la dirección de la entidad se podía esperar que el equipo figurara como farolillo rojo antes de disputar la jornada ocho de Segunda División. La apuesta en la confección de la plantilla ha sido alta, con muchos nombres de gran nivel como Aleix Febas, Rubén Castro, Alfred N'Diaye o Fran Villalba, por el que se pagó incluso por su cesión. Ya lo decía Mel, que reconocía la calidad de los suyos pero que aún debía darle sentido a tanto nombre, crear sinergias entre ellos, formar un equipo con ellos.

El madrileño ha caído de pie en el vestuario, con un aire fresco y otra metodología. El cambio de sistema que trae, con el 4-2-3-1 (moldeable al 4-1-4-1), dejó una mejor imagen del equipo ante el Villarreal B, dominador y que fue capaz de limitar el peligro de un conjunto habituado a probar el arco con facilidad. Se vieron mejoras pero le queda mucho camino por delante al conjunto blanquiazul.

Un único punta, Rubén Castro, extremos a pierna natural, un mediapunta, Villalba, y la línea defensiva muy cerca de la línea del centro del campo fueron los puntos más visibles que dejó Mel. Se espera que esto no cambie, que ese sea el camino que desea tomar el entrenador en base a lo que tiene, a lo que quiere potenciar. Sí tendrá que tomar cambios en la zaga tras la lesión de Moussa. Recupera para ello a Bustinza y a Esteban Burgos, por lo que tendrá dos perfiles para acompañar a un Escassi que estuvo a buen nivel. La opción de Haitam como extremo o la opción de Ramón en el mediocentro son otra alterativas que puede manejar el técnico para agitar algo lo que presentó en su primer día.

El Racing de Santander llega a este partido con una situación también delicada, con menos presión por su reciente ascenso, pero con tan sólo cuatro puntos hasta el momento en su casillero, los mismos que los blanquiazules. Los de Guillermo Fernández Romo son un equipo físico, que dejará la pelota para la iniciativa blanquiazul y que buscará en la punta de ataque a Sekou Gassama. El catalán es la referencia de los santanderinos tras su pobre temporada pasada en La Rosaleda, donde las lesiones fueron su principal obstáculo. Mucho juego directo buscando los costados y el posterior centro al área en la búsqueda de remates será la principal amenaza de un equipo que necesita también sumar desde ya de tres en tres.

El paso dado al frente del Málaga no tendrá sentido si en El Sardinero no toma forma con una victoria. La presión es alta para los blanquiazules, al que le aprieta la clasificación y un farolillo rojo que amenaza con echar a arder.