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Pulso de inercias

  • El Girona, en pleno júbilo por su ascenso, seria piedra de toque para testar el carácter competitivo del Málaga

  • Míchel planea varios cambios y medita recuperar la defensa de cuatro

Míchel da instrucciones en el estreno liguero en La Rosaleda ante el Éibar.

Míchel da instrucciones en el estreno liguero en La Rosaleda ante el Éibar. / marilú báez

El huracán de endorfinas que da un ascenso a la élite es imparable cuando además es el primero en la historia. Si además este es tan solo el segundo partido entre los mejores, y en el primero fue la bocina quien rescató al Atlético de Madrid de una merecida derrota, queda claro que el Málaga se encontrará esta noche un rival que volará sobre el terreno de jugo de Montilivi. Una lección perfecta para recordar que hay que aterrizar del todo en la competición para no salir trasquilado. El equipo de Simeone pudo irse bastante colorado de Girona. Los de Míchel, algo apáticos en el debut, llevan un serio aviso en el equipaje.

Porque la imagen dada el pasado lunes pareció demasiado contaminada por un verano de rarezas entre los despachos y de ausencia de fichajes para paliar las marchas. Fue una actitud de fogueo en una competición que no perdona y que ahora, supuestamente, ofrece un periodo más amable antes de que se empine el calendario sensiblemente. Pero la mejor versión del Málaga parece que tardará en carburar. En cinco días no se espera, de hecho, una mejora sustancial del equipo, menos aún en un estadio que se antoja difícil de asaltar ahora mismo por toda la energía positiva que envuelve Montilivi. Es, por tanto, un buen sitio donde espabilar.

En ninguna categoría de nuestro fútbol hay un precedente de este enfrentamiento

Podría ser, no obstante, que de inicio Míchel diera a sus jugadores una vuelta de tuerca para darles un empujón hacia los tres puntos. Dado el experimento fallido de los cinco defensas en La Rosaleda, el técnico podría recurrir de nuevo a una defensa de cuatro, con el centro del campo más concurrido, para evitar así las desconexiones vividas ante el Éibar e impedir la soledad a la que se vio abocado Borja Bastón. También anunció alguna rotación Míchel, aunque más como retoque que como revolución.

Sí parece que tomará mando en plaza Ontiveros, a quien el entrenador estaba esperando como agua de mayo. El extremo marbellí define muy bien lo que le está ocurriendo al preparador blanquiazul: está muy encima de él, le exige má disciplina y concentración y con frecuencia le saca de sus casillas, pero a día de hoy es de los pocos futbolistas diferenciales que puede exponer en la parcela ofensiva para que el juego ofrezca trazos diferentes.

El aficionado aguarda que las notables sensaciones de Kuzmanovic en el estreno tengan continuidad en suelo catalán y que no fueran solo fruto de jugar arropado por el público el primer día. Y puede que Adrián sea otro de los sacrificados por el cambio de sistema y que Jony también esté en el campo y así con los dos extremos se pueda abrir bien el campo.

Porque el Girona, que también recurre a una defensa de cinco con largos carrileros, sí que lleva varias temporadas acostumbrado a jugar de esa manera, y lo domina a la perfección. Que se lo digan a Simeone, si no. Advertía Cifu, con razón, de que Pablo Machín es la clave del conjunto catalán. Se ha convertido en el gurú de un grupo que cree en su método a pies juntillas y que ha recibido el empujón de la filialidad encubierta con el Manchester City. Jóvenes jugadores ávidos de hacerse notar y que ayuden a convertir el sueño de la permanencia en una realidad.

El Málaga tiene también su gurú, porque el mensaje de Míchel es cosa sagrada en el vestuario tras ese final de Liga la pasada temporada; le falta, por contra, el aderezo de los refuerzos. Más vale que se acaben ya los lamentos por la pérdida de la columna vertebral. Sin duda, bajas sensibles, pero el presente obliga a pasar página, y quién sabe si Rolón y el delantero que vendrá ya rozando el gong del cierre del mercado darán otro aire. Lo que importa ahora es que la Liga ha empezado y que en Girona no competir puede salir demasiado caro. A veces, el pulso no lo gana el que posee más músculo sino el que lo usa con más ganas. Será el primer capítulo que nunca se jugó en las categorías de nuestro fútbol.

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