Málaga C.F.

El Málaga CF se quita la presión barriendo al CD Mirandés (1-3)

Celebración del 0-1 en el Mirandés-Málaga CF

Celebración del 0-1 en el Mirandés-Málaga CF / la otra foto

El Málaga calma las aguas con una incontestable victoria ante el Mirandés, al que desmontó desde que esférico echó a rodar. Los tres primeros puntos darán un respiro al técnico y los jugadores, que han resuelto aseadamente el primer conato de incendio. Sale reforzada la idea y hubo gotas del sello que se pretende inculcar. Los blanquiazules dejaron evidencias sólidas de que el poder de desequilibrio se ha multiplicado sin embargo, han caído los tres centrales firmados este verano, Andrés Caro les acompaña y otros no andan muy allá. Juande se echó la mano al muslo en la recta final y su hipotética baja sería un golpe en el mentón.

Se plantó el Málaga en Anduva con el farolillo rojo y el reciente saco de goles que le dejó Las Palmas. Dos sistemas, muchos cambios. ¿Qué se iba a ver ante el Mirandés? Pablo Guede, tras dos strikes, apostó por una fórmula más heterodoxa que almidonó con el orgullo herido del equipo, que a los diez segundos ya había generado la ocasión más clara de la temporada. Y sin embargo tuvo que esperar hasta la prolongación de la primera mitad para conseguir inaugurar su cuenta. Todo lo que pasó hasta la diana de Javi Jiménez tuvo miga.

El Málaga dibujó con un 4-4-2 con doble pivote defensivo que formaron Genaro y Escassi, por delante de Reina, Juanfran, Ramalho, Juande y Javi Jiménez. Por delante, Febas, Gallar, Fran Sol y Rubén Castro. Los blanquiazules salieron enchufados, con esa energía que debe tener los equipos de Guede, con los conceptos claros y ejecutando rápido.

Lo que tejieron Gallar y Febas desde el saque de centro no fue una acción puntual fruto del desconcierto del inicio, era más bien una declaración de intenciones aunque fallase el estoque. El equipo era intenso y resultón en las transiciones ofensivas, si bien eso provocaba alguna fuga a la espalda que intentaban compensar Genaro y Escassi con inteligencia y piernas.

El Málaga iba una y otra vez, no a impulsos como el lunes, combinando, buscando al compañero y acorralando al Mirandés, que por momentos estuvo grogui. Volvió a darse una anomalía en la fuerza después de que un centro de Juanfran lo transformase Rubén Castro en un disparo con la zurda a la media vuelta tras un control de la casa. Se fue por poco.

Pasado el cuarto de hora a los blanquiazules se les torció el plan base con la lesión de Ramalho. El defensa se rompió tras chocar con un rival. Tres centrales ha fichado el club, los tres se han roto ya. Guede tiró de lógica retrasando a Genaro y dando entrada a Luis Muñoz. De primeras, el equipo titubeó un poco pero se rearmó y siguió bombardeando al Mirandés.

Probó fortuna casi todo el mundo. Febas, Gallar, Rubén Castro (que reclamó un penalti), Fran Sol, Luis Muñoz, Javi Jiménez... La portería se hacía muy pequeña para los blanquiazules. También en el 0-1, que llegó al borde del descanso porque el Málaga no renunció en ningún momento a su objetivo. Fue el lateral izquierdo quien recuperó un balón que puso sin pausa en los pies de Rubén Castro, que se asociación con Luis Muñoz y éste a su vez halló a Fran Sol en una buena posición para disparar. El delantero se entretuvo lo justo para que llegase un defensa pero Javi Jiménez nunca había dejado la acción y ejecutó tras hacerse con el rechace.

El conjunto malacitano regresó del descanso sin Luis Muñoz y con Jozabed en el césped. Otro problema. También volvió con una subida de Juanfran en la que estrelló un disparo en el poste. Estaban sueltos los de Guede, que en una falta lateral asestó un nuevo golpe con la firma de Rubén Castro, más listo y hábil que todos los demás, y la asistencia de Gallar.

Se gustó el cuadro malagueño durante unos minutos hasta que una nueva equivocación le puso las orejas tiesas y poco a poco se bajaron las revoluciones y los impulsos. Pasado el 70’, el Málaga se complicó y dejó ganar metros al Mirandés. López Toca, que había llevado bien el partido, pitó un penalti light de Genaro. Raúl García de Haro engañó a Manolo Reina y metió en problemas a los blanquiazules, que tenían que gestionar su ventaja ante un rival al alza y empujado por su gente. La reacción fue dinamita, con una nueva contra en la que Fran Sol y Gallar se bastaron para liquidar al rival.

El Mirandés intentó acabar con dignidad, buscando meterse en el partido a la épica. El Málaga aguantó y sumó sus tres primeros puntos de la temporada convenciendo y despejando dudas. Y eso con una dosis extra de mala fortuna.

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