El malaguismo lleva años demostrando que está en las buenas y en las malas, pero, sobre todo, en esta segunda. La afición de la entidad de la Costa del Sol sabe rugir cuando más lo necesita su equipo y aumenta en número con cada uno de los duros e irreversibles golpes que ha recibido su club tanto en el terreno de juego como en los despachos y el descenso a Primera Federación no ha sido una excepción. 

Buena prueba de ello es que la asistencia de La Rosaleda ha llegado a su mejor momento desde la temporada 2016/17, en la que metía de media 21.941 personas cada encuentro y esta campaña está haciendo lo propio con 21.403, según los datos recogidos por Transfermarkt. 

La búsqueda por el ascenso del plantel de Sergio Pellicer ha vuelto a enganchar a la afición después de varios años en los que la asistencia había disminuido. Esta es la gran muestra de que los seguidores blanquiazules están en las peores circunstancias, dado que la cifra ha ascendido en tres mil personas respecto el pasado curso que estaba en la categoría de plata del fútbol español. 

Ninguna de las temporadas del Málaga CF en Segunda División este siglo ha tenido tanta afición en sus gradas e incluso varios de sus cursos en la élite del deporte español tampoco han llegado a unas cifras tan buenas como las que se está registrando este curso a pesar de las incesantes críticas tanto a miembros de la directiva, como a la plantilla o incluso al cuerpo técnico, pero la realidad es que el equipo está ilusionando y tiene enganchada a una afición que está sorprendiendo a propios y extraños con imágenes para el recuerdo tanto en casa como en los desplazamientos multitudinarios a los que la gente ha acudido en masa para estar con los suyos.