De BlueBay, la oferta fallida de ampliación de capital y los buenos gestos

El administrador, una vez más, rechazó los argumentos de la hotelera, que ya sabía que eso sucedería

La Rosaleda del Mundial 2030

Jamal Satli llega a una reunión en el Ayuntamiento de Málaga.
Jamal Satli llega a una reunión en el Ayuntamiento de Málaga. / Javier Albiñana

BlueBay sabía que el administrador judicial iba a tumbar su propuesta de ampliación de capital. No había que esperar a la Junta General de Accionistas de NAS Spain 2000 que se celebró ayer (en Garrigues, para variar). La última vez que utilizó esta jugada, esta vía, la jueza la rechazó. Está claro que tampoco le va a dar facilidades para entrar José María Muñoz, contra quien tienen una cruzada personal. La animadversión es mutua y eso se siente.

El administrador, cuando algo no le interesa, se enroca y deriva la cuestión a los juzgados. Esto ha pasado más veces. Pero se puede llegar a entender su razonamiento cuando alude a que en este punto su deber es garantizar también los intereses del jeque Al-Thani, accionista legítimo hasta que no se demuestre lo contrario. Es irónico, sí, después de todas las supuestas fechorías cometidas, pero es lo que hay. Muñoz tiene todas las barajas en su poder guste o no. Y no está por la labor de abrir de par en par las puertas a la hotelera porque ni les traga, ni se fía de ellos, porque si les allana el terreno ya no mandaría él y porque en el futuro le podría meter en un buen lío judicial.

Las promesas de Jamal Satli Iglesias tampoco se las cree nadie, al menos nadie que no tenga un interés personal en ello. Suenan a fuegos artificiales y además son recurrentes. Cada equis tiempo se exhiben y cada vez con mayor estruendo. En el entorno malaguista no tienen credibilidad. La forma en que se gestó la compra de sus acciones, las causas abiertas que ha tenido en otros ámbitos, el chanchullo de la publicidad en las camisetas, la protección a los directivos salpicados por el Caso Al-Thani... No ayuda, no, a contar con la mejor imagen.

Trata ahora de exhibir músculo prometiendo cantidades que no son creíbles. 600 millones de euros, en fin. Los 20 kilos para la deseada ampliación suena a cifra más mundana, al menos. Y aun así tira para atrás el hecho de que lo propogan cuando saben que no sucederá porque Muñoz y la jueza hacen de barrera y justo cuando la posibilidad de que QSI adquiera el club gana fuerza, lo que les dejaría en la más absoluta irrelevancia.

Si de verdad BlueBay e Iglesias quieren desarmar a sus detractores o los que les ponen bajo sospecha, que tengan algún gesto de buena voluntad, de altruismo y de ese tan cacareado amor por el Málaga y el malaguismo que propugnan. Que pese a que Muñoz ejerza -equivocadamente- de presidente de un club que no es suyo, resuelvan lo de las camisetas inyectando en el club lo que se les reclama (aunque sigan pensando que tienen razón) o que levanten el teléfono y se ofrezcan como principal espónsor. Si obran con generosidad, seguro que se ganan simpatías y el aficionado les tomará en cuenta. Los demás es marketing.

Lo que está claro es que aquí cada uno sirve a sus intereses, del primero al último, y lo que menos importa es el Málaga y el malaguismo. De los Al-Thani ya se han escrito ríos de tinta, para qué recordarlo. De BlueBay y de Muñoz, de momento, hablan las acciones y no lo que cuentan. Decía Puche que la foto gusta mucho, que el fútbol es muy goloso y cambia a las personas. No se equivocaba. Por el bien de todos, ojalá alguien convenza más pronto que tarde al sheikh de vender sus títulos y dar paso a una nueva etapa. Porque ni se puede seguir bajo la tutela de este administrador mucho más tiempo ni se puede pensar que los socios de NAS Spain 2000, los Al-Thani y BlueBay, conducirán al club a ninguna parte.

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