Un cierre que mancha el mejor mercado de fichajes de Loren Juarros

El Málaga CF había completado su mejor verano desde que Loren Juarros tomó las riendas de la dirección deportiva. Sergio Pellicer tuvo a casi todo el grupo cerrado para la pretemporada, resolvió algunas salidas (capítulo muy mejorable) para abrir hueco en la plantilla, reaccionó rápido y bien a la marcha imprevista de Nelson Monte y hasta colmó las expectativas del entrenador firmando a un extremo más. Los amistosos de verano dejaron sensaciones interesantes y el arranque liguero las ha confirmado. Aspiraba a una nota alta. Sin embargo, el último día dejó una mácula en el expediente particular.

La baja de Luismi Sánchez no era fácil de cubrir, pero llegó el 16 de agosto. La dirección deportiva debía contar con un plan de contigencia. De hecho, se le puede y se le debe poner un pero porque por segundo año consectivo, el centrocampista no tiene un relevo natural en la plantilla, como no lo tuvo Genaro en Primera RFEF. Se habla de perfiles, la categoría de Luismi ya se sabe que es alta.

Hubo días para apostar por algo más que por Unai Vencedor, que habría sido un gran movimiento, pero el balance de mercado lo marca lo que se hace, no lo que se quiso hacer. Sabían que la pelea era dura pese a que lo pretendía media Segunda División y en cuanto se metió un Primera, ciao.

Es cierto que queda el mercado de agentes libres porque se liberó la ficha de Álex Pastor después de hacer del primer equipo oficialmente a Izan Merino y Chupete. Es decir, terminó de confirmar que no se pretendía traer a un central, solamente a un pivote.

El nombre que está sobre la mesa y que -tal como adelantó el lunes Málaga Hoy- era el plan B si se torcía Vencedor es Darko Brasanac. El veterano serbio es buen futbolista, pero está muy lejos de ser un perfil como el de Luismi y parece más bien un cromo repetido.

En la mesa, otros nombres de centrocampistas que están disponibles y que ninguno encajaba cuando el mercado aún estaba abierto.

Son el tipo de decisiones y acciones que empañan lo que había sido un notable verano, aunque luego es la competición que dicta sentencia y hace bueno, malo o regular cada movimiento de entrada o salida.