El estrangulamiento del Málaga CF, ¿el crimen perfecto?

Una semana con movimientos extraños de manera indirecta sobre el futuro del primer equipo de la provincia que han desatado preocupaciones en la afición

Las peñas del Málaga

Al-Thani, De la Torre y Pastor.
Al-Thani, De la Torre y Pastor.

La concatenación de acontecimientos puede parecer casual, pero para los escépticos cuesta cada vez más creerlo. Asistimos a un momento muy delicado, no es novedad, en la historia del Málaga CF y esta semana se han producido varios hechos significativos preocupantes. La administración judicial ya se eleva a más de un lustro, sigue esa estabilidad legal y económica, pero con un techo de cristal y una ambición limitada por la falta de inversión y riesgo. Lo que pasa por la cabeza del jeque Al-Thani sólo lo sabe él, pero con hechos ha demostrado que el futuro del club le importa poco. Ese vector judicial es un yugo ahora mismo perenne, sin solución visible, sobre el club que lastra su crecimiento. Se han sorteado golpes duros, como el descenso a Primera RFEF, y socialmente el club vive quizá el momento de malaguismo más masivo de su historia, al menos en fidelidad en un momento en el que los símbolos de identidad de la ciudad se difuminan. Pero ese lastre es grande y el inmovilismo existente desespera y cansa. Por más que no haya pocos que piensen que es mejor lo que hay que lo que habría si entran o vuelven los que tienen la llave. Pero no es el panorama ideal.

Este viernes se conocían los detalles del convenio entre las tres instituciones para la reforma de La Rosaleda con vistas a ser sede del Mundial 2030 y con el traslado al Ciudad de Málaga desde 2026 a 2028 para el Málaga Club de Fútbol. En los últimos meses se habían oído declaraciones variables de los responsables municipales sobre la capacidad que podía tener la instalación adjunta al Martín Carpena para acoger partidos de manera provisional en ese exilio bienal. Siempre se hablaba por encima de 22.000. Tras la Junta de Gobierno se presentaron los detalles y ahora son sólo 12.500. Se aduce un problema de movilidad para limitar la capacidad del Ciudad de Málaga. Ya se utiliza el comodín Pedro Sánchez, con la rotonda de al lado, cuya obra sería de competencia estatal y cuya reforma permitiría, según el supuesto informe de los técnicos, aumentar esa cifra. No impidió, por ejemplo, hace tres años acoger un concierto de Manuel Carrasco con 27.000 personas. Chirría, como también ese baile de cifras en los últimos meses que, en el mejor de los casos, denota improvisación, por más que haya un proceso legal que debe ser exigente. La comparación con Zaragoza, en una situación similar y que ha transitado un camino que se quería seguir, deja a Málaga bastante mal.

Las tres instituciones propietarias y que se han embarcado en el proyecto son del mismo color, el azul del Partido Popular. Voces internas ya alertaban, antes de que el gasto previsto se disparara, que la inversión actual cercana a los 300 millones de euros en todo el proceso para ser sede del Mundial era un disparate. Pero en público y con hechos nadie ha sido capaz de tener un debate maduro sobre la idoneidad de la obra, la ubicación, y que La Rosaleda acoja la Copa del Mundo de fútbol. Ha primado el que se debía estar en un evento planetario antes que el cómo, una suerte de huida hacia delante, con Juanma Moreno y Francisco de la Torre decidiendo que Málaga debía albergarla, como en 1982. Los veteranos recuerdan con insistencia que aquello fue el origen de la ruina que 10 años después acabó con la desaparación del CD. El contexto no es exactamente igual, pero el aviso está. Y hay movimientos que no gustan.

Es una gran oportunidad, probablemente irrepetible, para llevar otra dimensión a La Rosaleda. La disyuntiva no debería ser o Mundial o nada. Pero, desde la óptica malaguista, es como querer comprar una mansión cuando a duras penas se puede pagar el alquiler aunque sean las instituciones, el contribuyente, quien inyecte. Tener altura de miras está bien, pensar con ambición y crecer, también. Pero ¿cuál es el precio? Es una obra muy cara y con los tiempos justísimos para estar en el Mundial. Perder los ingresos de la mitad de abonados es durísimo en la coyuntura actual para el Málaga CF. Borja Vivas (da la cara e intenta ser transparente, algo que no estila en este proceso) comparaba el caso con el traslado del Barça a Montjuic durante dos temporadas por la obra del Camp Nou, pero el nivel de dependencia de los ingresos de las dos entidades por este concepto de abonados es tremendamente distinto. Se ha fantaseado constantemente con la inversión privada, pero cualquiera que conozca el compromiso institucional esperará a que se pongan las vías y ya traer el tren. En 1992, con la desaparición del Club Deportivo Málaga, eran las tres instituciones del mismo color también, en este caso del PSOE.

De fondo, el CD Malacitano. Un club artificial, traído desde Murcia a base de dinero que trata de implantarse en la ciudad con poderes fácticos detrás y con la figura de Daniel Pastor, administrador concursal del Málaga CF en la primera década del siglo, como aglutinador y conseguidor, jactándose de ese apoyo institucional y empresarial. Cuenta, así lo relataba el miércoles en su presentación pública en el Museo Thyssen, con la UMA y su Fundación; están empresarios potentes, del máximo nivel andaluz; figura el alcalde, que no ha visto nada mal el proyecto. “El Málaga CF existe y le deseo la mejor y más larga vida. Trabajaré y me esforzaré para ello. Eso no impide que pueda haber otras iniciativas. Ahí está Sevilla, que tiene dos clubes y los dos muy buenos. Y Madrid, y Barcelona. Y en Europa hay otros grandes ejemplos. Yo no tengo más que palabras de apoyo y admiración para quienes tratan de crear más ambiente deportivo. No veo que sea nada negativo". Son palabras de De la Torre en febrero de 2024, antes de este traslado pero cuando arrancaba el CD Málaga 1903, la génesis de este Malacitano. Su idea, a tenor de los acontecimientos, no ha cambiado. Pastor saca músculo (por el camino quedó el proyecto del Torre del Mar), habiendo pagado por el traslado de club, jugará la próxima temporada en el Ciudad de Málaga y presume de un presupuesto de dos millones de euros. Top 10 entre el casi centenar de equipos de Segunda RFEF, ofreciendo fichas de seis cifras para firmar jugadores. Mucho dinero en la cuarta categoría del balompié nacional. El temor a un intento de sustitución programada del club bandera está latente en la afición.

El malaguismo, en esta coyuntura, se levanta. "Málaga no se vende. El malaguismo no se sustituye. El Málaga Club de Fútbol no se toca. Este es un mensaje firme, directo y sin matices. O se está con el Málaga, o se está contra él. Y quienes elijan lo segundo, nos tendrán de frente", rezaba el contundente comunicado de las peñas malaguistas cuando se conoció esa reducción de espectadores en el Ciudad, con el runrún del nuevo club. Esa cicatriz del 92 la tendrá siempre el balompié malagueño, la ciudad de Málaga. Un club de fútbol tiene sus particularidades y códigos. El Ciudad de Murcia, el Oviedo Astur, el Granada 74... El cementerio de clubes artificiales en diversas ciudades de España está lleno. En 2025, eso sí, hay una conciencia en Málaga clara sobre lo que ocurrió y sobre lo que no debe ocurrir. Y hay que ver si ser sede del Mundial es compatible o no con ello. Puede ser un argumento tramposo Mundial, exilio y Rosaleda nueva o nada. Pero conforme pasa el tiempo hay más confusión y menos certezas.

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