Mientras casi todo marcha en el Málaga sobre ruedas (con sus matices), hay un camino paralelo a la realidad del club pero que es tremendamente importante. Se trata del litigio que mantienen abierto Abdullah Al-Thani y la compañía BlueBay, con Jamal Satli Iglesias a la cabeza. No es cuestión baladí, está en juego el control de la entidad en un momnento delicado en lo deportivo, con el equipo aspirando a recuperar la categoría perdida el curso pasado.

Al-Thani llegó a Málaga el lunes por la mañana procedente de Catar, donde había estado desde el pasado mes de diciembre. El presidente del club de Martiricos anduvo por tierras malagueñas a final de año para afrontar el juicio con BlueBay, que se tuvo que retrasar por la ausencia de Abdullah Ghubn (declarado en rebeldía). La siguiente fecha que puso el juez (que entonces advirtió que no quería más sorpresas) fue el 21 de febrero. Así que el sheikh volvió a su segunda casa para afrontar desde hoy mismo este juicio, para el que no cuenta con la compañía de ninguno de sus hijos.

La hotelera BlueBay reclama al jeque Al-Thani el 49% del paquete accionarial que poseía allá por 2013 cuando se firmó el acuerdo entre las partes y el control de la gestión del club, algo que obtuvieron de manera extraña por una cantidad simbólica, casi inexistente.

Al-Thani, que en aquella época había delegado en Moayad Shatat y Vicente Casado, no reconoció nunca el acuerdo y trató de demostrar que todo se trataba de una estafa. Después de probar distintas vías y estrategias, parece que hoy arranca la fase final de este caso, que más allá de las partes interesadas también salpica a todos los trabajadores del Málaga y su afición.