Málaga CF - Cádiz: Jaque Matos (0-2)
Los amarillos castigan con dureza a los blanquiazules en un duelo destinado al empate y pasado por agua
El regreso de Ontiveros a La Rosaleda

Entonaba la afición el himno con estoicismo bajo una manta de agua después de ver cómo el Cádiz se llevaba tres puntos de Málaga sin hacer casi nada. Un par de malas (y aisladas) acciones castigadas de manera implacable por los de Garitano con asistencia y gol de Matos, uno de los locos de las 18 fichas que tantas veces rememora Sergio Pellicer.
No es una derrota sintomática porque si alguien quiso (quiso, que no es lo mismo que merecer) vencer -pese a la falta de concreción ofensiva- fue el conjunto blanquiazul. Duele porque parecía que lo mínimo que arañaría sería un punto y eso le dejaría a diez del primer objetivo que son los 50 puntos a 12 etapas de la meta. Sin embargo cierra el domingo dando argumentos a los agoreros que no dejan de vigilar la escalada del Eldense.
Era un encuentro señalado para el Málaga porque las bajas han obligado a Sergio Pellicer a mover el árbol más allá de lo que acostumbra. Porque suele dar toques de autor a sus onces para hacerlos menos previsibles, pero en esta ocasión estaba forzado a dar con una nueva fórmula, empleando un centro del campo nuevo, sobre todo en la sala de máquinas.
Hubo un remiendo en defensa con la entrada de Murillo, mucho más sereno que en su estreno y demostrando que está para colarse en la pelea con los otros tres centrales. El entrenador, como se esperaba, contó con Juanpe para el doble pivote y lo pegó a Izan Merino. Dio continuidad a los otros dos juveniles (Cordero y Ochoa), prescindiendo de Lobete y repescando a Larrubia. En punta actuó de inicio Roko Baturina. Seis canteranos al mismo tiempo, poca broma.
El tiempo deslució el juego, con algunos resbalones que pudieron costar algún disgusto y que mermaron la precisión en pase y controles de ambos contrincantes. Y eso que tanto el Málaga -que estrenaba para la ocasión su nueva camiseta de primeros de los 2000- como el Cádiz contaban con jugones que prometían espectáculo.
Pese a todo, se congregaron casi 21.000 personas en La Rosaleda, otra muestra más del inquebrantable compromiso de la grada con los suyos. En otros tiempos, tanta lluvia garantizaba una espantada de más de la mitad de los abonados. En otros tiempos.
Además, ejercició su labor inquisidora contra Javi Ontiveros, al que nunca se ha perdonado la espantada que le hizo dejar tirado al Málaga por Osasuna en el verano de 2020. Si bien el que amagó un par de veces con hacer pupa fue Ocampo con algún escarceo por la izquierda retando a Puga. El extremo se tuvo que marchar pasada la media hora por lesión.
No hubo ocasiones, no, la más clara fue una contra en la que Antoñito Cordero remató como pudo y David Gil la sacó con la pierna. Poquito más que ofrecer en los highlights tras 48 minutos y medio.
La reanudación no trajo consigo mejores sensaciones, sólo honestas intenciones del Málaga de dar un paso adelante pero sin repercusión real. Así que Pellicer optó a la hora de encuentro por realizar un triple cambio ofensivo. Dioni, Kevin Medina y Julen Lobete al campo por Roko, Ochoa y Cordero.
No tuvieron un gran impacto en el partido los nuevos salvo una acción inicial en la que Larrubia centró para Kevin pero el malegueño no conectó bien con la izquierda en el segundo palo en una situación nada desfavorable (incluso cabía el pase a Lobete, que entraba desmarcado en boca de gol). Tampoco hubo sobresaltos en el área propia hasta que entró Matos en el campo.
La ley del ex, pero no del actor protagonista, que era Ontiveros, sino de uno de reparto. Entró porque De la Rosa, que había entrado en el primer tiempo, se tuvo que ir con problemas también. Primero ganó la partida en un duelo con Puga, que manchó su buen expediente y dejó en bandeja el primer gol a Melendo. Luego en una contra en la que el lateral derecho se resbaló y eso permitió a Matos plantarse libre ante Herrero y hacerle una vaselina.
No le dio tiempo al Málaga a nada más porque el Cádiz hizo valer su oficio para evitarse algún susto final. Ve truncada su racha el conjunto blanquiazul, que no acostumbra a perder y menos en casa.
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