La moto nunca arrancó

Tras varios días de movimientos, el Málaga hizo oficial ayer al mediodía la cesión de Keko Gontán al Real Valladolid para la próxima temporada. El madrileño se había caído de la lista de Muñiz para la estadía en Estepona y se intensificaron los contactos. La tarde del amistoso en Coín fue cumbre para finiquitar un acuerdo que ya estaba encarrilado -incluso se habían tramitado sus datos en la concentración del equipo en Marbella- y el extremo volverá a jugar este curso en la Liga Santander. Lo hará, además, en el club donde debutó en la categoría.

Keko deja el club después de dos temporadas como mínimo decepcionantes. Fue la gran apuesta de hace dos años en un verano donde el listón se colocó alto. Pese a la fragilidad institucional, el club estaba en una fase de estabilidad deportiva marcada por dos temporadas con Javi Gracia en la zona noble. Llegó Juande Ramos, mencionó la palabra Europa durante su presentación y las llegadas del madrileño junto a Jony fueron impulsos para ese discurso. Ambos venían de ser las grandes revelaciones de La Liga: el asturiano firmó libre desde el Sporting y Keko fue uno de los grandes impactos del Éibar de Mendilibar junto a Borja Bastón. El cuadro armero lo retuvo en invierno tras negociar con el Sevilla y en verano apareció el Málaga para desembolsar nada menos que cinco millones de euros. Fuera del espejismo de Champions, una de las grandes apuestas tanto de ese verano como de la historia del club.

La presentación de Keko y Jony fue otro evento multitudinario que marcó el verano de 2016. Se juntaron las bandas izquierda y derecha revelación del campeonato en un mismo equipo. No se conocían personalmente, pero congeniaron rápido y labraron buena relación durante la pretemporada. Arnau se refería a ellos como "las motos" del equipo. Tomaron con gusto el sobrenombre, grabaron un simpático vídeo durante la estadía del equipo por Centroeuropa prometiendo una celebración con el mismo motivo cuando alguno de ellos anotase. Jony anotó dos sin coincidir en el campo con Keko, que en dos temporadas no ha logrado ver puerta de blanquiazul. El festejo quedó definitivamente inédito.

Ese ambiente de euforia se fue cayendo a la par que ambos perdieron peso. Fueron titulares en la primera jornada, Jony dio una asistencia a Juanpi de tiralíneas en el debut frente al Osasuna, pero algo se iba torciendo. Keko se iba sustituido al descanso y semanas después llegó el polémico cambio del asturiano a la media hora ante el Sporting, con su familia y amigos en la grada. Momento clave en la estancia del de Cangas del Narcea en La Rosaleda, como lo fue para Keko la lesión de gemelo mientras calentaba para entrar contra el Betis. Cuatro meses fuera, rompió todo ritmo y adaptación. Regresaría al equipo con Gato Romero en el banquillo.

No obstante, las oportunidades no han sido un problema. 33 partidos y 1.751 minutos en curso y medio para Jony. Y, pese a aquella dolencia, Keko suma 41 partidos (2.268 minutos) con el cuadro costasoleño y ha mantenido fases largas de titularidad, especialmente con Míchel. Ni en la buena dinámica con la que se cerró esa primera campaña llegó a mostrar su mejor versión. Extremo puro, de él tan solo se pudo reconocer un importante sacrificio defensivo. Ha acusado una falta de confianza grave, como su homólogo en la otra banda. Tuvo ocasiones para romper su maleficio con la portería rival y las desaprovechó. Se recuerda un fallo a bocajarro ante Chichizola en otro partido trascendente como fue el de Las Palmas, donde el Málaga se llevó un mazazo grave con el tanto sobre la bocina de Halilovic. 20 minutos flojos en los que el Valencia acabó remontando en La Rosaleda fueron su sentencia.

Jony se fue cedido en invierno al Sporting y fue un jugador superior. Se vio tras aquella sustitución de Juande y se ha confirmado estos últimos seis meses. El factor emocional pesa y mucho en el asturiano. En casa es otro. En Málaga lo marcaron los problemas de peso en el primer curso. Solo se le recuerda algún destello, como en el 2-0 al Barcelona. Trabajó duro en pretemporada, mejoró su físico, pero seguía siendo el mismo jugador carente de ideas. Su transformación en Gijón termina con su cesión al Alavés. Abelardo conoce su cabeza, con él descolló y se adelantó a todos para hacer efectiva su cláusula de salida obligatoria a un club de Primera. Él y Keko marcaron el presunto inicio de algo grande que se cayó como un castillo de naipes. Y la salida del madrileño confirma que la moto nunca arrancó.