Málaga C.F.

El segundo fracaso de Ndiaye

  • Pellicer confirmó que el senegalés no jugará más esta temporada: "A la hora de buscar guerreros, él no está en la batalla"

  • Tiene un año más de contrato, hasta 2024

  • La reflexión de Pellicer

Ndiaye se entrena.

Ndiaye se entrena. / Javier Albiñana

El fichaje de Alfred Ndiaye en las últimas horas del mercado de verano aumentó la expectativa que había en el Málaga CF para conseguir algo grande esta temporada. Quedaba el recuerdo del potente centrocampista, capaz de abarcar mucho campo, también con llegada al área rival y no exento de técnica que se había visto en la temporada 2018/19 en Málaga. Entonces quedó la frustración de que no pudo jugar el play off de ascenso por estar en la Copa de África con su selección, también un error conceptual en aquel momento en el que se pusieron todos los huevos en la misma cesta para rebotar a Primera tras caer. No se consiguió el objetivo.

La segunda etapa de Ndiaye en Málaga se cerrará con un fracaso mayúsculo, con alta probabilidad de manera colectiva, y seguro en el aspecto individual. Tiene un año más de contrato, hasta 2024, inasumible en Primera RFEF, concepto por el que la mayoría de la plantilla quedaría liberada si se consuma. Tras los episodios de la última semana, cuando se cayó del viaje a Las Palmas tras sufrir un síncope y pasar una noche en el hospital recuperándose, el miércoles se ausentó del entrenamiento sin causa justificada. Durante unas horas estuvo ilocalizable, creando desazón en vestuario y familia. Después adujo que pensaba que el entrenamiento era por la tarde. Se fumó una sesión de trabajo de preparación y el club tomó medidas.

Sergio Pellicer lo confirmó en la rueda de prensa posterior al partido ante el Levante, no cuenta ya con Ndiaye. "No tenemos que hacernos más daño. Para tomar decisiones en la gestión de grupo, si se hace internamente muchísimo mejor. Creo que este año nuestro mayor enemigo hemos sido nosotros mismos, desde dentro", decía con crudeza el técnico de Nules, en una reflexión que iba más allá de la situación concreta con el jugador africano.

"Con Alfred hablé muy claro", matizaba el técnico: "Mientras esté en esta situación, y con lo que ha ocurrido, no va a estar. Va a estar entrenando, pero no voy a contar con él. Hay situaciones en las que hay que diferenciar de lo personal y lo profesional. Hay veces que buena gente que toma malas decisiones porque hay temas personales por medio. Tampoco debemos hacernos más daño. Ha estado con el vestuario, con el grupo, uno más, pero a la hora de buscar los guerreros, él no está en el batallón".

Ha jugado Ndiaye 20 partidos, en los que no ha marcado ni asistido y en los que numéricamente ha destacado por al alto número de tarjetas amarillas (11) que recibió, acarreando dos partidos de sanción. Su deficiente estado físico, con un evidente sobrepeso, ha llamado la atención y ha sido un lastre para un equipo que necesitaba de sus cualidades. Sus temporadas en el Al-Shabab saudí le sirvieron para llenar la saca, pero volvió pasado. Con 33 años recién cumplidos, salvo levantamiento del castigo de Pellicer, Ndiaye ha consumado su segundo fracaso en Málaga.

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