El alga invasora, uno de los grandes quebraderos de cabeza de la Costa del Sol

Un estudio de la UMA revela que el vegetal presenta "patrones estacionales" en su carácter invasivo

El litoral malagueño pierde biodiversidad por el alga invasora

La playa de Calahonda, en Mijas. / María Altamirano

El alga asiática, denominada Rugulopteryx okamurae, se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes quebraderos de cabeza de la Costa del Sol, un vegetal que debido a su carácter invasor genera problemas socioeconómicos en el destino turístico y pérdida de biodiversidad marina, destinando los ayuntamientos cantidades millonarias para su retirada de las costas.

La invasión de Rugulopteryx okamurae se antoja así imparable desde que se tuviera constancia de su presencia en el Mar de Alborán por el año 2016, detectándose en Ceuta y el Estrecho de Gibraltar, llegando a la costa del Sol inicialmente por su parte más occidental, aunque los expertos señalan que el alga ha llegado ya a la costa atlántica y ha invadido el Mediterráneo.

Uno de los motivos de su virulencia invasiva responde a su reproducción, revelando un estudio elaborado por el Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal de la Universidad de Málaga (UMA), que el alga asiática presenta “patrones estacionales”, siendo su capacidad reproductiva mayor durante la primavera y el verano, según ha destacado la científica y docente, María Altamirano, investigadora principal del proyecto que ha sido publicado en la revista NeoBiota.

La investigadora y docente María Altamirano muestreando. / María Altamirano

El estudio tiene por objetivo identificar las “ventanas temporales de invasividad” o momentos en los que la especie es más virulenta y genera un mayor impacto, para lo que se ha estudiado el patrón estacional sobre una pradera de posidonias en la costa granadina, ha explicado la docente.

Las conclusiones resultantes apuntan a que el alga asiática está “presente todo el año”, aunque “no en la misma abundancia ni con el mismo tamaño”, siendo la época estival cuando “el número es más elevado”. Así, en verano reproduce “más de 3.000 individuos por metro cuadrado”, que son más pequeños y abundantes y con mucha biomasa, mientas que en invierno baja el carácter invasor con “un número menor que no llega a los 1.000” y de mayor tamaño.

Otra investigación del estudio identifica “cuál es la edad de las plantas y cuánto tiempo viven”, destacando que la especie “mantiene esas poblaciones permanentes” al haber “6 momentos en los que está reproductiva”, un fenómeno que se produce, como ha incidido Altamirano, de manera asexual mediante mecanismos clónicos como esporas y propágulos vegetativos, formando “individuos clónicos sobre ella misma”. En este punto, ha señalado que solo uno de estos “es capaz de formar cientos”.

El alga Rugulopteryx okamurae asfixiando a una gorgonia. / María Altamirano

La temperatura se valora como uno de los factores que influyen en la reproducción de la especie y que la condiciona, al ser mayor en los meses más cálidos y “frena” en los más fríos, aunque la científica ha remarcado que no se ha hallado “una relación significativa”. El estudio concluye que “la especie está presente permanentemente en nuestras costas porque está continuamente produciendo nuevos individuos”. Así, el proceso de reproducción presenta un “patrón estacional”, siendo julio el periodo de “máximo reclutamiento”, ha referido.

En cuanto al tiempo de vida del alga, Altamirano ha apuntado que vive en sustratos rocosos o fijada en fondos pero también “sobrevive en la columna de agua”, es decir, en el “mar infinito o abierto” mientras haya luz y reproducirse, provocando un impacto socio económico en las playas, en el sector pesquero y en los ayuntamientos a la hora de gestionar la biomasa que llega a las costas a modo de arribazones.

Por otro lado, la científica ha querido alertar del “impacto ambiental” que genera el alga, principalmente en las praderas marinas en las que se asienta, como las de posidonias, asegurando que “la diversidad de la flora disminuye hasta un 80%” con la consiguiente pérdida de biodiversidad. Al hilo de ello, ha comparado el efecto como si “el Parque Nacional Sierra de las Nieves estuviera totalmente barrido”.

Medidas frente a la invasión

Altamirano ha destacado que conocer estos patrones estacionales puede ayudar a las administraciones públicas a adoptar medidas, ya que ayuda a decidir “en qué momento podemos hacer una actuación efectiva de control poblacional”, si no se puede hablar de “erradicación” porque “hemos llegado tarde y la planta está muy extendida”.

Ante esta situación, ha apostado por acometer medidas para “controlar la dispersión” del vegetal, recordando que Rugulopteryx okamurae es “la primera especie de alga considerada invasora en Europa”, así como “mitigar el impacto” en aquellos lugares en los que está asentada.

En este sentido, ha abogado por “frenar y controlar los vectores de introducción”, asociados al “transporte marítimo o actividades marítimas o pesqueras”, destacando que todos los puntos de entrada del alga “están asociados a puertos”, así como la pesca es un elemento de dispersión que sufre a su vez el impacto del vegetal.

En cuanto a la mitigación, la experta ha incidido en “trabajar en prevención, evitando que no haya más sitios invadidos", con financiación europea o creando un “plan de gestión” de la biomasa de uso de la especie, que en este caso correspondería a la Junta de Andalucía en base a la Estrategia nacional de control del alga invasora. Asimismo, ha apuntado a la coordinación entre las diferentes administraciones.

El sector pesquero reclama un “plan de gestión” del alga

El sector pesquero reclama por su parte un “plan de gestión” del alga invasora a la Junta de Andalucía, que permita transformar el vegetal o compensar a los pescadores, según ha declarado la presidenta de la Federación Española de Pesca Artesanal (FENAPA), María del Carmen Díaz.

García ha lamentado que la invasión del vegetal y su afectación al sector “está cada vez peor”, subrayando que “soluciones efectivas no hay ninguna y no hay alternativa a la pesa” por parte de las Administraciones Públicas, tanto a nivel nacional como autonómico.

Una embarcación afectada por el alga. / M. H.

Así, ha destacado como la principal reclamación la creación de un “plan de gestión” por parte de la Junta de Andalucía, que permita a los pescadores que traigan algas “pesarlas y que se les compense económicamente”, “un protocolo a seguir” o transformar el vegetal “en otros productos”, asegurando que hay empresas dispuestas a invertir si hay seguridad jurídica. La representante de la federación ha criticado que la respuesta a esta petición ha sido “cero”, por lo que ha mostrado la “impotencia total” del sector.

En el caso de la provincia de Málaga, ha precisado que “no está tan afectada”, siendo las zonas que más sufren la presencia del alga Estepona y Marbella. Entre los problemas que genera el vegetal, ha apuntado a la “pérdida de captura” y de biodiversidad. En este sentido, ha recordado que el alga ha provocado que muchas especies “se han desplazado porque no pueden sobrevivir en ese hábitat y no pueden alimentarse”, al tiempo que desaparecen algas autóctonas.

La invasión se estabiliza en Estepona

La invasión de Rugulopteryx okamurae en las costas de la provincia de Málaga se acentúa desde hace años, aunque continúa la regeneración de los fondos marinos en la parte más occidental de Estepona detectado el pasado verano, encontrándose esta “explosión de vida” estabilizado, según ha destacado el director de la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Universidad de Málaga (UMA), Francisco Franco.

Así, el experto ha señalado que “está volviendo a haber vida, dejando espacio para que crezcan otros tipos de algas” y “los bancos de peces que se habían desplazado por la composición química del alga vuelven y ya se están alimentando” de Rugulopteryx okamurae.

La zona de Arroyo Vaquero. / M. H.

La invasión del alga asiática ha generado en los últimos años una pérdida de biodiversidad en los fondos marinos de la provincia de Málaga, debido a que han sido colonizados por el vegetal. El experto ha indicado que este ciclo está comenzando a revertirse, en un proceso que forma parte de la propia invasión, que cuenta con varias fases como son la invasión, la estabilización y la regresión. Según ha apuntado, en Estepona se observa desde el pasado verano una fase de “estabilización” en Arroyo Vaquero y la zona más occidental del municipio, aunque siguen llegando a la costa “bastantes restos”, ha apuntillado.

“Estepona sigue recogiendo toneladas de algas, tiene los fondos muy rocosos y hay una estabilización porque no se pueden invadir más”, ha incidido el experto, quien ha indicado que “las especies se están adaptando”. Por ello, ha destacado que “prosigue la explosión de vida” en la parte más occidental de la costa esteponera, explicando que en las zonas en las que se produjo en primer lugar la invasión, “se está logrando estabilizar la expansión y se espera que comience pronto la fase de regresión”.

De esto modo, ha abundado en que “en los fondos marinos la invasión se está estabilizando” y “está aumentando la biodiversidad en la zona occidental de Estepona”, que es la que se está “recuperando con mayor velocidad”, pese a que ha recordado que “se sigue recogiendo una gran cantidad de residuos de las playas”.

Como fórmulas para combatir los efectos de Rugulopteryx okamurae, Franco ha apostado por que el Gobierno central otorgue “ayudas a los municipios para la retirada temprana del alga de la playa”. Así, ha remarcado que con esta limpieza “se frena la intensidad de la invasión”, incidiendo en que esta especie “no se puede erradicar”, por lo que hay que “esperar a que la naturaleza siga su curso”.

Franco ha recordado que el alga llegó a la provincia de Málaga en 2018, primero a Estepona y posteriormente a Marbella, mientras que hace dos años alcanzó Benalmádena. En Málaga capital, ha señalado que llegan “arribazones pequeños”, en comparación con otros puntos de la costa del Sol occidental, al ser los fondos arenosos y crecer el vegetal “sobre roca”, asentándose en “las pocas que tenemos, como los espigones de La Térmica o de las playas de Pedregalejo”. También ha llegado a Nerja y Maro- Cerro Gordo, afectando a la biodiversidad.

Pérdida de biodiversidad

La pérdida de biodiversidad marina continúa en la provincia ante la expansión de Rugulopteryx okamurae, según ha destacado el presidente de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo, Juan Antonio López, quien ha valorado la situación del litoral a causa de la invasión como “preocupante”.

En este sentido, ha explicado que se ven afectados praderas de posidonias o fondos coralígenos en los que hay roca, ya que el alga tapiza y asfixia a otras especies autóctonas que viven pegadas a un sustrato, al no poder sobrevivir o reproducirse, como especies de corales o esponjas. También peces que “están perdiendo su alimento” y se desplazan a otros lugares, como grupos de blénidos, espáridos como sargos o múgiles.

Según los estudios de conservación de la fundación, el alga esta afectando de manera especial en ecosistemas como las praderas de posidonias, que en el caso de la provincia se encuentran “en pequeñas manchas diseminadas” a lo largo del litoral, como en Estepona, Mijas, Marbella y algunas en paraje natural de Maro-Cerro Gordo.

Rugulopteryx okamurae sobre una posidonia oceánica. / María Altamirano

Por otro lado, ha recordado que el alga asiática tiene “predilección por zonas rocosas”, por lo que su presencia es mayor en “zonas de acantilado, rocas o espigones”, concentrándose en “calas reducidas” por el efecto de las corrientes y las olas.

Por otra parte, el experto ha señalado que “la propagación del alga continúa”, aunque ha remarcado que en la zona más occidental de la provincia, como es el caso de Estepona, “muchas especies autóctonas están sobreviviendo y comenzado a adaptarse”, como peces invertebrados como pulpos, jibias, sepias o cangrejos, además de bentónicos como lábridos o blénidos.

El profesor del El Instituto Universitario de Biotecnología y Desarrollo Azul (IBYDA) de la UMA, Juan Jesús Martín, ha señalado que “sigue avanzando la pérdida de biodiversidad” en las costas malagueñas, afectando a especies autóctonas de algas como las “verdes, pardas y rojas”, así como peces.

El docente ha destacado como zonas más afectadas de la provincia se encuentran en la zona más occidental, como Estepona, Marbella o Mijas, mientras que en la capital es acuciante la presencia del alga en puntos como el Peñón del Cuervo y Pedregalejo, así como avanza hacia la parte oriental.

Inversiones millonarias para la retirada

Los ayuntamientos de la Costa del Sol continúan con la retirada millonaria del alga invasora, por lo que solicitan al Gobierno central que ayude en la limpieza de las playas. En el caso de Marbella, el Consistorio ha retirado más de 2,3 millones de kilos de algas invasoras solo durante la Semana Santa, superando la cifra total de retirada registrada en 2024, según ha destacado el edil del ramo, Diego López.

De este modo, playas como San Pedro Alcántara, Nueva Andalucía, Fontanilla, Venus, El Cable y Cabopino son las más afectadas por esta llegada masiva de algas, “que generan malos olores e impiden el baño”. El edil ha valorado que "lo que estamos viviendo este año no tiene precedentes", remarcando que el Consistorio “no puede hacer frente en solitario a un problema de estas dimensiones”, por lo que ha criticado la "absoluta falta de apoyo por parte del Gobierno central”.

Las algas, una vez retiradas, son acopiadas para su secado y reducción de peso, antes de ser trasladadas al Complejo Medioambiental Costa del Sol de Málaga. El Ayuntamiento debe abonar una tasa de 42,94 euros por tonelada por su tratamiento como residuo vegetal, “lo que encarece aún más la gestión”.

La playa de La Fontanilla, en Marbella. / M. H.

El Ayuntamiento de Estepona ha retirado de las playas en lo que va de año cerca de 4.000 toneladas de algas invasoras, representando estas labores un sobrecoste para las arcas municipales de alrededor de un millón de euros al año. Según ha puesto de relieve, la aparición del vegetal “va creciendo de manera importante año a año”, retirando el pasado año 9.800 toneladas, 3.415 en el 2023, 5.331 toneladas en 2022, 2.841 en el 2021 y 2.742 en 2020.

El alcalde de Estepona, José María García Urbano, ha solicitado en varias ocasiones al Gobierno central un plan nacional de ayuda a los municipios costeros afectados, ya que la proliferación de esta alga incide negativamente tanto en el sector turístico como en el pesquero y son los ayuntamientos los que tienen que disponer sus propios recursos para paliar los efectos de esta situación.

El regidor también ha propuesto varias iniciativas sobre esta cuestión en la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). García Urbano ha señalado que no tiene constancia de que el Gobierno central esté abordando con rigor y estudios esta situación a la que se está enfrentando el litoral español desde hace años, y considera “una auténtica irresponsabilidad esta dejación que puede tener efectos demoledores en la industria turística, en el sector pesquero y en la economía de nuestro país”.

Por su parte, el Ayuntamiento de Mijas ha retirado en lo que va de año 353 toneladas de Rugulopteryx okamurae, notando “un ligero aumento” a partir de marzo, ya que los meses de “enero y febrero fueron bastante tranquilos” pero “en cuanto ha empezado a subir la temperatura del agua, la presencia del alga ha aumentado de manera considerable”, ha señalado el edil de Playas, Daniel Gómez. El pasado año, el Consistorio destinó entre el canon en la planta de reciclaje, cubas, camiones y maquinaria para su retirada unos 312.000 euros y se retiraron 4220 toneladas, ha comentado.

Operarios retirando restos del alga en la costa mijeña. / M. H.

Los restos que se retiran de las costas mijeñas van a la planta de reciclados Mijas, donde “se criba, se separa la poca arena que pueda llevar y con el alga se hace compós”. El concejal ha apuntado que con el viento de poniente, las playas más afectadas son la del Charcón, Riviera y Cabo Rocoso, mientras que con se ven repercutidas las de El Bombo, La Cala, Chaparral y del Faro. Por ello, Gómez ha valorado que “la implicación del gobierno central en este asunto es más que recomendable, puesto que no es un problema que afecte solo a la Costa del Sol sino que se extiende por todo el litoral español”.

El Ayuntamiento de Manilva destinó el pasado año 47.300 euros para la retirada del vegetal de las playas, cifrando la última recogida del 2024 en unas 1.100 toneladas, que “suele ser la media”, han detallado. En cuanto a las ayudas de las administraciones supramunicipales, han indicado que “la única que aporta algo es la Mancomunidad transportando las algas a la planta”.

En el caso de Casares, el Consistorio ha retirado desde la Semana Santa más de 100 toneladas de algas invasoras y restos de broza arrastrados a la costa por los fuertes temporales, cuyos restos del vegetal han sido trasladados en camiones municipales al Complejo Ambiental de la Costa del Sol.

Operarios retirando algas en la costa manilveña. / M. H.

Por su parte, municipios orientados más al este de la Costa del Sol Occidental, como Fuengirola, Benalmádena o Torremolinos, han referido que no tienen incidencias destacadas con el alga invasora.

Altamirano ha valorado que esta disparidad entre municipios se debe a una “combinación distintos factores”, ya que Mijas presenta “parte rocosa” y tiene “poblaciones bien asentadas” de Rugulopteryx okamurae, mientras que en Torremolinos la costa es más arenosa. En este punto, ha incidido en que las algas que aparecen en las costas no tienen por qué generarse en esas ciudades, sino que pueden ser desplazadas de otras zonas como Cádiz o Marruecos. A ello ha agrego la influencia del patrón de corrientes y los vientos en torno a la orientación de la costa.

La experta ha destacado que los ayuntamientos deberían realizar una “trazabilidad del material retirado” y no solo identificar la cantidad o los recursos, sino analizar las “condiciones ambientales para tener un patrón predictivo”, en relación a “las corrientes, la población invasora en la costa, el comportamiento estacional de los peces” o “qué tipo de vientos son los que sacan las biomasas”.

López ha opinado que tanto Estepona, Marbella como Mijas son los municipios que tienen “el mayor número de kilómetros de costa”, con “muchas zonas de acantilados o calas”, que hacen que se concentre más el alga. También ha apuntado a la influencia de las corrientes y los tipos de vientos.

El presidente de la Asociación de empresarios hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), José Luque, ha considerado que “la única solución es recoger el alga de las playas”, destacando que los problemas con el vegetal se manifiestan después de los temporales y que actualmente no genera un “efecto mediático” su presencia en las costas.

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