Marbella

El clan de 'Los Suecos': Las defensas critican la hipótesis policial por estar "plagada y teñida de prejuicios"

Los acusados por dos asesinatos en la Costa del Sol, en el banquillo.

Los acusados por dos asesinatos en la Costa del Sol, en el banquillo. / JAVIER ALBIÑANA

Los integrantes del apodado como clan de Los Suecos por los investigadores han vuelto a sentarse, por segundo día consecutivo, en el banquillo por los asesinatos de los narcos conocidos como Maradona y Zocato, entre mayo y agosto de 2018, en Marbella y Estepona -respectivamente-. Durante la vista, las defensas han dibujado al jurado popular un retrato del pasado de sus clientes así como de sus antecedentes, al tiempo que han insistido en su inocencia tras justificar que "la hipótesis policial está plagada y teñida de prejuicios". 

Aunque dos de los principales acusados poseen nacionalidad danesa y los otros dos sueca, los orígenes de todos ellos se sitúan en Oriente Próximo. De hecho, el considerado como cabecilla de la supuesta banda es hijo de padres palestinos refugiados y no fue hasta su adolescencia cuando se marchó a Malmö (Suecia), donde vivió su adolescencia “en la marginalidad”. Así lo explicaba este lunes su abogado. Y en esta línea se han manifestado el resto de letrados durante esta jornada.

"Mi cliente también se ha criado en Malmö. Yo creía que Suecia era el paraíso del bienestar, pero he aprendido que esa ciudad es más peligrosa que muchos más barrios de Caracas", ha manifestado Francisco Andújar, abogado del acusado como autor material de los dos asesinatos, que ha asegurado que el motivo por el que vino a España era "huyendo de esa situación horrible".

También ha reconocido que su cliente "no es un santo", "se ha dedicado a traficar con hachís" y "tiene alguna condena por delitos contra el código de circulación". Si bien, ha insistido en que se le está juzgando por un doble asesinato, a pesar de ser "inocente" -ha enfatizado- argumentando dos extremos.

En referencia al primer asesinato, explica que hay un supuesto vídeo en la red social Snapchat "que le sitúa en otro sitio a la hora del crimen"; mientras que, en el segundo asegura que el asesino de Zocato le dispara con la izquierda, lo que demostraría -a su juicio- que se trata de una persona zurda y su defendido "es diestro". Para demostrar esta última afirmación, ha anunciado que solicitará una prueba pericial psicológica.

El hermano del supuesto responsable -según el escrito de acusación de la Fiscalía- de apretar el gatillo de una pistola automática de 9 milímetros "parabellum" también es uno de los cuatro acusados para los que el Ministerio Público pide la pena de prisión permanente revisaba por dos delitos de asesinato. Si bien, Isabel Elbal, la abogada de este ha manifestado que ni él "se puede defender" ni ella misma puede hacerlo, ya que todavía no sabe "qué rol se le asigna en los crímenes" bajo "ese paraguas de planificación" de los mismos.

En la actualidad, este investigado se encuentra en prisión -del mismo modo que otro de ellos- cumpliendo condenado por hasta cuatro intentos de asesinato tras hacer estallar una bomba en el domicilio de uno de sus objetivos, situada en el municipio de Benahavís. Por el contrario, los otros dos acusados principales aguardan la sentencia en libertad después de que se cumplieran los cuatro años que podían permanecer como máximo en prisión provisional.

"Si tienen una mínima duda de la culpabilidad o inocencia, tendrán que absolver a esa persona. No se puede condenar a una persona con dudas", ha manifestado el letrado Óscar Alario al jurado popular, cuyos miembros fueron elegidos este lunes y serán los encargados de enjuiciar a los acusados. 

Alario, que ha defendido que su cliente no se dedicaba a ninguna actividad ilícita sino que poseía un restaurante en Estepona, ha asegurado que "no se le ha observado en el lugar de los hechos ni se ha probado que participase en ninguna labor de seguimiento a las víctimas". Además, ha justificado que cuando un asesino toma la decisión de matar a una persona suele ocultarse o borrar su rostro, medidas que -destaca- no ha adoptado su cliente. "¿Desde cuándo un profesional se queda en un hotel lleno de cámaras de seguridad? No solo es que no huya, sino que tiene un establecimiento de cara al público. No tiene ningún sentido y atenta contra toda lógica", ha considerado. 

“Esto es matar moscas a cañón”

Los abogados de otros dos acusados de cómplices –para los que se pide una pena de doce años de prisión para cada uno de ellos– también han expuesto su tesis este miércoles. Según el fiscal, ambos compraron en Alemania la motoclicleta que después emplearía supuestamente para desplazarse el autor material del crimen contra el apodado como Maradona el día del suceso. Siempre según el escrito del Ministerio Público, ambos habrían alquilado una furgoneta para traerla hasta España. Una vez entregada, habrían regresado en un vuelo a Suecia.

Eduardo García, la defensa de uno de ellos, ha negado, en parte, estas afirmaciones. Aunque reconoce que ambos compraron la moto y viajaron a Málaga en un vehículo alquilado para traerla, ha asegurado que lo hicieron tras ser contratados para llevar a cabo una mudanza, ya que –siempre según su declaración– se dedicaban a ello. “El fiscal admitió que a lo mejor mi cliente no sabía para qué traía la motocicleta, pero seguro que sabía que no era para algo bueno”, ha criticado García al tiempo que ha lamentado que el acusado “tiene familia e hijos en Suecia, y le están arruinando la vida”. Asegura que “no pinta nada en esta historia” y que el lunes fue la primera vez que vio al resto de investigados. “Esto es matar moscas a cañón”, ha denunciado el letrado. 

Primer crimen en Marbella

Cabe recordar que el primer crimen fue cometido sobre las 14:00 horas del 12 de mayo de 2018 cuando los acusados, presuntamente de forma conjunta, decidieron acabar con la vida del narco que minutos antes había salido de la iglesia en la que había celebrado la comunión de su hijo menor, siempre según el escrito escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso este periódico. 

La víctima, que era propietario de un gimnasio y un club de playa, fue tiroteada tras salir del templo con su familia y un amigo, “en el preciso instante que subió al coche por la puerta del conductor”, al tiempo que su mujer y sus dos hijos menores subían a la puerta trasera del mismo y un amigo se colocaba en el asiento del copiloto.

Tal y como describe el fiscal, salió por la parte delantera del coche uno de los acusados vestido de negro y con un casco integral oscuro. En ese momento, empezó a disparar con una pistola automática de frente y por la puerta del conductor, y realizó al menos cinco disparos que impactaron en su cuerpo y en centros vitales.

El padre del menor que acababa de recibir la comunión murió casi instantáneamente y, acto seguido, el hombre que lo había asesinato se fugó en la motocicleta con la que había llegado y estacionado unos metros más adelante.

Segundo asesinato en Estepona

El segundo crimen fue cometido meses más tarde, concretamente el 20 de agosto, cuando uno de los acusados principales, encapuchado, supuestamente mató a un hombre que se disponía a salir de su vivienda, ubicada en una urbanización de Estepona.

El asesinato sucedió en torno a las 3:32 horas cuando la víctima salió de su domicilio para accionar la apertura de su vehículo y, en esos momentos, uno de los acusados, que había llegado con anterioridad a bordo de una bicicleta que había escondido tras unos contenedores de basura, salió a su encuentro.

Con una pistola automática de nueve milímetros comenzó a dispararle hasta nueve veces sobre el cuerpo y a corta distancia lo que le causó la muerte de forma instantánea. 

El resto de acusados se encontraban a escasos metros y al llegar a ellos dejaron abandonada la bicicleta que posteriormente fue recuperada por la Policía en unos matorrales. 

Otro de los acusados que se sentó ayer en el banquillo presuntamente les proporcionó la identidad y datos para el alquiler de un vehículo que solo fue utilizado para las labores del crimen y les ayudó para ocultar y arrojar a la basura una bolsa con diversos dispositivos electrónicos y geolocalizadores que habrían utilizado en la vigilancia del asesinato.

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