Cine y pensamiento | 'Blade Runner'

La esperanza o sus réplicas

  • El filósofo José Carlos Ruiz pronuncia la conferencia ‘Antropología del miedo en Blade Runner’ este sábado en el Museo Carmen Thyssen

El filósofo, profesor y escritor José Carlos Ruiz (Córdoba, 1975).

El filósofo, profesor y escritor José Carlos Ruiz (Córdoba, 1975). / Barrionuevo

Casi al final de Blade Runner, cuando el replicante Roy Batty tiene ya a su merced a un Rick Deckard convertido en cazador cazado, el personaje al que interpreta Rutger Hauer sentencia a su oponente: “Ahora sabrás lo que es miedo”. Y añade: “Eso es lo que significa ser esclavo”. La película dirigida por Ridley Scott en 1982 continúa suscitando, a estas alturas, todo tipo de lecturas que transcienden lo cinematográfico para abarcar directamente lo filosófico, a merced de las consideraciones sobre los límites de lo humano heredadas de la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), en la que se inspira el filme. Y el miedo es uno de los argumentos que más materia ofrece al debate, aunque, curiosamente, ha sido al mismo tiempo uno de los más soslayados entre los exégetas de la película. Ahora, el filósofo y profesor cordobés José Carlos Ruiz, autor de ensayos harto recomendables como El arte de pensar y De Platón a Batman (en los que da cuenta de una noción lúdica, fértil y divulgativa de la filosofía, aunque no por ello menos exigente), ha decidido actuar en correspondencia: lo hará con la conferencia Antropología del miedo en Blade Runner, que pronunciará este sábado a las 19:00 en el Museo Carmen Thyssen, dentro de la programación del ciclo Málaga de Festival dedicada al largometraje. Antes, el pensador compartió con Málaga Hoy algunas claves tanto de su ponencia como de la esencia filosófica de Blade Runner.

“Es cierto que no se ha escrito mucho sobre la cuestión del miedo en la película. Y es curioso, porque analizando la misma con detenimiento he podido llevar a cabo una taxonomía de los tipos de miedo que reúne y aparecen prácticamente todos, ya sean psicológicos, metafísicos, éticos o relativos a la identidad. Más aún, la perspectiva que ofrece Blade Runner respecto a los miedos es totalmente válida para el siglo XXI”, explica Ruiz, quien apunta la convergencia de estos miedos con otras manifestaciones sobre el particular en la mitología clásica: “Hay una constante clara en el filme que es el miedo a la identidad. Tanto en la novela de Philip K. Dick como en el primer montaje del filme, el de la voz en off, que es el más acertado, queda claro que Rick Deckard es un ser humano, pero no puede evitar la sospecha de que en realidad es un replicante. Y esto conecta de manera directa con el mito de Narciso, en quien, ante su reflejo en el agua, surge la pregunta acerca de su identidad: quién es y quién no es”. El miedo a la tecnología, suscitado por androides capaces de adquirir conciencia de sí mismos, encuentra su correlato próximo en el mito de Prometeo, “y cabe recordar que, antes de castigar a quien había traído el fuego a los hombres, los dioses decidieron enviar a éstos la caja de Pandora; podemos concluir que la misma tecnología trae ya incorporados todos los males”. José Carlos Ruiz llama también la atención sobre el miedo a la jerarquía (“Maquiavelo advertía que peor que temer al príncipe es no tenerlo; y en Blade Runner, quienes pierden o matan a sus señores se quedan sin razón de ser”) y el miedo a la deshumanización (“¿Hasta qué punto es Deckard un ser humano y hasta qué punto Roy Batty, el replicante, no lo es”?), entre muchos otros, como categorías también presentes en Blade Runner.

"En la sociedad contemporánea ha prendido el miedo a un mundo sin futuro"

El replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, en ‘Blade Runner’ (Ridley Scott, 1982). El replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, en ‘Blade Runner’ (Ridley Scott, 1982).

El replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, en ‘Blade Runner’ (Ridley Scott, 1982). / M. H.

Preguntado por la posibilidad de que los miedos propios de la civilización Occidental hayan cambiado desde el estreno del filme, a tenor de acontecimientos como el 11-S y la globalización del terror, Ruiz matiza que en realidad “lo que escribieron sobre el miedo filósofos como Hobbes, Maquiavelo y Spinoza mantiene hoy toda su vigencia. Es decir, los miedos no han cambiado tanto. Pero sí es cierto que en la sociedad contemporánea ha prendido especialmente un miedo muy importante en Blade Runner: el miedo a que no haya un futuro, a que no podamos tener una perspectiva a largo plazo. En la película, sólo quienes se marchan a las colonias de Marte pueden aspirar a un horizonte más lejano. Y hoy día hay una resistencia común a hacer planes más allá del corto plazo porque existe una inseguridad enorme respecto a lo que va a pasar en una década. Esto, hace ochenta años, no era así. Decía Kierkegaard que la vida sólo cobra sentido mirando hacia atrás, pero no hay más remedio que vivir hacia adelante. Y cuando no podemos saber lo que hay delante, el miedo es inevitable”. Respecto al grito más terrorífico de la historia de la Filosofía, el que expresa Nietzsche cuando afirma que Dios ha muerto y que ya nada puede sustituirle, Ruiz también encuentra una traducción en Blade Runner: “De forma concreta, cuando el replicante Roy Batty mata a Tyrell, su creador, lo hace con la esperanza de que aparezca un sustituto, tal vez él mismo. Pero el sustituto no aparece, y esto elimina cualquier razón para seguir viviendo, como pretendía. De manera general, el final de la película presenta un mundo en el que no hay nada por lo que merezca la pena vivir o no hacerlo, y esto es pavoroso. A menudo, cuando se piensa en un antagonista del miedo, se señala el valor. Pero Blade Runner nos enseña que otro contrario del miedo es la esperanza”. No hay, al cabo, mejor diagnóstico para el presente.

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