Hace ahora un año el aliento vital de Pablo García Baena se apagaba con la misma discreción sostenida desde que el poeta llegara el mundo, un caluroso día de junio de 1923 en Córdoba. Su aliento poético, sin embargo, pervive a base de antologías, exposiciones, revisiones y ocasiones para la lectura y relectura de su obra, una de las singladuras poéticas más hermosas, exigentes, reveladoras e influyentes de cuantas fue capaz de alumbrar la literatura española el siglo pasado. Ahora, sin embargo, la ocasión para volver a la obra de Pablo García Baena reviste nueva indumentaria: no son poemas ya visitados, sino los últimos, los que el autor escribió en sus últimos años y guardó en el cajón hasta su muerte, los que nutren el volumen titulado Claroscuro, entrega póstuma por derecho que sus editores, los poetas malagueños Rafael Inglada y José Infante, presentan este miércoles a las 19:30 en el Centro Andaluz de las Letras (C/ Álamos, 24), la institución de la que García Baena fue presidente honorífico hasta su fallecimiento. El sello Pre-Textos se hace cargo de la publicación del libro, que duelve al lector un Pablo García Baena tan crepuscular como preciso, depurado y directo en su quehacer poético.
José Infante y Rafael Inglada son en gran medida los responsables del mantenimiento de la luz paulina un año después de que el fundador de Cántico emprendiera su particular deshabitación: el mes pasado, sin ir más lejos, la editorial Renacimiento publicó, bajo el título Al vuelo de una garza breve, una selección de sonetos de García Baena bajo la edición de Inglada y con prólogo de Infante. Claroscuro, por su parte, sirve en riguroso estreno los poemas en los que el cordobés trabajó desde la aparición de su anterior libro, Los Campos Elíseos (2006, también en Pre-Textos), hasta poco antes de su muerte. Advierte Infante de que se trata de una obra inacabada, con lo que su publicación “parece una decisión arriesgada, ya que desconocemos si él lo hubiera hecho. Pero es cierto que tampoco dejó el poeta escrito, ni expresó oralmente, nada que no fuera la voluntad de publicarlos en el momento que él lo creyera oportuno y lo diera por concluido”. En todo caso, aunque la muerte le impidiera manifestar su decisión, señala Infante una razón poderosa para dar a conocer estos poemas de García Baena: el magisterio insobornable de su creador. Nada está dicho del todo, al cabo, todavía.
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