Cultura

Cosas que dan miedo

XXX Festival de Teatro. Ciclo 'A Telón Cerrado'. Teatro Echegaray. Fecha: 6 de febrero. Dirección: Maite Serrano. Texto: Ery Nízar. Reparto: Miguel Zurita, Salva Reina, Fernando Jiménez Salmerón, Mara Guil y Laura Vil . Aforo: Unas 300 personas (lleno).

Al teatro le pido verdad. Y la verdad es más fácil de creer cuando no se confunde, cuando se da entera. El placer me asalta en la butaca cuando comprendo que estoy viendo algo que no se parece a nada, que estoy participando de una manera única de entender el mundo. El hallazgo de un teatro verdaderamente original, que vuelve al origen y es origen en sí mismo, es una rareza difícil de encontrar. Ocurre que a veces la rareza es una mariposa que se detiene un instante y se deja ver. Y por eso es una suerte para el teatro que exista alguien como Ery Nízar; alguien cuya mirada es única. Uno va a ver La nota de Blake y a los pocos minutos admite que aquello no se parece a nada que haya visto antes. Nízar no es Arrabal, ni Zorrilla, ni el Lope que tanto le gusta; ni falta que le hace. Aquí ha reunido todas las cosas que le dan miedo, los payasos, la Guerra Civil, el fanatismo, los sabuesos que prefieren arrojar los libros a la hoguera. Y lo hace con una honestidad precisa y a la vez barroca. Montar La nota de Blake, que transcurre la noche del 17 de julio de 1936 en Málaga, es endiabladamente difícil. A cada uno de esos motivos del pánico Nízar confiere un registro dramático distinto, y así dialogan, de una réplica a otra, al instante, Calderón y Aristófanes, la pantomima y la tragedia, el bululú y el corifeo, y así uno ríe en una línea y se descompone en la otra, y así descubre que las emociones humanas no son, como pretendían algunos, propicias a la amalgama, sino que actúan como el agua y el aceite, y aquí el corazón tira de un lado para otro. He aquí un objeto escénico para todos los públicos y para unos pocos, a la manera grotesca de Rabelais. La dirección de Maite Serrano acierta al arrimarse a la ley del menos es más: todo está bien dicho. Y el reparto está magnífico, pero con permiso del resto me rindo ante el Don Matías de Miguel Zurita: me lo creo velando armas delante de una olla de papas con pintarroja. Quijotes a mí.

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