Cultura

Un Edén para el sonido

  • Con la presencia de Youssou N'Dour como ministro de Cultura y Turismo, el Terral dedica a partir de hoy un ciclo a Senegal, territorio que atesora una proverbial riqueza musical y artística

El Terral, en correspondencia a cierta vieja reclamación, sale a partir de hoy a la calle. Y lo hace bajo la bandera de Senegal, con una serie de encuentros culturales, musicales y artísticos que se celebrarán hasta el próximo domingo en el recinto Eduardo Ocón del Parque como epicentro (el Cine Albéniz también acogerá en el mismo plazo un ciclo de cine senegalés). Aquí se llevarán a cabo mercadillos, talleres y actuaciones a cargo de músicos y bailarines como Babacar & Diengoz, Aduna y Mariama Ba Diobass, si bien los verdaderos protagonistas serán el ministro senegalés de Cultura y Turismo, Youssou N'Dour, y su colega de Agricultura, Aminata M'Bengue N'Diaye, que tras la recepción municipal de hoy pronunciarán mañana a las 12:00 una conferencia sobre el país que representan, sus retos y sus posibilidades respecto al futuro. Hablar de Senegal implica hablar de una gran cantidad de tradiciones musicales y artísticas en clave de mestizaje, con una riqueza desbordante en una extensión relativamente pequeña del África Occidental. Esta propuesta debe comprenderse, por tanto, como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje para los malagueños que se acerquen a sus actividades. Y, tal y como está el patio, conviene no perdérselo.

En lo musical, resulta obvio recordar que Youssou N'Dour (Dakar, 1959), en la cartera ministerial desde el año pasado, es el cantante y compositor más popular y reconocido no sólo de Senegal, sino de todo el continente africano. Sus colaboraciones con músicos como Peter Gabriel y Neneh Cherry le permitieron alcanzar el éxito en Europa y Estados Unidos, si bien es N'Dour es uno de los pocos grandes músicos africanos (por no decir el único) que ha rechazado la posibilidad de instalarse fuera de África para seguir trabajando desde su Dakar natal. Más allá de la admiración que le rinden otros artistas, N'Dour es dueño de una discografía portentosa, con luminarias como Immigrés (1988), The lion (1989), Joko (2000), Nothing's in vain (2002) y Egypt (2004). En Málaga ha actuado en varias ocasiones, en el extinto Etnimálaga y en el Teatro Cervantes; la última fue en 2004, en un histórico concierto en el Cervantes en el que presentó Egypt con la orquesta egipcia Fathy Salama. En este mismo 2013, la Real Academia Sueca de la Música le ha concedido el Polar Prize, el considerado Premio Nobel en su disciplina.

N'Dour es la cabeza (más) visible de un paisaje musical tremendamente fértil como el senegalés, el más rico y reclamado de África junto al de Mali, si bien más diverso. La herencia del mbalax, el género tradicional senegalés, se ha dispersado en multitud de registros merced a pioneros como la Orquesta Baobab, todavía en activo, que en un proverbial ejercicio de ida y vuelta articuló ya en los 60 una adopción de palos caribeños: Senegal fue a partir del siglo XVI la puerta de salida de la diáspora de la esclavitud africana, lo que, más allá de la tragedia, abrió la puerta a una contaminación musical que se ha reforzado felizmente en los dos últimos siglos. Grupos como Xalam y los Super Etoile de N'Dour, así como cantantes posteriores como Baaba Maal e Ismael Lô, han prolongado un caudal que tiene en el hip hop su último y más feroz eslabón. Ahora, el festín se sirve en Málaga. Y sabe bien rico.

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