Entrevista

Elvira Lindo: “Con el tiempo ves que la paternidad está llena de amor y de equivocaciones”

La escritora Elvira Lindo se encuentra con el público malagueño este viernes.

La escritora Elvira Lindo se encuentra con el público malagueño este viernes. / Ricardo Martín

Al mismo tiempo que la pandemia nos encerraba en casa, Elvira Lindo echaba a andar su última novela, A corazón abierto. Temió por sus primeros pasos, pero entró en el torrente virtual y llegó a cientos de hogares igualmente. Los encuentros fueron con una pantalla de por medio, pero con el calor de siempre. Ahora toca volver al cara a cara y Málaga espera a la escritora con los brazos abiertos. La Fundación Rafael Pérez Estrada la recibe este viernes en un encuentro en el CAC Málaga del que se agotaron las entradas en horas.

–Su último libro, A corazón abierto, transforma en personajes literarios a sus padres. Dice que lleva toda la vida preparándose para escribirlo...

–Lo que quiero decir es que ha sido necesario vivir toda la infancia, la adolescencia y la juventud, pasar por las distintas etapas, para tener una mirada más compasiva hacia tus propios padres y hacia ti misma. Hay que tener la madurez suficiente para comprender mejor ciertas decisiones y actitudes, y los errores, si es que se pueden llamar así. Con el tiempo te das cuenta de que la paternidad y la maternidad están llenos de amor y de equivocaciones.

–¿Cuándo decidió transformar su historia en una novela?

–Mi padre ya había salido en algunos artículos del periódico, era una persona extravagante proclive a convertirse en un personaje de comedia. Cuando murió y pasó el tiempo, vi que había una parte de él que era más interesante, más rica, con más aristas y empecé a bucear en el archivo familiar en una especie de camino de vuelta. Entonces surgieron ellos, los dos. Ya había escrito la historia con la que arranca el libro, mi padre en el Madrid del 39, y había pensado en historias sobre él. Pero a los cuatro años de su muerte cristalizó como una historia de arrebato y lo aproveché. Los libros, a veces, se piensan y se viven mucho tiempo y luego se escriben más deprisa.

–¿Le ha costado alejarse de su mirada de hija para verlos como iguales, como hombre y mujer?

–Sí me ha costado no pensar en ellos como mi padre y mi madre, pero la verdad es que ha sido mucho más interesante el proceso. He investigado sobre ellos con una actitud de biógrafa, como si lo hiciera sobre dos personajes históricos. Eso me dio muchísima más libertad. Los entendí más. Es como si volviera a conocer de nuevo a dos personas muy cercanas. Fue algo muy revelador para mí y me costó mucho dejar el libro. Me encontraba bien dentro de ese universo.

–¿Le costó poner el punto y final?

–Me costaba, podía haber seguido escribiendo y hacer algo más largo, aunque hubo un momento que me dije se acabó. Pero no creo haberlo escrito todo sobre ellos.

–¿Qué cree que le hubieran dicho de haberlo leído?

–A mi padre le hubiera alterado, le hubiera conmocionado, pero creo que sin tener que pensar en el qué dirán, sin tener en cuenta al prójimo, siendo realmente dos espíritus libres, nunca mejor dicho, creo que se sentirían orgullosos y felices de ser personajes de un libro. De mi padre, estoy segura de que le gustaría ser este protagonista. Creo que en el libro su personaje provoca algo que provocaba su persona en vida. Que a pesar de no portarse siempre adecuadamente, despertaba mucho cariño a su alrededor.

–¿Cuánto ha pesado el recuerdo y los hechos documentados y cuánto la imaginación?

–El libro es muy literario, en su propia construcción, no es una sucesión de recuerdos. Los hechos son verdad, unos porque los vi yo y otros porque me los contaron. Responden a una verdad. Pero eso es como el esqueleto. Luego tienes que generar un ambiente. Podía saber cuáles eran las circunstancias que llevaron a mi padre a Madrid con 9 años, pero cómo era la ciudad y cómo se movía él por ella son cosas que he tenido que construir, por tanto que inventar. El libro es una mezcla de las dos cosas. El compromiso que establecí con la verdad es ser fiel al carácter de cada uno de ellos. He evocado ambientes, situaciones, conversaciones, pero he sido fiel a cómo eran.

–¿Se puede ver reflejada toda una generación?

–No tuve ninguna pretensión sociológica de hacer un libro sobre una generación, pero, inevitablemente, atravesaron momentos históricos que marcaron la vida de España. Sus experiencias transcurren en un país determinado, con un régimen político, una cultura y una educación concretas. Eso hace que haya muchos elementos comunes a los que compartieron esos momentos. Es verdad que mucha gente de mi generación y de la de ellos se ha reconocido. Claro que hay algo más que trasciende y es que cuando la literatura narra una historia bien contada llega a todo el mundo.

–¿También une a esa generación su instinto de supervivencia?

–Sí y sus ansias de prosperar por encima de todo. Fueron niños que habían pasado los años del hambre y había una aspiración colectiva que era vivir mejor como fuese.

–El libro recorre buena parte de España porque lo hizo su padre.

–Mi padre tuvo una infancia nómada, muy ligada a Andalucía, mi abuelo era guardia civil. Luego él, como contable de Dragados, también. Se movió muchísimo y nos movió a todos. Él tenía una ansiedad que le incitaba al movimiento constantemente. Siempre estábamos viajando, viví una infancia sobre ruedas.

–¿Y eso le gustaba?

–Como niña era más conservadora, quería estar jugando en los columpios, quedarme a vivir en un pueblo, tener cosas permanentes. Fue demasiada actividad.

–¿Qué le ha aportado escribir este libro?

–Mucho. Para empezar el libro se publicó justo antes del confinamiento. Me dio miedo, pero enseguida comenzaron las redes de encuentros virtuales, el libro fluyó, se leyó mucho y los lectores establecieron unos lazos especiales. El libro está teniendo muy buena vida y considero que la gente lo ha leído con interés, con necesidad, ha sido algo peculiar. Por otro lado, me ha dado alegría pensar que mis padres están ahí para siempre y, pese a tratarse de un material sensible, tan personal e íntimo, han sido muy bien comprendidos.

–¿Qué habría sido de la gente en esta pandemia sin la cultura?

–Las lecturas, las películas, las creaciones que hemos podido ver han sido una gran compañía. No sé qué habría sido de nosotros sin la cultura, había necesidad de ella.

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