Cultura

Historia de la reconstrucción

  • El Pompidou acoge la exposición 'De la ciudad al museo. Arquitecturas parisinas 1945-2015', revisión a escala del dinamismo de la capital gala

Algunas de las maquetas reunidas en la nueva muestra del Centro Pompidou Málaga.

Algunas de las maquetas reunidas en la nueva muestra del Centro Pompidou Málaga. / málaga hoy

Quienes veían en el Centro Pompidou Málaga una puerta abierta al neocolonialismo con ínfulas museísticas posiblemente encuentren en la exposición inaugurada ayer más argumentos para sostener su tesis. Pero, en el fondo, aunque París sea la protagonista del asunto, el verdadero quid de la muestra es el genio transformador del ser humano, expresado con poderosa eficacia en la arquitectura. Por otra parte, cierto, la iniciativa presenta una carta de exploración por algunos de los highlights de la capital gala, pero acierta al evitar el tono postal y la mercancía turística. De la ciudad al museo. Arquitecturas parisinas 1945-2015, que podrá verse hasta el 5 de marzo, reúne a través de maquetas, dibujos, elementos arquitectónicos, fotografías, entrevistas filmadas y archivos una verdadera historia de la arquitectura moderna y contemporánea con el foco puesto en París y en cuarenta de sus edificios más emblemáticos de este periodo. El comienzo del recorrido propuesto es bien significativo: después de la Segunda Guerra Mundial, muy a pesar de la resistencia de algunas de sus perlas patrimoniales, París era una ciudad reducida a escombros para la que el empeño europeo de la reconstrucción sólo podía traducirse en un reto descomunal. Pero esta reconstrucción arquitectónica vino de la mano de todo un proceso de reindustrialización que fructificó y permitió un periodo posterior de expansión económica, un esplendor recuperado que, en lo arquitectónico, se vertió en lugares como la Torre Montparnasse, la Terminal 1 del Aeropuerto Charles de Gaulle, el Centro Pompidou (uno de los ejes preclaros de la exposición), el Instituto del Mundo Árabe y otros proyectos posteriores como la Philarmonie. Esta (re)invención de París forjada desde la arquitectura tuvo su correlato en la posición recobrada para la ciudad de faro cultural de Europa, una condición de estandarte para cuya consolidación resultó decisiva la proyección del Centro Pompidou, verdadera gestación de modernidad según advirtieron profetas como Umberto Eco.

La inauguración de la exposición contó ayer con la presencia, entre las autoridades habituales, del director general del Centre Pompidou de París, Denis Berthomier; el director del Museo Nacional de Arte Moderno de la capital francesa, Bernard Blisténe; y la comisaria de la muestra, Valentina Moimas, quien recordó que De la ciudad al museo nació en 2009 y que desde entonces la propia metamorfosis imparable de París ha obligado a modificar y repensar los contenidos y su presentación al público. En gran medida, el cambio de piel de la ciudad del Sena es una historia internacional por cuanto confluyen en él arquitectos de muy diversas procedencias, que encontraron en París la plataforma idónea para su resonancia mundial. El mismo Centro Pompidou, alzado en la explanada Beauburg, es un ejemplo proverbial en cuanto que fueron dos jóvenes arquitectos no franceses, Renzo Piano y Richard Rogers, los que ganaron el concurso ad hoc y regalaron a París una de sus señas de identidad más reconocibles. A partir de aquí, la exposición se distribuye en cinco secciones que siguen un orden cronológico pero, más aún, asentado en el propio discurso urbanístico que guió la reconstrucción de París y su salto a la constelación más deseada, con representaciones de edificios más allá de los referentes ya citados y dignos de descubrimiento por los visitantes locales como el Club del Centro Jean-Moulin de André Bruyère (1948), la Torre Herziana de Pol Abraham (1950-1951), la Casa tipo Cáscara de Jean Prouvé (1950-1951), el Memoria de los Mártires de la Deportación de Georges-Henri Pingusson (1953-1962), la Torre Croulebarbe de Édouard Albert (1957-1960), el Barrio Pablo Picasso de Émile Aillaud (1973-1981), el Parc de la Villete de Bernard Tschumi (1982-1988), el Gran Arco de La Défense de Von Spreckelsen, Andreu, Deslaugiers y Rice (1984 -1990), la Biblioteca Nacional de Dominique Perrault (1989 - 1995), el American Center de Frank Gehry (1988 - 1993) o el Parque André- Citroën de Patrick Berger (1985-1992).

El mismo Berger desveló ayer las claves de su obra en una conferencia en el Pompidou tras la inauguración. Y París fue otra fiesta.

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