Iciar Bollain | Directora y Guionista de 'La boda de Rosa'

“La película es una reivindicación de la persona, del uno mismo”

  • La cineasta inaugura el certamen con ‘La boda de Rosa’, una “cinta luminosa” sobre la autoestima

Iciar Bollain este viernes en el Festival de Málaga.

Iciar Bollain este viernes en el Festival de Málaga. / Álvaro Cabrera (Málaga)

–¿Considera que era necesario que el Festival de Málaga apostara por la presencialidad?

–Me parece que es de aplauso que hayan sacado adelante el festival. Supone valentía, pero también es que hay que mandar un mensaje de que hay que seguir con la vida. El cine sigue, hay compañeros que han rodado, series, publicidad y este es el primer festival que levanta la persiana y tiene mi admiración y mi aplauso. Aunque sea con todas las medidas de seguridad que hay que tenerlas, hay que continuar trabajando, enseñando nuestro cine, en contacto con el público y estrenando en las salas.

–Otros años había tenido la invitación de participar en la Sección Oficial pero hasta ahora no lo había hecho ¿Por qué este año sí?

–Las películas a veces salen en una época del año en la que no coincides con el festival y esta sí lo hacía. Acabamos la película en marzo, estaba lista para traerla a Málaga y por eso lo hicimos. Otras veces es otro el festival que toca más cerca de tu estreno. Pero Málaga es una cita con el cine español fundamental y si no vienes a una cosa, vienes a otra.

–¿Cómo ha sido volver a trabajar con Alicia Luna en el guión?

–Muy bien. Alicia y yo tenemos mucha complicidad, mucha amistad y no hemos dejado de colaborar en cosas más pequeñas desde Te doy mis ojos. Teníamos ganas de escribir algo juntas.

–¿Cómo surgió la idea?

–La idea de la boda con una misma la encontré en un periódico. Me pareció algo muy divertido y que pareciendo estrafalaria, debajo escondía un tema muy importante que es el de la autoestima, el cuidarse uno mismo, respetarse y escucharse, y podíamos hablar de todos esos temas desde el humor, la alegría y con una película luminosa, que es lo que hemos intentando hacer.

–¿En Rosa se pueden ver reflejadas millones de mujeres?

–Sí, y algunos hombres también. Hay muchas Rosas en el mundo, y de alguna manera o de otra todos tenemos en cierta manera algo de ella. Hay muchas mujeres cuidadoras, que se echan encima lo de todo el mundo y que les cuesta poner límites a los demás, esto es algo muy universal.

–¿Cuándo alguien se da tanto a los demás, siempre hay quien abusa de ello y las relaciones son desiguales?

–Sí. En este caso la familia no tiene mala intención, se quieren pero tienen una cara que se la pisan. En las familias se detecta quien tiene esa disposición de estar para los demás y las cosas le van cayendo. Suele ser siempre una mujer.

–Y muy invisible…

–Es un trabajo muy invisible, se da por sentado de alguna manera. Además, a Rosa le cuesta mucho poner límites. Para que le hagan caso tiene que poner tierra de por medio y hacer un esfuerzo muy grande para poder coger las riendas de su vida.

–¿Se siguen queriendo poco las mujeres?

–Creo que es una asignatura pendiente. Nos escuchamos poco, tenemos más tendencia de escuchar a los demás. Hay una frase muy femenina que es “cosas mías, tonterías mías”, tenemos déficit de atención propia.

–¿Hay más límites autoimpuestos o de fuera?

–Hay muchos límites impuestos desde fuera. Es verdad que hay que creer en nosotras mismas y, a veces, nos cuesta, pero no hace falta ponerse límites porque están todos dispuestos a ponértelos. Hay creencias muy arraigadas que conforman ese invisible techo de cristal. Algo tan simple como que un hombre está más dotado para el mando o tiene más capacidad de decisión. La mayoría aún tiende a pensar esto y considera que un hombre en un puesto directivo lo va a hacer mejor porque tiene más capacidad. Hay creencias que todavía frenan el avance de la mujer.

–¿La boda de Rosa es una reivindicación feminista?

–Es una reivindicación de la persona, del uno mismo, del escucharse, de tomar las riendas de tu vida, eso vale para todos. Que las mujeres tenemos que hacerlo más, sí, pero vale para todos.

–¿Qué le aporta al papel la actriz Candela Peña?

–Candela tiene algo precioso y es que es capaz de darle candor a un personaje, de hacer natural una cosa tan absurda como puede ser casarse con una, y tiene como una inocencia proponiéndolo, pero luego tiene un tronío y una intensidad dramática fortísima. Hace las dos cosas, la comedia, el drama, oscila y nos puede hacer reír con su drama. Y, sobre todo, que es una grandísima actriz que llena de verdad todo lo que hace. Además, aparece en pantalla y la quieres, quieres que le vaya bien. Es una especie de mujer universal.

–Su éxito es cuestión de talento ¿y de qué más?

–De mucho trabajo, las películas son muy artesanales, dedico mucho tiempo a ello, como cualquiera que hace una película. La escritura del guión es muy minuciosa, parece muy sencillo pero está muy construido, luego hay un proceso de casting, hay mucho mimo en la preparación de la película, una dirección de arte muy cuidada, la iluminación, un proceso de montaje muy elaborado, en el que interviene la música que en esta ocasión es de otra mujer, Vanessa Garde, el posterior trabajo de prensa… Trabajo, mucho trabajo. No hay otra.

–¿Qué le pediría al ministro de Cultura?

–Que apoye la industria cultural, estamos en un momento difícil para todos, se está apoyando a la hostelería con todo motivo, a las industrias que aportan PIB, es una situación dificilísima y la entendemos, pero la industria cultural también aporta al producto interior bruto, es fundamental y la tiene que apoyar de manera decidida. Apoyar la apertura de salas y de teatros, porque es un sector que vive con mucha precariedad y la persiana cerrada tiene un límite. A lo mejor luego no se puede levantar.

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