Pocas películas han marcado a fuego la historia del cine español como Amanece que no es poco, la comedia que dirigió José Luis Cuerda en 1988, protagonizada por Antonio Resines, José Sazatornil y Manuel Alexandre, y que demostró, a base de absurdo y surrealismo, que otro cine español era posible. Cuerda ha dirigido otros títulos del calibre de El bosque animado (1987), La lengua de las mariposas (1999) y Los girasoles ciegos (2008), pero Amanece que no es poco es reivindicada por quienes siguen adjudicándole la etiqueta de culto y por los jovencitos incautos que la ven por primera vez. Ayer, Cuerda estuvo en La Térmica y protagonizó un encuentro con el público dentro del ciclo Palabras mayores. ¿Qué no está pasando? Y el encuentro en cuestión adquirió un formato especial, ya que el propio realizador presentó la proyección de Amanece que no es poco ante un abultado grupo de entusiastas. Antes del acto, Cuerda atendió a Málaga Hoy y, preguntado por los posibles motivos de la vigencia del filme, respondió así: "Eso es algo que desconozco, pero lo cierto es que la película ha dejado huella ya en tres generaciones. Creo que, en parte, mucha gente se sorprende al ver en la película que, por ejemplo, un cuartel de la Guardia Civil podía ser también una biblioteca pública. La película se hizo desde la más absoluta libertad, e imagino que eso atrae a muchos".

También es cierto que la puerta a la que llamó Amanece que no es poco nunca, o muy rara vez, se volvió a abrir. Nunca, al menos, de una manera tan explosiva. Cuerda admite que nunca pensó en volver a dirigir una película en esa línea "porque ya la hice una vez y sería absurdo volver a hacerla", pero también señala que posteriormente escribió un guión "muy en la misma línea que no interesó a nadie". De cualquier forma, el tiempo ha contribuido a hacer de Amanece que no es poco, más allá del culto, una experiencia verdaderamente única.

Cuerda recuerda que, además de con tanta libertad, Amanece que no es poco se rodó "con muy pocos medios, como por otra parte es habitual hoy día". Pero rechazó la idea (por otra parte demasiado extendida) de que los escasos medios contribuyan a hacer más visible el talento: "Cuando haces una película, lo ideal es que cuentes con los medios necesarios para hacerla. Así de simple. Hay verdaderas obras maestras que se han dirigido con pocos medios porque no fueron necesarios más. Pero lo malo es cuando no puedes disponer de todos los medios que exige la película que quieres hacer". Del mismo modo, el realizador lamenta que hoy por hoy "el cine español siga sin tener la publicidad gratuita que tiene el cine americano. Y me refiero a portadas de revistas y cosas así".

Por este motivo, Cuerda reivindica la calidad de los profesionales del cine español, en todos sus ámbitos: "Para mí, después de tanto tiempo, empezar cada nuevo rodaje es un motivo de una ilusión enorme. Cada día de trabajo me cercioro de que tomé la decisión correcta cuando quise dedicarme al cine. Y esto es así porque en cada rodaje trabajo con un equipo que se entrega al cien por cien. Un rodaje es un sueño que los demás ponen en marcha, y eso es un privilegio, porque los demás lo hacen invirtiendo todo su tiempo y su energía. En el cine español se trabaja siempre por encima del contrato, más horas de las previstas, y esto es algo que conviene recordar". Dicho y hecho.