Cultura

'Kilogramers', una "comedia con pellizco" para destripar los complejos

Jamp Palô, Sergio García y Alejandra Morón, elenco de la obra

Jamp Palô, Sergio García y Alejandra Morón, elenco de la obra / Javier Albiñana

Kilogramers, la nueva obra de Factoría Echegaray, llega a las tablas del Teatro Echegaray del 10 al 20 de abril para "destripar a través de la sátira", los convencionalismos y los cánones actuales autoimpuestos por la sociedad y promovidos por las redes sociales y la televisión. 

Alejandra Morón, Jamp Palô y Sergio García protagonizan este montaje, el último de la octava temporada de Factoría Echegaray, bajo la dirección de Nora S. Cantero y Pedro Hofhuis, quienes firman también el texto a cuatro manos.

Kilogramers se convierte en un desafío cara a cara, entre el espectador y las situaciones cotidianas que se generan a raíz de la problemática de la obesidad y la apariencia física en la sociedad contemporánea. "Si alguien se ofende con las escenas representadas, eso solo demuestra que tiene un problema a la hora de enfrentarse a estas cosas, ya sea porque lo perpetua o porque está en la rueda. Nosotros ofrecemos un primer acercamiento a la reflexión, luego ya el espectador decide si prefiere ahondar en esas emociones que han aflorado al ver la obra, o si prefiere ignorarlo", comenta Cantero .

La representación teatral nace de una reflexión personal de Hofhuis sobre su propio cuerpo, y la necesidad de visibilizar las pequeñas incomodidades que sufren las personas con sobrepeso en el día a día. A partir de esta idea, Hofhuis y Cantero han construido un texto que descifra el impacto de los estándares de belleza y la presión que ejerce el culto a la imagen, y cómo esta obsesión puede afectar a la autoestima y las relaciones interpersonales. Con el objetivo final de hacer que los espectadores se cuestionen sus propios prejuicios y vean el mundo desde una perspectiva diferente.

La comedia es "clave"

Al abordar cuestiones tan delicadas como la obesidad y el aspecto físico con un tono satírico, surgen preguntas inevitables sobre el equilibrio entre el humor y el respeto ante estas situaciones. Cantero ha opinado al respecto que la comedia es "clave" para tratar temas que pueden herir la sensibilidad del espectador: "Es como un juego de ritmo, de apretar, de aligerar; intercalando humor con situaciones difíciles de afrontar. Es un tema muy jodido y complicado pero hay que saber introducirlo y como provocar la reflexión del espectador".

Hofhuis, que ha trabajado anteriormente en otros proyectos para la compañía Jóvenes clásicos como Inés de Ulloaa o A secreto agravio, secreta venganza, ha añadido una capa adicional al destacar la importancia de desafiar los tabúes y prejuicios a través del arte. "El bullying, el rechazo, el desprecio; ocurren en el día a día, y eso se ve en la obra. Se interpretan momentos delicados, pero la clave está en la forma y el tono en el que se construye cada escena", afirma.

Según explica el director, han utilizado el humor negro de base para conseguir provocar como reacción la risa y la reflexión a la vez: "Nosotros lo llamamos una comedia con pellizco. Queremos contar la realidad tal y como es, por eso no nos ha dado miedo ridiculizar".

Sin embargo, la obra va más allá de lo físico, explorando la complejidad psicológica y social que subyace en la relación de las personas con su propio cuerpo y el de los demás. "Esto no se limita al físico", señala Cantero, "es también la mentalidad de cada uno, la posición social; es un conglomerado de cosas. Es un tema muy amplio, con un conflicto en común; no sentirte a gusto contigo mismo, ni con tu vida, ni con la realidad que te envuelve, sea por lo que sea".

Hofhuis ha puntualizado que cualquiera puede sentirse identificado con las situaciones que plantea la comedia: "Aunque no tengas sobrepeso, todo el mundo tiene inseguridades de algún tipo". Hofhuis además ha añadido que para despertar esa empatía en el espectador es importante el trabajo de los actores, su forma de contar la historia y transmitir emociones: "Las emociones no entienden de peso ni de físico".

Una de las críticas más profundas de la pieza teatral está dirigida hacia las redes sociales, espejos distorsionados de la sociedad actual. Hofhuis enfatiza en cómo estas plataformas pueden ser herramientas poderosas o destructivas, dependiendo de cómo se utilicen: "Son como un arma. Una pistola no mata, es una herramienta. Tú decides cómo utilizarla. Las RRSS no son malas pero el uso que le da la sociedad actual es inadecuado, y es algo que se podría mejorar. Al final son un factor que influye negativamente en la percepción del cuerpo de las personas".

Por su parte, Cantero recuerda la importancia de la responsabilidad individual en el uso de las redes sociales. "Detrás de cada usuario hay una persona", insiste, "y nuestras palabras y acciones tienen consecuencias reales". Como medida para un uso saludable de estas plataformas, propone un enfoque basado en el respeto y la humanidad. "También es importante saber discernir. Hay que ser conscientes de que lo que vemos no es la realidad, vemos lo que cada uno quiere enseñar. A través de una cámara es imposible comunicar toda tu realidad", concluye.

Kilogramers, que será la pieza número 52 de la Factoría Echegaray, cuenta además con un vestuario diseñado por Carlos Cervantes; con Jorge Sarrión encargado del trabajo audiovisual, y la iluminación a manos de Jorge Colomer.

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