Con un festín para todos los sentidos, con risas y emociones a flor de piel, con olores y sabores cervantinos, con un espectáculo que rompe la cuarta pared para ofrecer una comunión directa con el público comenzó el pasado viernes el Festival de Teatro de Málaga. Hambre, de la compañía La Líquida, abrió la 39 edición del certamen con lleno absoluto y estará en cartel cinco semanas, de viernes a domingo, en el hotel AC Málaga Palacio. Hasta el 6 de febrero se podrá conocer o revisitar esta propuesta inspirada en El Quijote. Se estrenó en 2017 y ha regresado a propuesta del público.
“Somos la compañía que más presencia ha tenido en la historia del Festival de Málaga, llevamos de forma continuada desde 2014”, explica el actor, director y dramaturgo David García-Intriago. El asturiano, residente en Málaga desde hace años, cuenta ya con unas 120 funciones en el certamen malagueño, lo que implica unos 6.000 espectadores.
“Empezamos con Oh Vino y estuvimos durante tres ediciones en el Museo del Vino de Málaga, luego llegó Hambre en el Hotel Vincci Posada del Patio, y el año pasado Bacanal. Este año estamos repetimos porque muchísima gente nos decía que querían volver a ver Hambre”, comenta García-Intriago y asegura que hay quienes han repetido hasta cinco o seis veces.
“Es un espectáculo muy potente, muy comprometido, muy divertido, con música en directo, con gastronomía cervantina, el público utiliza sentidos que a priori no son teatrales”, agrega el creador del texto. “Partimos del humor y la risa para contar cosas muy serias”, dice y apunta a la necesidad de comer como metáfora del “hambre humanista que nos ofrece Cervantes”. No para llenar estómagos, sino para alimentar el espíritu, para elevar al hombre y encontrar en la cultura la única forma de salvación.

'Hambre' se podrá ver hasta el 6 de febrero.
García-Intriago destaca una de las frases de Cervantes: “Lee mucho y anda mucho que quien lo hace ve mucho y sabe más, es una cita muy conocida que resume muy bien El Quijote, que es la Biblia de lo nuestro, para lo bueno y lo malo, nos retrata de una forma maravillosa y limpia”, considera el dramaturgo. En don Quijote y Sancho Panza puede ver la sociedad actual su reflejo y “puede ayudarnos a elevarnos para ser mejores, a alimentar el espíritu a través de la cultura, de las artes y el teatro, la cultura nos enriquece”, reitera García-Intriago.
La Líquida, como su propio nombre indica, se transforma y se amolda al recipiente, muta para sacar provecho, para hacer del mal una virtud. Por ello, el espectáculo se ha tenido que adaptar a la pandemia y cumple con las medidas sanitarias para ofrecer un teatro seguro. Aún así, la distancia física impuesta no merma la esencia de la obra y, según explica el dramaturgo, el público sigue siendo tan partícipe como antes.
“Los espectadores están separados, se hacen grupos, cumplimos con el protocolo exigido, pero el público participa, habla, opina, pregunta, responde, no es un monólogo, se convierte en un diálogo de emoción, de risas, de silencios, en el que el público está muy presente y se convierta en un personaje más de la obra”, dice García-Intriago. Por eso, apunta, se genera “una verdad tan pura y tan generosa” que engancha.
Santiago Vockam pone la música barroca en directo para acompañar una dramaturgia “permeable” que permite entrar y salir de ella para hacerla única en cada función con la respuesta de los espectadores, 50 personas en cada sesión. Para este viernes ya están agotadas las entradas, así que no lo dejen para el último momento. A ver si les entra el Hambre y se quedan sin este suculento bocado.
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